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Docentes hispanos enfrentan crecientes tensiones emocionales y mentales

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Los maestros en general y los latinos en particular enfrentan una difícil situación mental y emocional en el actual contexto político y social sin que muchos de ellos sepan cómo responder adecuadamente a esas tensiones, según expertos en el tema.

Los incidentes de violencia, desde la masacre en la escuela Columbine en 1999 hasta las recientes atentados en Las Vegas y Nueva York, han cambiado la función de los docentes, a quienes ahora se les pide que “aconsejen, asesoren, faciliten, representen y dirijan” las respuestas en establecimientos educativos a las necesidades emocionales de los estudiantes.

“Para muchos de nosotros, esas tareas añaden un nuevo nivel de trabajo emocional, mental y físico que con frecuencia las autoridades escolares o universitarias no lo notan, no lo reconocen y no lo aprecian”, dijo a Efe Dominic Martínez, presidente de la Coalición de Colorado para el Avance Educativo de Latinx (CoCEAL, en inglés).

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El también director en jefe de la Oficina de Inclusión y Alcance Comunitario en el Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado indicó que la mayor parte de ese trabajo supone un “alto costo” en su “personalidad y emociones”.

Martínez destacó el impacto que tienen en educadores latinos “acciones de supremacistas” como los cánticos antiinmigrantes que se han registrado en escuelas del país durante eventos deportivos en los últimos años o incluso comentarios ofensivos por parte del personal docente blanco hacia maestros de minorías.

Recientemente, por ejemplo, durante un juego de fútbol americano en Denver entre una escuela con mayoría de hispanos y otra de blancos, personas relacionadas con esta última mostraron una bandera habitualmente asociada con supremacistas blancos.

Este hecho supuso una investigación policial y generó preguntas y comentarios entre estudiantes latinos, lo que obligó a los maestros latinos a intervenir.

Ante esta situación, CoCEAL convocó para hoy a una reunión de educadores en Denver (Colorado), en la que se analizan estrategias para que los maestros aprendan a cuidarse a sí mismos y a sus comunidades.

“Tenemos que desarrollar nuestra propia respuesta en cuanto a nuestro propio cuidado y bienestar”, sostuvo el educador.

La urgencia para hallar esa respuesta queda clara ante el hecho que, según una encuesta difundida esta semana por la Federación Estadounidense de Maestros (AFT, en inglés), casi ocho de cada diez de los 30.000 maestros encuestados indicaron que se sentía “exhausto física y emocionalmente al final de cada día”.

La encuesta encontró que tres de cada cuatro maestros afirman no contar con el respaldo necesario para hacer su trabajo, y sólo el 20 % se siente respetado por los funcionarios públicos y sólo el 14 % confía en los administradores o supervisores en el centro donde trabajan.

Y un estudio publicado el mes pasado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) reveló que desde que el presidente Donald Trump asumió su cargo “el nuevo clima político ha hecho que maestros de todo el país reporten que, desde la inauguración presidencial, sienten más estrés y ansiedad y son víctimas de buscapleitos más que antes”.

Una de esas maestras que sufren estrés, que pidió ser identificada sólo como “María”, explicó que ella llegó becada desde América del Sur a Estados Unidos hace más de dos décadas y que desde entonces recibió varios títulos en educación de universidades propiamente acreditadas.

“Hasta hace poco tiempo, esos títulos eran tenidos en cuenta. Ahora sólo me adjudican tareas auxiliares porque me dicen que hablo inglés con acento. Y me lo dice alguien que sólo habla un idioma y no tiene los títulos que yo tengo. Ya estoy buscando otro trabajo, porque a pesar de mi experiencia, no creo que todavía haya futuro para mí en la educación”, comentó la docente.

El problema, opinó Martínez, es que las actuales políticas federales “no reconocen el hecho que nosotros, los docentes latinx (latinos) vivimos y somos responsables ante la comunidad y ante las familias”.

Y esa responsabilidad lleva a que los educadores latinos, en su afán de responder a la comunidad, se descuiden emocional, mental y físicamente a ellos mismos.

“Necesitamos un espacio compartido en la comunidad para cuidarnos y para seguir participando en nuestra propia liberación, enriquecer a Colorado y transformar la sociedad. Se nos llama a ser educadores y a la vez activistas eruditos para participar de esta difícil tarea”, declaró Martínez.

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