Gobernador de Puerto Rico promociona la isla como destino para negocios
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, aseguró hoy en Nueva York que la isla está “abierta para negocios” y presentó una serie de beneficios para atraer inversiones que apoyen los trabajos de reconstrucción tras el paso del huracán María.
“Puerto Rico tiene la oportunidad de utilizar éxitos recientes de alianzas público-privadas, como nuestro Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín (...), como un modelo para emprender una transformación económica en tecnología, infraestructura y salud”, afirmó Roselló, citado en un comunicado de su despacho.
El gobernador asistió en Nueva York al foro “Camino al futuro: oportunidades de una transformación económica”, en el que presentó a la isla como un destino de negocios y reubicación para inversores, emprendedores y grandes empresas.
“Mientras buscamos reconstruir, será fundamental una colaboración sólida con el Gobierno federal y el sector privado para crear un Puerto Rico más fuerte y mejor, a medida que buscamos modernizar los sistemas de energía, de agua, las carreteras y los puertos”, añadió el funcionario.
El secretario del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de la isla, Manuel Laboy, destacó que “el momento de invertir en Puerto Rico es ahora”.
“Nuestros incentivos para los inversionistas no tienen comparación y nuestra fuerza de trabajo está altamente educada. En combinación con la protección como jurisdicción de los Estados Unidos, recientemente actualizamos nuestras leyes de incentivos para que sea aún más fácil para potenciales inversionistas aprovechar nuestros agresivos beneficios contributivos a nivel local”, añadió.
Durante el encuentro, organizado por el Financial Times y el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC) de la isla, se presentó además la corporación sin ánimo de lucro Invest Puerto Rico, que buscará fomentar la inversión empresarial, mejorar las relaciones comerciales y fomentar la creación de empleos.
En septiembre pasado, el huracán María destrozó las infraestructuras de la isla, principalmente el sistema eléctrico, y causó daños estimados en unos 94.000 millones de dólares, según cifras oficiales.
