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Óscar Vázquez, del árido desierto al Senado contra el fiscal general de Trump

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El joven Óscar Vázquez cruzó el desierto que separa México de Estados Unidos con solo 12 años, una edad con la que no podía entender la aventura que tenía por delante y que hoy le llevó a testificar contra el senador Jeff Sessions, nominado por Donald Trump para ser su fiscal general.

“Quería venir hoy aquí porque necesito que el jefe de nuestro sistema legal entienda que los inmigrantes hacemos este país más fuerte y que no está bien deportar a los que vinieron aquí de niños y expulsarlos a un país que quizás ya ni recuerden”, dijo hoy ante un comité del Senado Vázquez, de 30 años.

Nacido en un pequeño pueblo del estado de Chihuahua (México), con 12 años, Vázquez y su madre viajaron en un autobús hasta la frontera entre EEUU y México para luego cruzar el extenso y árido desierto de Sonora y llegar hasta Phoenix (Arizona), donde vivía el padre del joven desde hacía tiempo.

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Frente al comité judicial del Senado, Vázquez habló del “miedo” que sienten los 750.000 jóvenes que llegaron al país de niños, conocidos como “dreamers” (soñadores) y que pudieron frenar su deportación gracias al programa de Acción Diferida (DACA), proclamado por el presidente Barack Obama en 2012.

Durante la campaña presidencial, Trump amenazó con deportar a todos los indocumentados del país, incluidos los “soñadores”, cuyos datos se encuentran en manos del Gobierno de Obama.

Conocido por sus duras posturas en inmigración, Sessions dijo el martes que apoyaría acabar con DACA, un plan que llamó “amnistía masiva” y cuya constitucionalidad consideró “muy cuestionable”.

Para ilustrar la valía de los jóvenes indocumentados, Vázquez habló de dos de los mayores logros de su vida: el premio que ganó en un concurso de robótica cuando era apenas un adolescente y el “orgullo” por ser estadounidense que sintió al combatir en Afganistán en las filas del Ejército de Estados Unidos.

Estaba en un instituto de Phoenix cuando descubrió su vocación militar al entrar en un cuerpo juvenil del Ejército, donde sus instructores eran excombatientes de la guerra de Vietnam.

“Me gustó mucho la disciplina, me gustó mucho la educación física, todos los valores que tienen y el ideal de servicio al país. Decidí que yo quería hacer eso”, contó a Efe Vázquez.

Un centro de reclutamiento del Ejército rechazó su candidatura por ser indocumentado y, entonces, decidió unirse al club de robótica, donde diseñó junto a otros tres compañeros indocumentados, un magnífico robot submarino, bautizado “Stinky” (apestoso) y que acabó inspirando una película y un libro.

Aunque eran alumnos de instituto, los jóvenes latinos se inscribieron en una competición de robótica entre universidades, viajaron hasta California y acabaron derrotando a los equipos de prestigiosas universidades, incluido el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés).

“Ganar la competición de robótica submarina fue la prueba de que nosotros, como soñadores, tenemos algo que ofrecer al país que siempre hemos considerado nuestro hogar”, dijo hoy Vázquez.

Se inscribió en la Universidad estatal de Arizona, obtuvo un grado en ingeniería mecánica, pero no podía encontrar trabajo debido a su condición de indocumentado, por lo que su mujer y él decidieron que la mejor solución era que volviera a México para tratar de entrar legalmente en EEUU.

Aunque su mujer y su hija eran ciudadanas estadounidenses, la ley prohibía a Vázquez volver a entrar a EEUU durante diez años por haber residido anteriormente de manera irregular en el país.

El mexicano recurrió esa sanción y, 361 días después de haber dejado Estados Unidos, pudo volver al país que le vio crecer para cumplir su sueño de alistarse al Ejército.

“Mis compañeros me consideraban un igual, otro que tenía el mismo uniforme, que tenía la misma bandera que ellos en el hombro y estaba del mismo lado. Para ellos, yo no era diferente, no era nada especial, no era menos que ellos, era alguien más”, describió a Efe Vázquez, que pasó diez meses en Afganistán.

“Los talibanes -bromeó- no me disparaban más porque fuera mexicano o porque fuera de otro color. Siempre ha sido mi experiencia con el Ejército, nunca me sentí menos ni más que nadie, me sentí igual”.

La condición de veterano de guerra del sargento Vázquez podría influir en los republicanos más moderados del comité judicial del Senado, quienes sienten un gran respeto por el Ejército y en última instancia tendrán en sus manos la decisión de confirmar o rechazar el nombramiento de Jeff Sessions como fiscal general.

Los demócratas no tienen suficientes votos para bloquear el nombramiento y, por ello, están tratando de abrir grietas en las filas conservadoras con todo tipo de estrategias, incluido un llamamiento directo a los valores patrióticos de “un país de inmigrantes”.

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