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El testimonio de unas mujeres que, más que una declaración, fue un desahogo

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Rusia vetó hoy la continuidad de la investigación de la ONU para identificar a los responsables del uso de armas químicas en Siria, en el enésimo choque con Occidente en torno a la guerra en el país árabe.

Por décima vez desde el inicio del conflicto, Moscú utilizó hoy su poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para bloquear una resolución con la que no estaba de acuerdo.

En este caso, un texto impulsado por Estados Unidos para prorrogar la investigación internacional sobre el uso de armas químicas en Siria.

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Sin acuerdo, el mandato de este mecanismo conjunto de la ONU y la la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), conocido por las siglas inglesas de JIM, finalizará esta medianoche.

Todas las partes insistieron hoy en que su deseo es que los expertos puedan continuar trabajando, pero dieron muy pocas indicaciones de poder llegar a un compromiso.

Algunas fuentes diplomáticas plantearon la posibilidad de que se pacte una breve prórroga técnica del mandato de la investigación para tratar de negociar un acuerdo en los próximos días, pero por ahora no hay una propuesta concreta sobre la mesa.

La continuidad del JIM lleva semanas siendo objeto de discusión en el Consejo de Seguridad, con EE.UU. y sus aliados defendiendo su trabajo y Rusia insistiendo en que necesita cambios radicales.

Para Moscú, los expertos han sido poco profesionales y parciales, proclives a seguir las posturas de Occidente y a guiarse por las versiones de grupos de la oposición siria.

Las mayores críticas rusas llegaron a raíz del análisis del JIM sobre el ataque con gas sarín del pasado abril en la localidad de Jan Shijún, del que los investigadores responsabilizaron al régimen sirio, aliado de Rusia.

El embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, insistió hoy en que las conclusiones del JIM son un “sinsentido” y contradicen “las leyes de la física”.

“Ustedes necesitan una estructura que sea una marioneta para poder manipularla y acusar al Gobierno sirio”, dijo Nebenzia a las potencias occidentales.

La embajadora estadounidense, Nikki Haley, acusó mientras a Moscú de “destruir la mejor herramienta” para investigar los ataques químicos y de preocuparse únicamente de proteger al régimen de Bachar al Asad.

“Qué vergüenza que Rusia se haya destapado como un gobierno cuya lealtad es con el régimen sirio y no la verdad o la protección de civiles inocentes”, dijo Haley.

La propuesta de EE.UU. para prorrogar la investigación obtuvo once votos a favor, dos abstenciones (China y Egipto) y dos votos en contra (Rusia y Bolivia).

Moscú, mientras, había preparado su propio texto, en el que se extendía el JIM, pero se introducían cambios importantes en su mandato y, entre otras cosas, se ordenaba un nuevo análisis con instrucciones concretas sobre lo sucedido en Jan Shijún.

Ante el rechazo a que su documento se votase después del estadounidense y no antes, el embajador ruso lo retiró en el último momento.

Sin embargo, apoyándose en Bolivia y en el reglamento del Consejo, logró que finalmente se sometiese a votación una vez que la resolución de EE.UU. había sido vetada.

El texto ruso logró únicamente cuatro apoyos, lejos de los nueve necesarios para ser aprobado.

El movimiento, sin embargo, enfureció a Haley, que acusó a Bolivia de “faltar al respeto” al Consejo de Seguridad y de actuar de forma poco transparente.

El representante boliviano, Sacha Llorenti, rechazó “categóricamente” las acusaciones y dijo que su país no iba a “disculparse por utilizar el reglamento”.

Además, arremetió contra EE.UU., recordándole a Haley que mientras el pasado abril el Consejo discutía qué hacer ante el ataque de Jan Shijún, Washington decidió por sorpresa responder lanzando misiles contra la base aérea siria desde la que supuestamente se había organizado la acción.

El tira y afloja diplomático se prolongó hoy durante casi tres horas, sin que finalmente se lograsen resultados.

En una prueba de los altos vuelos de la discusión, el presidente Donald Trump, que habitualmente se mantiene al margen de las cuestiones de la ONU, había pedido antes en Twitter apoyo para la resolución propuesta por su país.

El nuevo choque en torno a Siria se produce mientras se preparan nuevas conversaciones de paz para y con Rusia, Turquía e Irán tratando de asumir más protagonismo para tratar de poner fin a la guerra.

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