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Pobladores de Mixquic mantienen viva tradición del Día de Muertos en México

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Las festividades del Día de Muertos llegan hoy a su punto culminante en el panteón de San Andrés Mixquic con la despedida a las ánimas de los seres queridos, tradición a la que han permanecido fieles los habitantes de este pueblo en el sureste de Ciudad de México.

Miles de personas se congregan cada año en el camposanto para “convivir” con sus difuntos desde el 1 de noviembre, limpiando y adornando sus tumbas con flores, principalmente cempasúchil, de brillante color anaranjado.

En la noche del 2 de noviembre se encienden veladoras para iluminar el camino de los difuntos de vuelta a su morada eterna.

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De acuerdo con Marco España Martínez, la tradición de acompañar a los muertos durante su visita al mundo de los vivos se remonta a tiempos remotos y se transmite de generación en generación. “Es como lo hicieron mis abuelos con mis padres, mis padres conmigo y yo con mis hijos”, explicó a Efe.

España dijo haber venido a arreglar la tumba de su hermana, “adornarla con flores, dejarle sus veladoras para al rato alumbrarlos (a los difuntos) y que vayan con luz en su camino de regreso”.

Para este joven, la tradición es motivo de alegría “porque vienen nuestros difuntos a visitarnos y nosotros los recibimos con fruta, con su ofrenda, arreglamos sus tumbas y estamos con ellos conviviendo”.

A su vez, Julio Reyes Medina dijo tener en el panteón a algunos familiares, a quienes viene a ver desde que tiene memoria “para que ellos sepan que están presentas todavía con nosotros”.

“Ellos vienen digamos que por su itacate (provisión de comida), que se llama aquí. Ellos obviamente no se llevan la comida, sino que se llevan la esencia de la ofrenda. Las flores son para llamarlos, para que estén presentes en el altar y en su tumba, que es donde descansa su cuerpo. Esa es nuestra creencia”, explicó.

Señaló que los pobladores adquieren la tradición a través de sus padres y abuelos. “Eso es lo que nos han inculcado nuestros familiares. Y como ahorita nosotros venimos también viene aquí mi hijo, para que él también vaya viendo cómo se va a ir haciendo todo, se vaya dando idea de la tradición que tenemos”, abundó.

En su opinión, la costumbre no es motivo de tristeza, pero tampoco de alegría “porque nadie se alegra tanto porque se murió alguien, ¿verdad?”.

“Digamos que más que nada aquí es el culto, celebrar que nuestros familiares vienen a visitarnos”, acotó.

Jesús Galindo Alba, trabajador del Gobierno de Ciudad de México, también dijo que la tradición se remonta a tiempos ancestrales y se transmite a lo largo de las generaciones. “Desde mis abuelos nos educaban y nos enseñaban el culto al Día de los Muertos”, dijo.

“En la casa se ponen mesa, comida, fruta, inciensos y flores, y en el panteón se les traen las flores, el sahumerio. Es lo que le llaman la luz de la vida, o el camino a la vida”, manifestó.

Confesó que toda su vida ha estado participando en las festividades, “desde que ha estado mi abuelo paterno, mi abuela y ahora tengo una hermana que también ya la tengo que venir a arreglar”.

“Nosotros aquí vemos la muerte como un culto que se venera y se respeta en estas fechas (...). Muchos le tienen miedo pero para nosotros no; es una manera de ver que el día que estemos nosotros muertos, continuará la tradición”, puntualizó.

San Andrés Mixquic es uno de los barrios originarios de la delegación (demarcación política) Tláhuac, y el lugar donde mejor se han conservado sus tradiciones.

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