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Un grupo impulsor de la paz en América Central reivindica la importancia de la integración

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EFE

El Grupo Contadora, creado en los años 80 para promover la paz en Centroamérica, conmemoró hoy su 35 aniversario reivindicando que la integración regional es la única solución para enfrentar los problemas de seguridad y desigualdad que afectan a todos los países de Latinoamérica.

El excanciller mexicano Bernardo Sepúlveda, uno de lo impulsores del grupo -integrado por México, Colombia, Venezuela y Panamá-, dijo hoy que la región ya no sufre conflictos armados, sino que ahora su mayor amenaza es el narcotráfico, la violación de los derechos humanos de los migrantes y las “profundas” desigualdades económicas.

“Ningún país latinoamericano escapa a esa amenaza. Es la hora de impulsar la concertación latinoamericana, recuperando así una tradición política de poner en práctica estrategias conjuntas para enfrentar temas comunes”, aseguró Sepúlveda durante un acto conmemorativo organizado por la embajada de México en Panamá.

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“La experiencia de Contadora puede servir de ejemplo para hacer realidad este proyecto”, añadió el jurista mexicano.

El Grupo Contadora, llamado así por la isla del Pacífico panameño donde fue constituido, fue creado en 1983 por México, Colombia, Panamá y Venezuela para interceder entre las guerrillas de izquierda y los gobiernos centroamericanos y promover la paz en la región, especialmente en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.

“Rememorar el proceso de negociación del Grupo Contadora constituye una suerte de imperativo y una gran lección para las generaciones venideras”, indicó por su parte el excanciller panameño Oydén Ortega, otro de sus propulsores.

Este mecanismo de concertación política, inédito entonces en Latinoamérica, evolucionó años más tarde hasta el denominado Grupo de Río (integrado por los cuatro países originales más Argentina, Brasil, Perú y Uruguay) y fue el germen de la actual Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), creada en 2010.

El excanciller Sepúlveda reconoció que una de las lecciones políticas que se derivan de ese proyecto diplomático, que contó con el amparo de las Naciones Unidas, “es la capacidad de América Latina de resolver por sus propios medios y de manera conjunta los conflictos de gran magnitud que le afectan”.

La labor del Grupo de Contadora fue “independiente” a las pretensiones políticas de Estados Unidos y la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y fue reconocida en 1984 con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Iberoamericana, recordó por su parte el exministro panameño Oydén Ortega, actual magistrado del Supremo del país.

“Habrá quien dice que en el siglo XX el decenio de los 80 fue una década perdida, una percepción que a mi juicio es falsa. Fue un periodo de reconstrucción de instituciones, de modernización económica y de fortalecimiento del respeto de los derechos humanos”, concluyó Sepúlveda.

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