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Homenajean en París a Carlos Fuentes, “un hombre político y de letras”

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El mexicano Carlos Fuentes (1925-2012) fue homenajeado hoy en el Instituto Cervantes de París por intelectuales y académicos, que destacaron su brillantez al practicar tanto la escritura como la política.

El tributo, que se celebró en el auditorio del Cervantes ante cerca de una centena de asistentes y en el que asistió la viuda del literato, Silvia Lemus de Fuentes, recuerda los 40 años del final de la estancia parisina de Fuentes como Embajador mexicano en Francia (1975-1977).

El legado del autor de “La muerte de Artemio Cruz” (1962) y “Terra Nostra” (1975) fue analizado por un panel de académicos, intelectuales y por el Subsecretario de Relaciones Exteriores de México, Carlos Icaza.

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“Era un hombre de múltiples facetas. No estaba perdido en su mundo, como otros escritores. Era un hombre de Estado, un gran periodista, como Víctor Hugo o Camus, pero, sobre todo, un inmenso escritor”, aseveró el filósofo y académico de la lengua francesa Jean d’Omersson, quien confesó haber “amado” y “admirado” a Fuentes.

También tomaron la palabra la profesora de Literatura Comparada en la Universidad París III, Florence Olivier -autora de una ruta parisina impulsada por el Cervantes para evocar a Fuentes-; el escritor y periodista Alain Riding; y el presidente del Cervantes de París, Javier Muñoz Sánchez-Brunete.

La jornada en torno a Fuentes concluyó con la inauguración de una placa en la residencia donde el escritor vivió en París en calidad de Embajador.

“La última patria de un latinoamericano es Francia”, reza el distintivo, colocado por la Embajada mexicana.

Los restos del célebre escritor premio Cervantes en 1987 descansan además en París, en el cementerio de Montparnasse, junto al de sus dos hijos, Carlos y Natasha, fallecidos en 1999 y en 2005, respectivamente.

Fuentes, que departió en París con Gabriel García-Márquez, Julio Cortázar y Juan Goytisolo, fue condecorado tanto por la Alcaldía de París (2010), como por el Estado francés (1992), de la mano del socialista François Mitterand.

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