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Islas Revillagigedo, el reto de crear el Parque Nacional más grande de México

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Las islas Revillagigedo, en el Pacífico mexicano, enfrentan el reto de convertirse en el que sería el Parque Nacional más grande del país, un cambio que, si bien no está exento de polémica, proporcionará a mediano plazo grandes beneficios para la biodiversidad, de acuerdo con expertos.

Compuesto por las islas Socorro, San Benedicto, Roca Partida y Clarión, el archipiélago actualmente tiene la categoría de Reserva de la Biósfera y en 2016 fue declarado Patrimonio Mundial Natural por la Unesco.

Convertir a las Revillagigedo en Parque Nacional les concedería una protección “más restrictiva”, afirma a Efe Carlos Galindo, director de Comunicación de la Ciencia de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

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Actualmente, el concepto que se aplica a las islas, el de Reserva de la Biósfera, se asemeja a la de un “huevo estrellado”.

La yema, explica Galindo, sería la zona núcleo, la más restringida, donde no se permite prácticamente ninguna actividad, excepto algunas puntuales como las de investigación. La clara sería la zona de amortiguamiento, donde sí se pueden realizar actividades como pesca y turismo.

Trazando estos círculos alrededor de las islas, queda “mucho mar” entre las cuatro. Lo que se pretende es, con un nuevo decreto, expandir el área marítima protegida y que los vacíos también queden cubiertos, abarcando una superficie total de 14,8 millones de hectáreas.

La posible ampliación del área protegida ha causado conflicto con los empresarios atuneros, quienes claman que no se están valorando las implicaciones económicas y que esto afectaría al 20 % de su pesca nacional, según la carta que la Alianza del Pacífico por el Atún Sustentable envió a la Secretaría de Medio Ambiente.

Octavio Aburto, investigador del Instituto Oceanográfico Scripps en San Diego, señala a Efe que, viendo experiencias anteriores, las áreas en las se limita la pesca pueden convertirse en “semilleros”.

Con los años, las especies se recuperan y “empiezan a salir de las áreas protegidas”, beneficiando a la actividad pesquera que se da en los bordes de estas zonas.

Aburto, quien forma parte del grupo de expertos que asesora al Gobierno mexicano para la elaboración del decreto, añade que actualmente la pesca golpea a especímenes como los tiburones.

A diferencia de la percepción general de que son animales solitarios, algunos de los grupos son “tan enormes como los mismos atunes”, y un barco de grandes dimensiones “puede agarrar 2.000 o 3.000 tiburones”, defiende el experto.

La isla Socorro es la más grande del conjunto, ubicado a 390 kilómetros al suroeste de la península de Baja California y a 700 kilómetros del occidental estado de Colima. En ella hay 20 volcanes activos, de los cuales el más importante es el Evermann.

En las islas están registradas unas 200 especies de plantas, 33 de ellas endémicas. En cuanto a la fauna, la habitan aves y reptiles. El archipiélago es además lugar importante de anidación, crecimiento y alimentación de seis especies de tortugas marinas.

Gracias a los esfuerzos del Grupo de Ecología y Conservación de Islas, se ha conseguido erradicar a muchas especies invasoras -como ratas y gatos- que estaban acabando con la fauna nativa y que llegaron cuando el archipiélago servía como punto de enlace en las rutas marítimas.

También se han emprendido acciones para reintroducir a aquellas especies que estaban a punto de extinguirse, como la llamada paloma de Socorro.

En cuanto a la actividad humana que se permitiría en la isla, Aburto considera que ha sido hasta el momento “la gran discusión”. De acuerdo con las propuestas de los expertos, esta continuaría estando totalmente restringida, aunque se permitiría, como ahora, el buceo en los alrededores.

Para Aburto, ampliar la superficie protegida es “un paso decisivo”, pero para constatar los avances hará falta paciencia: “Los impactos positivos se ven con el paso del tiempo; estamos hablando de una década para tener los grandes beneficios de proteger un área de este tamaño”.

Con los efectos del cambio climático en el planeta, reflexiona el investigador, propuestas como esta “han demostrado ser la mejor inversión” para muchos, incluyendo a las flotas pesqueras.

“La incógnita es si realmente se puede monitorear, vigilar, un área tan grande. Ese es el problema de la aplicación del decreto”, comenta Galindo.

Si se consigue, se podría llegar a otro caso de éxito como el de Cabo Pulmo, en Baja California Sur, que con su nombramiento como Parque Nacional dio un vuelco a la actividad económica de la zona -ahora centrada en el ecoturismo- y benefició el entorno natural.

“Es muy bueno que se tomen medidas de este tipo, siempre y cuando seamos capaces de aplicar las normas que se están diciendo y que no nada más sean un papel”, concluye Galindo.

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