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Ciudad de México saborea la llegada de los Reyes Magos con una Mega Rosca

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El Zócalo de la Ciudad de México, bañado en la anaranjada luz de la tarde, acogió hoy uno de los acontecimientos más dulces para los mexicanos, en especial de los más pequeños: la Mega Rosca de Reyes 2017.

En medio de la gigantesca plaza principal de la capital, coronada por un decorado navideño que cuenta con 30.000 puntos de luz y una majestuosa pista de hielo, los niños se mostraban impacientes por degustar la rosca, uno de los manjares más típicos de esta época.

El tamaño de la Mega Rosca de Reyes 2017, cuya degustación fue convocada por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, podría tirar del camello a cualquiera de las tres majestades de Oriente: mide 1.440 metros de longitud y 90 centímetros de ancho, y pesa 9.375 kilogramos.

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Los ingredientes mágicos son harina, azúcar, esencia de naranja, mantequilla, ate (dulce de fruta) verde, ate blanco, ate rojo, higos, huevos, levadura, mermelada, leche y vainilla.

Además de las decoraciones navideñas, el Zócalo lució con un escenario vestido de globos fucsias y blancos, presidido por Mancera, la secretaria de Gobierno de la Ciudad de México, Patricia Mercado, y el secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, Felipe de Jesús Gutiérrez.

Los representantes del Gobierno de la capital mexicana, resguardados en una gran mesa alargada, cortaron la gran rosca acompañados por los Reyes Magos y más de 40 personas (tanto niños como adultos) en el escenario, que junto a centenares de asistentes esperaban probar esa mágica obra gastronómica.

Cuando Mancera cortó la primera de las más de 200.000 porciones de la Mega Rosca se topó con el muñequito, una figurita que se esconde dentro del pastel y que quien la encuentra debe invitar el 2 de febrero a un festín de tamales (plato de origen indígena preparado a base de masa de maíz rellena de diversos ingredientes y envuelta en hojas vegetales).

Los niños piden a los Reyes Magos varias cosas, desde los deseos más corrientes como bicicletas y juguetes, a otros un poco más especiales, como comida para el gato y salud para toda su familia, todo con ese tono que mezcla la inocencia y la exigencia.

No solamente son los más pequeños quienes piden un deseo a sus majestades. Mancera también reclamó su regalo: “Sobre todo tiene que haber mucho amor, mucho cariño y mucha paz, que es lo que necesitamos”.

Una de las niñas leyó una carta en la que les pidió juguetes y les dio las gracias por tener una cama donde dormir, y varios niños lanzaron globos blancos con sus peticiones que surcaron el cielo cada vez más oscuro.

Música de trompetas, canciones comerciales, espectáculos con payasos, talleres y muchas otras actividades llenaron la plaza de un espíritu festivo que se resiste a un inicio de año marcado por cambios políticos y económicos que pueden determinar la vida de sus habitantes.

Al ritmo de la mítica canción “All I want for Christmas Is You”, el Zócalo se llenaba gota a gota de curiosos que, puede que por el dulce olor o por la festividad que se respiraba en la gran plaza, se acercaron a ver de dónde venía tanto alboroto, aunque ya casi no quedara ningún pedazo de rosca que mojar en leche.

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