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Jóvenes latinos dan vida a barrios de los que fueron desplazados sus padres

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EFE

El desplazamiento de habitantes tradicionales que provocan las nuevas construcciones y negocios tiene una nueva cara en los barrios latinos, la “gentificación”, en la que jóvenes hispanos de segunda generación buscan mantener la cultura local y a la vez no desperdiciar la idiosincrasia heredada de sus padres.

El concepto es una adaptación de la palabra “gentrificación”, en inglés, que generalmente provoca cambios en una zona urbana donde la población más pobre termina siendo desplazada y luego los blancos no latinos se convierten en la mayoría de los residentes.

El “gentrificador” tradicional ha sido el constructor, el comerciante o el artista blanco, pero ahora hay una nueva generación que busca reflejar en sus emprendimientos gustos más estadounidenses, para atraer a un público más diverso, según señalaron expertos.

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“La esperanza de que haya latinos ‘gentificadores’ es que entre ellos exista una mayor sensibilidad para preservar la integridad cultural”, declaró a Efe el sociólogo Alfredo Huante, estudiante de doctorado de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles.

Sin embargo, la gente desconfía de esta nueva “invasión” de inversionistas latinos jóvenes que vuelven a sus barrios con un nuevo estatus económico, agregó Huante, que ha estudiado el desplazamiento sufrido por los habitantes de Boyle Heights, en el área de Los Ángeles.

La “gentificación” puede ser percibida como una doble traición, de clase y cultural, porque algunos latinos se sienten igualmente desplazados, aunque esta vez por los nuevos “chipsters” o Chicanos hipster, según manifestó.

El sociólogo considera que los vecinos inmigrantes, aunque desconfiados, tienen que considerar que muchos de sus barrios no tienen la capacidad económica necesaria para sostenerse y evitar el avance de la gente con más recursos económicos.

“Al final del día, siempre les queda la esperanza de que la ‘gentificación’ sea un proceso más lento y agradable, que les permita adaptarse y pelear por su permanencia”, agregó.

Byron Sigcho, director ejecutivo de Pilsen Alliance, organización que lucha contra los desplazamientos que han obligado a mudarse a 20.000 latinos de ese barrio de Chicago en los últimos 20 años, también admitió que el cambio es imparable, aunque reclamó que la transformación sea “más inclusiva y justa”.

“La tendencia es clara, vienen más condominios de lujo y restaurantes con una tendencia de ofrecer servicios y productos a una clase más alta y pudiente, no a los habitantes tradicionales del barrio”, declaró a Efe.

Es por eso que los “gentificadores”, en lugar de contribuir a “abrir más y más la brecha de la desigualdad”, deberían invertir además en viviendas asequibles, mejorar las escuelas e invertir en capital humano, sostuvo Sigcho.

El activista también reclamó el cambio de leyes que rigen el mercado inmobiliario, porque en Illinois no está permitido el control del precio de las rentas y se aplican “leyes draconianas” que autorizan al propietario a duplicar o triplicar lo que cobra.

“Si no aceptas el nuevo precio tienes que irte en 30 días, sin importar que tengas tu trabajo cerca o niños en la escuela del barrio”, agregó.

En un foro que recientemente debatió el tema en Dallas, Texas, y que reunió a unas 300 personas, Henry Cisneros, exsecretario de Vivienda y Desarrollo Urbano del gobierno de Bill Clinton, opinó que “el crecimiento de la comunidad latina a una clase media ha creado una nueva dinámica”.

“Los viejos habitantes pueden ver como algo positivo la llegada de estos nuevos inversionistas, siempre y cuando haya un balance entre el desarrollo económico y la preservación cultural”, agregó el experto.

Cisneros dijo que los latinos se encuentran en ambos lados de la ecuación: “hay quienes se quedan atrás, marginados e impactados por el avance de la prosperidad, y quienes alcanzan esa prosperidad y se convierten en inversores y empresarios”.

“Pero el avance de los ‘gentificadores’ no puede ser a costa de la gente pobre, ese es un desafío que podemos abordar si escuchamos atentamente a las personas que viven su tradición y cultura”, expresó el también exalcalde de la ciudad de San Antonio, Texas.

En ese sentido, el progreso no siempre debería ser malo para los latinos, o los pobres, sino que podría venir de la mano de gente que decida invertir en la integridad de los barrios y protagonizar un renacimiento urbano en las grandes ciudades del país.

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