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La policía relaja la seguridad en torno a la Torre Trump y alivia a comercios

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Una semana después de que Donald Trump abandonara Nueva York para trasladarse a Washington, la policía ha relajado la seguridad en torno a la célebre Torre Trump, lo que ha aliviado a los comerciantes de las calles colindantes.

La famosa torre, en la Quinta Avenida de Manhattan, donde vivía Trump antes de trasladarse a la Casa Blanca, se convirtió también en su cuartel general para las intensas reuniones que mantuvo durante más de dos meses a fin de formar su gabinete.

Esas funciones del edificio terminaron el jueves de la semana pasada cuando Trump se dirigió a Washington, para dormir allí en la última noche antes de convertirse en residente de la Casa Blanca.

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“Al principio venía menos gente, pero ahora se está normalizando y estamos teniendo más clientes”, aseguró a Efe Daniel Lugo, limpiador de una de las tiendas situadas frente al edificio del magnate.

Daniel explicó que, hasta hace pocos días, había sido “bastante difícil” acceder a su puesto de trabajo después de que se reforzara la seguridad el pasado mes de noviembre, puesto que el acceso por varias calles adyacentes permaneció cerrado hasta hace poco.

Y es que los peatones del lado este de la Quinta Avenida ya no son desviados si pasan por delante del edificio.

“Las ventas han mejorado desde la semana pasada, he tenido más clientes”, aseguró Hassan, un vendedor ambulante de origen egipcio que tiene un carrito de comida cerca del edificio del magnate.

Sin embargo, para los transportistas y mensajeros continúan las complicaciones debido a los constantes registros, los problemas de estacionamiento y los atascos de tráfico diarios.

“Para nosotros sigue siendo lo mismo, mucha seguridad, y cada vez que uno pasa por las esquinas del edificio, te piden identificación”, dijo un mexicano que sólo quiso dar su primer nombre, Rubén y que trabaja de repartidor para un restaurante de la calle 56, a pocos metros de la Torre Trump, que continúa parcialmente cerrada.

“Cuando entregamos comida en la Torre Trump nos abren la bolsa y registran todo el paquete”, añadió Rubén, que asegura que, desde el mes de noviembre, tarda “mucho más tiempo” en cruzar la avenida.

En la misma línea, Henry, un dominicano que distribuye mercancía para un hotel de la misma calle, explicó que para los conductores sigue siendo “una pesadilla” encontrar aparcamiento en la zona.

Algunos comerciantes de las tiendas adyacentes se han quejado del impacto que suponía para sus negocios el fuerte dispositivo de seguridad desplegado después de las elecciones del 8 de noviembre.

La firma de moda Tiffany aseguró la semana pasada que las ventas de su tienda en la Quinta Avenida bajaron un 14 % en los meses de noviembre y diciembre en comparación con el mismo periodo del año anterior.

La empresa consideró que esta bajada se debe a “las interrupciones de tráfico en la zona durante el periodo postelectoral”.

El lugar sigue atrayendo la atención de un gran flujo de turistas y seguidores que se paran delante para hacerse fotografías.

Además, la primera dama, Melania Trump y el hijo de ambos, Barron, no se han trasladado a Washington y viven aún en el edificio, por lo que continúa protegido por una decena de agentes con perros detectores de bombas y la calle sigue rodeada de patrullas de policía, aunque en menor medida.

El lugar no sólo genera preocupaciones de seguridad, sino también económicas.

En diciembre pasado el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, solicitó al Gobierno federal que se hiciera cargo de los altos costes que ha supuesto para la ciudad ofrecer protección a Trump y su familia.

Se calcula que el dispositivo de seguridad que la policía montó frente a la Torre Trump desde el 8 de noviembre, día de las elecciones presidenciales, hasta el 20 de enero, ha costado unos 500.000 dólares diarios.

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