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Tuneladora del AVE Barcelona-París moderniza el transporte en Guadalajara

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La tuneladora que hizo posible el AVE Barcelona-París avanza los 1.100 metros finales que culminarán la fase subterránea de la nueva Línea 3 del tren ligero de la ciudad mexicana de Guadalajara, un proyecto que promete modernizar la faz y movilidad de esa urbe.

“Después de 22 años de abandono en materia de transporte, estamos construyendo esta línea de 21,3 kilómetros que se compone de tres partes, dos elevadas y una subterránea”, explica a Efe Rodolfo Guadalajara, director general del Sistema de Tren Eléctrico Urbano (Siteur).

La fase subterránea comienza en la Glorieta Normal de Guadalajara, capital del estado de Jalisco y situada a unos 550 kilómetros de Ciudad de México.

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Ahí arrancó la labor de la tuneladora de 2.200 kilos de peso que pertenece a la empresa española Sacyr, un monstruo que se abre paso perforando a 30 metros bajo tierra, a razón de 14 a 16 metros promedio al día. A estas alturas ya ha perforado el 83 % del tramo que debe cubrir.

“Aquí inicia la obra subterránea que comienza con una máquina tuneladora que trabaja a presión balanceada de tierras (EPB, por sus siglas en inglés) y hace el recorrido de un túnel de cerca de cinco kilómetros”, narra el titular del Siteur.

Hasta la fecha, la longitud del túnel construido alcanza los 2.820 metros, de un total de 4.005 metros, con un diámetro de 11,5 metros.

Todas las operaciones son controladas desde un centro de mando que vigila que la presión se mantenga estable para evitar hundimientos o socavones.

Serán cinco las estaciones bajo tierra: La Normal, Alcalde, Catedral, Independencia y Plaza de la Bandera.

La Línea 3, cuyo recorrido total durará 33 minutos, permitirá el transbordo de personas provenientes de tres municipios: Zapopan, Guadalajara y Tlaquepaque, que con un solo boleto podrán acortar el tiempo de viaje.

Además de perforar, esta máquina coloca un rompecabezas de unas 17.000 piezas numeradas llamadas dovelas, unos elementos constructivos que con exactitud milimétrica y georreferencia conforman arcos de concreto y acero que van ensamblando el túnel por donde circularán 18 trenes de nueva generación.

“Esta tuneladora hace tres acciones: va escarbando y extrayendo el material hacia la superficie a través de esta banda y a la vez construye el túnel a través de dovelas que conforman anillos. Siete dovelas conforman un anillo”, detalla Guadalajara, quien coordina a varias empresas extranjeras y 200 mexicanas que intervienen en la obra.

Guadalajara considera que la parte más compleja ha sido “la composición del suelo mixto”, ya que el de tipo Jal (de ahí el nombre del estado de Jalisco) es “blando y lodoso”.

La máquina y la fábrica de dovelas, transportadas al puerto de Manzanillo (oeste de México) en barco desde Venecia en 32 contenedores de equipamiento y ensambladas pieza por pieza, han instalado unos 1.600 anillos de un total de 2.223.

Fue necesario el levantamiento de un monitoreo láser de todas las edificaciones por las que pasa el túnel para garantizar que las estructuras no resultaran dañadas, en especial las de alto valor histórico como la Catedral de Guadalajara, emblema de la ciudad.

Esta construcción emplea de forma directa a unos 10.000 trabajadores, repartidos en hasta cuatro turnos, y genera otros 15.000 empleos indirectos.

Además de empleados mexicanos, la obra es una torre de Babel donde coexisten españoles, portugueses, italianos, franceses, colombianos y peruanos.

Unos 23.000 voltios suministrados por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) dan aliento a esta máquina y a una obra que ya alcanza los 22.000 millones de pesos de inversión (unos 1.157 millones de dólares) y que se espera inaugure el presidente Enrique Peña Nieto en 2018, último año de su mandato.

Actualmente, la estructura metálica de las futuras estaciones está concluida, solo faltan ocho meses de acabados para que puedan recibir a los trenes automáticos franceses fabricados en Barcelona que moverán a unos 230.000 pasajeros al día en una primera etapa.

Se han destinado unas 128.832 toneladas de acero para la fabricación de vías, trabes, cajas negras, andenes, varillas y estaciones; también 725.849 metros cúbicos de concreto.

La tierra extraída alcanza 1.600.589 metros cúbicos que se usarán como parte de un parque de 10 hectáreas en la zona conocida como el Hoyanco.

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