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Un español de Cáceres al frente del órgano al aire libre más grande del mundo

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EFE

El español Raúl Prieto Ramírez se siente “como en casa” tras su primer mes como organista municipal de San Diego, al sur de California, en donde cada domingo exhibe su talento y carisma delante del órgano al aire libre más grande del mundo.

Desde el escenario del pabellón del parque Balboa en el que se asienta el Órgano Spreckels, construido en 1914 y con 5.017 tubos que dan 80 rangos, este oriundo de Navalmoral de la Mata, en la provincia de Cáceres (Extremadura), se ha convertido ya en el embajador de esta ciudad californiana y donde ocupa una de las pocas plazas de su tipo.

“No puedo pensar en un sitio mejor francamente, soy la persona más feliz del mundo”, dijo en entrevista con Efe el también director artístico de la Spreckles Organ Society, encargada de la gestión del imponente instrumento, que fue construido para la Exhibición Internacional Panamá California.

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En este parque, Prieto Ramírez ofrece cada domingo conciertos de una hora, gratuitos, ante cientos de asistentes de una gran variedad de edades y orígenes, durante los cuales ejecuta un diverso repertorio, en el que caben piezas de Johann Sebastian Bach y canciones del grupo de rock Queen, y que intercala con amenas charlas con el público.

Antes de ocupar esta plaza, el músico trabajaba con una agencia de conciertos con la que cumplía temporadas en Europa y Estados Unidos, y combinó por años su trayectoria como concertista internacional con cátedras en universidades como la de Indiana, así como en el Conservatorio de Moscú.

“Me gustaba la vida que tenía de ir viajando dando conciertos y no sabia muy bien dónde me estaba metiendo, y ahora que llevo aquí un mes creo que ha sido la mejor decisión que he tenido en mi vida, después de mi mujer”, confesó.

El español se hizo con el cargo tras un proceso de año y medio, en el que se evaluó a candidatos de varios países, por decisión unánime de un jurado compuesto por miembros de la junta de la Spreckels Organ Society, de la ciudad de San Diego y líderes locales de la música académica.

El comité valoró en el español tanto su talento como su “personalidad y carisma”, según refirió el presidente de la Spreckels Organ Society, Jack Lasher, lo que se percibe en sus presentaciones, en las que dedica los primeros minutos a explicar de manera amena las piezas que interpretará.

San Diego, así como Portland (Maine), son las únicas ciudades de EEUU que cuentan con un organista municipal, lo que para el español dice mucho del peso que tiene el arte y la cultura en su nuevo lugar de residencia, que es la octava ciudad más grande de Estados Unidos.

Al otro lado del pabellón que cobija el Órgano Spreckles se puede apreciar la fachada del Museo de Arte de San Diego, en cuyo interior no solo se exhiben obras de pintores españoles como Francisco de Goya sino que el frontis ha sido inspirado en el de la Universidad de Salamanca, en España, donde precisamente estudió Prieto Ramírez.

Este músico de 38 años recuerda que su acercamiento al órgano se debió a la radio pública española, luego de que a los once años escuchara por primera vez un programa dominical sobre este instrumento y luego empezó a practicar encima de mesas, ya que no tenía acceso a un órgano.

“En España, muchas iglesias prohíben el acceso a niños y jóvenes a tocar, los organistas cierran los órganos con llave y no dejan tocar a nadie como si eso fuera positivo para el órgano, cuando eso es lo peor”, señaló.

Tras cumplir 16 años de edad salió de casa para estudiar en Salamanca y desde entonces afirma que ha seguido el rumbo que la música le ha trazado, con dos grandes maestros en su camino: Los organistas Ludger Lohmann, de Stuttgart (Alemania), y Leonid Sintsev, de San Petesburgo (Rusia).

Prieto Ramírez, uno de los pocos organistas en el mundo que toca de memoria, es también fundador y director artístico del Festival y Academia Internacional de Órgano de Mataró, la provincia española de Barcelona.

Es el octavo organista municipal de San Diego, luego de que su predecesora Carol William dejara la plaza al cabo de 15 años en el puesto para mudarse a Virginia y estar más cerca de su familia.

Recién mudado al sur de California junto con su esposa, la pianista Teresa Sierra, se confiesa maravillado de tocar en una ciudad que acoge la diversidad y abre sus puertas a la creatividad, además de permitirle dedicarse a lo que le apasiona.

“Lo que me gusta es estar encima del escenario, es lo que me mantiene vivo”, señaló.

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