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Martín Cuenca compite en San Sebastián con menos intensidad y toque mexicano

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Manuel Martín Cuenca, director de impactantes títulos como “Caníbal”, presentó hoy en la competición del Festival de San Sebastián su sexto largometraje, “El autor”, donde el realizador ha optado por bajar un poco la intensidad. “Necesitaba un poco de aire”, confiesa.

“Es una opción personal”, asegura en una entrevista con Efe. Primero, porque “odia repetirse”, pero también porque quería “transitar otros caminos”; de la tremenda “Caníbal”, o la no menos impactante “La mitad de Óscar”, a la ironía que destila “El autor”, hay un mundo de decisiones personales.

El director, que llega a San Sebastián con el premio de la crítica en el Festival de Toronto (Canadá), asegura que no se ha planteado hacer una película comercial, “pero sí una película donde aflojara un poco, un poco mas ‘light’”, reconoce.

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Basada en el relato de Javier Cercas “El móvil”, la película plantea un juego extremo entre la relación de un escritor y sus personajes, con Javier Gutiérrez de protagonista en un elenco que incluye a los mexicanos Adriana Paz y Tenoch Huerta.

“Me gustó de la novela esa pulsión de querer hacer algo grande, pero no tener talento”, algo que ya hizo Flaubert en “‘Bouvard y Pécuchet’, dos idiotas que quieren ser buenos en todo”, explica el director español.

“Me interesó hablar de todo esto pero sin tomarlo muy en serio, porque ya hay muchas películas sobre el proceso de creación contado desde el tormento, la gloria, o lo que uno abandona por el arte”.

Reconoce, inventando una palabra, que esta película es una “autosátira”, porque se ríe de sí mismo como autor.

“Todas esas angustias, locuras y necedades que hemos sufrido todos los creadores; me siento un poco Álvaro”, el personaje interpretado por Gutiérrez.

Este “pobre” hombre se va nutriendo de la vida de sus vecinos hasta que la realidad se convierte en su mejor obra, aunque el actor asegura que no lo ve así: “Al revés, hay que ser muy valiente para dejarlo absolutamente todo por lograr una meta”, apunta a Efe.

Álvaro es un aspirante que sabe que no tiene talento para escribir pero sí para manipular a los demás.

A partir de su cambio de domicilio, Álvaro decide que sus vecinos -Adriana Paz y Tenoch Huerta-, la portera (Adelfa Calvo), y el jubilado (Rafa Montero), o mejor dicho sus vidas, serán personajes vivientes.

Una película que no se puede definir dentro de un único género, en opinión de Paz. “Tiene un poco de comedia negra, de thriller, un poco de drama, es una película complicada”, asegura esta actriz, ganadora de tres Premios Ariel -por “La Tirisia” (2014), “Hilda” (2014) y “La caridad” (2016)- y que se estrena con “El autor” en el cine español.

Martín Cuenca le contó que quería hacer algo con México y que la había visto en “La tirisia”.

“Yo encantada porque viendo sus películas y luego trabajando con él, es maravilloso, es un gran director de actores, un hombre muy cariñoso, muy exigente, que se mete mucho contigo pero que lo hace de manera tan dulce, tan inteligente que jamás sientes que sea violenta, que sea una agresión y además te hace jugar”, explica a Efe.

Manipulaciones, intrigas y humor, todo ello envuelto en la fina ironía del director, hacen de “El autor” una sátira del proceso creativo, que Javier Cercas inventó desde la intelectualidad y Martín Cuenca ha hecho suyo con imágenes.

“Una película es una película, y una novela, una novela”, dice a Efe Cercas, excusándose por la obviedad, pero aclara que lo que ha hecho Martin Cuenca es una interpretación que le parece “muy interesante”.

La película incorpora una “joya” que, para el director, es la clave: un gran decorado que simula el patio de vecinos donde se producen las escenas más memorables, un juego de sombras que traducen la acción en unas preciosas secuencias en blanco y negro.

“No hay efectos digitales”, afirma, una especie de homenaje “a los pioneros, donde lo onírico -que es algo muy diferente a lo virtual, advierte Martín Cuenca- nos engancha a nuestro pasado, es una ficción dentro de la ficción. Busco llevar al espectador a dudar si es imaginación o está pasando”.

Martín Cuenca se ríe para confesar que ésta es su primera película con final feliz. Y no dice más, porque odia que el espectador sepa demasiado de la obra antes de que se siente a verla.

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