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Fifarma destaca la “actitud” innovadora de Latinoamérica en el sector farmacéutico

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La Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (Fifarma) destacó hoy la “actitud” de la región “en torno a la innovación”, lo que redunda en beneficio de los pacientes, tras presentar un informe sobre la atracción de inversiones del sector biofarmacéutico en América Latina.

Así lo expresó en entrevista con Efe Luis Villalba, director general de Fifarma, el organismo impulsor del reporte especial 2017 sobre América Latina de la Encuesta de Competitividad e Inversión Biofarmacéutica (BCI, por sus siglas en inglés), divulgado esta semana en Sao Paulo (Brasil).

La organización regional, creada en 1962 y que representa a 13 compañías farmacéuticas de investigación y desarrollo, y 9 asociaciones farmacéuticas, subrayó la importancia de este instrumento analítico realizado por Pugatch Consilium.

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El estudio -expuso- permite comparar a América Latina “con otras regiones y países que han tenido las mismas oportunidades y dificultades que nosotros”, y así aprender de las experiencias de otros en el camino para atraer inversiones de ese sector.

Villalba explica que en su experiencia en el mundo de la farmacología clínica, los países receptores de la inversión proveniente de la biofarmacia se benefician sobre todo de los estudios clínicos, por ejemplo “con productos innovadores” que llegan a los pacientes.

Los protocolos de estos estudios, en los que las farmacéuticas invierten aproximadamente el 60% de sus presupuestos, “se ciñen a las normas más exigentes que se puedan dar de la FDA (Federal Drug Administration) o de la agencia regulatoria europea (Agencia Europea de Medicamentos), que son altísimos estándares”, reveló.

El estudio BCI, construido gracias a los datos aportados por los directivos de la industria farmacéutica, destacó el desempeño de Chile y Costa Rica en un ranking de países ubicados en la categoría llamada “mercados recién llegados” y que lideran Singapur, Israel y Taiwan.

“La única inversión que se ha hecho en investigación preclínica se ha realizado en Chile, que es uno de los mercados más pequeños de la región, y se ha hecho porque el gobierno mostró de larga data un compromiso con la innovación”, destaca Villalba.

El directivo de Fifarma ensalzó el paradigma implementado por los chilenos a través de la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo), al que describe como “uno de esos casos en que la actitud genera confianza e inversión”.

El reporte difundido en Brasil hace hincapié en los retos regionales para garantizar un nivel de transparencia que redunde en inversiones de largo plazo.

“Estamos convencidos de que eso es un prerequisito y es irrenunciable. Debemos trabajar sobre la base de la transparencia y no hay discusión posible”, ahonda Villalba.

Fifarma participó en mayo de este año en una iniciativa regional multisectorial de la industria farmacéutica de América Latina que junto con el Programa Global del Sector Biofarmacéutico y Servicios de Salud Farmacéutico de Transparencia Internacional implementaron un código y guía para el “desarrollo de políticas y procedimientos propios para promover la integridad en sus actividades”, según explica una infografía a la que tuvo acceso Efe.

El documento recoge compromisos de las empresas farmacéuticas como “conducir sus negocios de manera justa, honesta y transparente”, además de establecer ciertas prácticas como “prevenir el soborno o el conflicto de interés”.

También consigna que las “interacciones con organizaciones de pacientes debe ser profesional, ética”, y debe resguardar “su independencia”.

El esfuerzo regional no solo está dirigido a las grandes compañías, ya que pretende ser una guía para otros actores del sector.

“Este código latinoamericano está hecho con miras a que sea accesible a organizaciones que no tienen un desarrollo tan alto de estas infraestructuras de control y estimularlos a que se sumen”, reivindica el directivo.

Con esfuerzos como el del código y el reporte BCI, Fifarma pretende “crear un foco intenso en la visión a largo plazo” y así convertir a América Latina en “una región atractiva para las inversiones en biofarmacéutica”, lo que permite en la práctica “mejorar la vida de los pacientes”, concluye.

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