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Oscar López permanecerá aislado en la residencia familiar hasta el 17 de mayo

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El independentista puertorriqueño Oscar López Rivera, que en enero recibió el perdón del expresidente estadounidense, Barack Obama, permanecerá aislado en la residencia de su hija hasta el próximo 17 de mayo, fecha del indulto.

La abogada del independentista puertorriqueño, Jan Susler, señaló hoy en conferencia de prensa que esa es la condición impuesta por las autoridades estadounidenses para que Rivera haya podido pasar en Puerto Rico los meses que restan hasta las 8 de la mañana del próximo 17 de mayo, momento en el que, finalmente, será libre de forma definitiva tras 35 años de prisión.

Rivera llegó hoy a la capital puertorriqueña en el vuelo 784 de la compañía American Airlines proveniente de la ciudad estadounidense de Charlotte, lo que provocó una masiva concentración de medios en el aeropuerto sanjuanero para tratar de recoger las primeras imágenes en la isla del independentista.

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“Estará bajo supervisión -en la residencia de su hija- hasta esa fecha”, dijo Susler, que aclaró que Rivera no podrá hasta el 17 de mayo hablar con personas que cuenten con antecedentes criminales, lo que le impedirá relacionarse hasta entonces con compañeros de lucha por la independencia de la isla.

Susler resaltó que las autoridades estadounidenses han exigido que hasta esa fecha mantenga “un perfil bajo”, lo que significa que, por ejemplo, no podrá tener contacto alguno con la prensa ni conceder entrevistas.

“Insistir -por parte de la prensa- en tratar de contactarlo le puede perjudicar”, resaltó la abogada, que pidió ante los medios que se cumpla con esa medida, además de asegurar que si no se respetan esos términos existe la posibilidad de que Rivera vuelva a la cárcel hasta el 17 de mayo.

Susler estuvo acompañada en la conferencia de prensa por la hija del independentista, Clarisa López; la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz; el hermano, José López; la presidenta del Concejo Municipal de Nueva York, Melissa Mark Viverito, y el congresista estadounidense de origen boricua Luis Gutiérrez.

La hija de López pidió a la prensa que, por favor, se respete hasta la fecha marcada el aislamiento de su padre que exigen las autoridades estadounidenses.

“No estoy dispuesta a que mi padre vuelva a la cárcel”, dijo Clarisa López, que confirmó que ni siquiera se pueden transmitir mensajes de su padre, debido a las exigencias de las autoridades estadounidenses.

Clarisa señaló que su padre se encuentra en buen estado y que, poco a poco, va disfrutando de su nueva situación.

“Va detrás de mi perra y me hace caricias”, dijo la hija del independentista, que detalló cómo transcurrió la jornada de hoy, que comenzó muy temprano en la cárcel de Charlotte donde había permanecido los últimos tiempos.

El congresista Luis Gutiérrez indicó por su parte que la liberación de López es el triunfo de todo el pueblo puertorriqueño.

“Hasta el 17 de mayo permanecerá bajo supervisión del Gobierno federal”, subrayó Gutiérrez, por lo que matizó que nadie debe tomar acciones que le puedan perjudicar, en relación al intento de ponerse en contacto con Rivera.

La alcaldesa de San Juan dijo que la llegada hoy a Puerto Rico de Rivera significa “el triunfo de una vida dedicada a la patria y la justicia”.

“Se trata de la victoria de la diáspora puertorriqueña y del pueblo”, aseguró la alcaldesa, que justificó la escasa información dada a la prensa sobre el asunto por tratarse de “una operación en la que nadie podía dar datos”.

José López, su hermano, aclaró que las autoridades estadounidenses no permitieron que el independentista pasara previamente por Chicago, la ciudad en la que vivió parte de su niñez y juventud y donde se cometieron parte de los delitos que le llevaron a la cárcel, por lo que fue trasladado directamente a Puerto Rico.

Obama conmutó el 17 de enero la sentencia de López, quien llevaba 35 años en prisión por conspiración para derrocar al Gobierno estadounidense, una condena que le convirtió a ojos de muchos de sus compatriotas en un héroe.

López Rivera se sumó en 1976 a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), una formación que en la década de 1970 cometió actos de sabotaje para favorecer la independencia de Puerto Rico, en especial en el área de Chicago.

Fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de cárcel por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de EE.UU, uso de la fuerza en robo, transporte de armas y de explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental.

Sumó a su condena 15 años en 1991 por un intento de fuga, y en 1999 se negó a aceptar el indulto que le concedió el entonces presidente Clinton, por considerar que no debía aceptarlo mientras no se extendiera también a otros dos de sus compañeros presos por formar parte del FALN.

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