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Benefactores de la Cruz Roja y anti-Trump esperan al presidente en Florida

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El presidente Donald Trump llegó hoy a Palm Beach (Florida) para un fin de semana de descanso no exento de polémica, en el que coincidirá con una legión de acaudalados benefactores de la Cruz Roja y manifestantes opositores.

Rodeado de medidas de seguridad por tierra, mar y aire, Trump fue recibido en Mar-a-Lago, la histórica propiedad costera que adquirió en 1985 y ha sido definida como la “Casa Blanca de invierno” por fuentes de su administración.

En el camino desde el aeropuerto de West Palm Beach hasta Mar-a-Lago algunos grupos de simpatizantes enarbolaron pancartas con mensajes de bienvenida y apoyo, como una que decía “Cubanos en favor de Trump”, pero también se vieron otras críticas, como una con la leyenda “Verguenza para nuestro país”.

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Hasta ahora no se ha informado de la agenda del presidente ni de si asistirá al baile anual de la Cruz Roja que tendrá lugar este sábado en Mar-a-Lago, donde además de la residencia de Trump existe un selecto club, perteneciente también al hoy mandatario.

Medios de Palm Beah dieron hoy por sentado que Trump asistirá al baile, que se ha venido celebrando en Mar-a-Lago desde 1957, pero este año está rodeado de polémica.

Una “Marcha por la Humanidad”, que no llegará hasta las puertas de la propiedad pero se quedará cerca, se ha organizado en coincidencia con la estancia de Trump y la gala benéfica.

Las organizaciones convocantes, que enarbolan lemas como “Juicio político ya” y “No es mi presidente”, protestan tanto por el hecho de que la Cruz Roja, que ayuda a refugiados, celebre su gala en el club del presidente que les ha cerrado la entrada a los sirios y a otros ciudadanos de países de Oriente Medio, como por las medidas y proyectos del Gobierno de Trump.

Aunque han subrayado el carácter “pacífico” de la marcha, los organizadores han advertido que será “una celebración de nuestro compromiso político apasionado, nuestra unidad de cara a la opresión de la ultraderechista Administración Trump y por encima de todo nuestro redoblado sentimiento de Esperanza (en mayúsculas)”.

Las dos organizaciones convocantes, South Florida Activism y Women’s March Florida PBC, acordaron con la policía un cambio en el recorrido inicialmente previsto, del que quedó excluido la llegada de la marcha hasta las puertas de Mar-a-Lago.

Los manifestantes no irán más allá del puente que une West Palm Beach con la manga de tierra llamada Palm Beach, donde está enclavada Mar-a-Lago, lo que significa que los benefactores de la Cruz Roja no tendrán que verse las caras con los manifestantes.

“¿La Cruz Roja está dedicada a aliviar el sufrimiento humano? Si Obamacare es derogado, será un desastre: 30 millones de estadounidenses sufrirán sin seguro médico”, señala uno de los comunicados colgados en la cuenta de Facebook de los convocantes.

La marcha quiere denunciar también el veto a los musulmanes, la moratoria en aceptar refugiados sirios, la política de deportación de inmigrantes y la postura de Trump sobre los derechos reproductivos, según sus mensajes en Facebook.

La polémica llevó a la sección estadounidense de la Cruz Roja a difundir esta semana un comunicado en el que hace referencia a su larga relación con Mar-a-Lago, menciona que Donald Trump ha asistido en varias ocasiones a la gala antes de ser presidente e invoca la “neutralidad” como uno de sus principios rectores.

Eso implica, según el comunicado, “prestar ayuda humanitaria sin involucrarse en controversias de naturaleza política, racial, religiosa o ideológica”.

En cuanto a la “Marcha por la Humanidad”, la Cruz Roja indicó que respeta el derecho de las personas a expresar su opinión, pero a la vez manifestó su confianza en que esa protesta no perjudique los esfuerzos de una “organización humanitaria imparcial que atiende las necesidades urgentes de la gente”.

El medio digital Politico informó hoy de que el fin de semana de Trump y sus familiares en Mar-a-Lago puede costar unos 3 millones de dólares a los contribuyentes.

Mar-a-Lago, una propiedad única con sus vistas al océano y el canal, sus jardines y hermosas construcciones de los años 20, ha estado también en el centro de la polémica estos días por la subida drástica de las cuotas de membresía en coincidencia con la llegada de Trump a la Casa Blanca.

El canal de televisión CNBC dio a conocer la pasada semana que la cuota inicial de admisión para los nuevos miembros fue aumentada de 100.000 hasta 200.000 dólares a partir del 1 de enero.

El director gerente del club, Bernd Lembcke, señaló luego a la prensa que dicha subida estaba planeada desde antes de las elecciones del 8 de noviembre, pero reconoció que ha habido un aumento de las solicitudes de ingreso a raíz de la victoria de Trump.

Al margen de ese pago inicial, los socios del club, valorado en unos 100 millones de dólares, deben desembolsar una cuota anual de 14.000 dólares para poder disfrutar de todos los servicios que ofrece Mar-a-Lago, de acuerdo a CNBC.

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