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El concepto de oficina se transforma para dar paso a comunidades globales

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Las oficinas del siglo XXI están en plena transformación de la mano de comunidades globales integradas mediante aplicaciones que son la llave a nuevas oportunidades de negocio, según la mayor empresa mundial de espacios laborales compartidos o “coworking”.

“Construimos comunidades, el secreto de WeWork es que creamos comunidad”, explica en entrevista a EFE Patricio Fuks, director general de WeWork Latinoamérica, una red global con 238 edificios en 56 ciudades del mundo.

La compañía, creada en Nueva York por Adam Neumann en 2010, supo leer una tendencia de transformación de los espacios dedicados al trabajo.

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“Los millenials, desde que se levantan, quieren vivir esa experiencia de estar contentos, de disfrutar lo que hacen, de tener pasión, de ir contentos a la oficina, de conocer gente”, afirma Fuks.

Este emprendedor vendió un negocio hotelero próspero con presencia en 18 países de la región para integrar el equipo directivo de un emporio global con edificios en China, Japón, India, Israel y Australia y ahora con varias aperturas que amplían la red que ya tenían en Colombia, México y Perú.

La apuesta de esta compañía se inclina hacia generar “coworking” o espacios colaborativos, donde por un precio módico se puede gozar de múltiples beneficios.

“Hay cada vez más emprendedores en el mundo. Se dice que el 40 por ciento de la fuerza laboral van a ser emprendedores dentro de tres o cuatro años”, detalla Fuks, cuyo empuje ha llevado a la compañía a abrir hasta tres edificios en un mismo día, dos en Ciudad de México y uno en Bogotá.

Agrega que las personas “tienen acceso al mejor edificio que se pueda tener en la ciudad pagando una membrecía muy básica, unos 4.000 pesos aquí en México (210 dólares), donde van a tener internet, seguridad”, relata Fuks.

Sus sedes se encuentran operando al 80 o 90% de capacidad en Latinoamérica. La red incluye siete edificios en Ciudad de México, dos en Buenos Aires, tres en Río de Janeiro, cuatro en Sao Paulo, dos en Bogotá y uno en Lima.

La empresa WeWork, con un valor global de unos 26.000 millones de dólares, logra crear redes donde existe un intercambio constante entre los miembros.

“Al conocerse la gente resulta que el que tiene una idea puede conocer a otro que tiene un fondo que justo busca invertir. Un abogado que busca un cliente, un cliente que busca un abogado, la gente se conecta y empiezan a surgir relaciones comerciales, de amistades, de lo que se te ocurra”, narra el emprendedor argentino.

La integración se logra a través de equipos de comunidad en cada edificio que organizan eventos que van desde “happy hours” hasta charlas, clases de yoga o cursos sobre herramientas de comunicación.

Al tener una estructura global, logran hacer plausible la opción de que un emprendedor tenga oficinas disponibles en cada ciudad que visite.

“La integración local en edificios crece a nivel mundial a través de la aplicación, ya que en México, en este edificio de (la calle Miguel de) Cervantes, estás conectado con los miembros de WeWork en Londres, en Shanghai, en Buenos Aires, y al ser miembro WeWork, eres miembro de una misma red”, especifica.

Fuks calcula que el 70% de los miembros ya hicieron negocios entre sí. Los eventos crecen con la fuerza que lo hacen las redes colaborativas.

“Hacemos eventos como hicimos en Londres hace poco donde llevamos durante cuatro días a 3.000 empleados y 3.000 miembros. Cuatro días en donde se habló de cultura, de las historias de cada uno; cuatro días de fiesta” en los que incluso “vinieron grupos a tocar”, explica Fuks, cuyo secreto de liderazgo es crear equipos de trabajo fuertes y dedicados.

La expansión ha sido meteórica con 31 edificios en Latinoamérica en un año. Los próximos pasos incluyen aperturas en Santiago, Medellín (Colombia) y Monterrey y Guadalajara (México).

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