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Montero, Barceló y Obligado charlan sobre situación de literatura en España

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¿Crisis de mercado o ruptura necesaria? ¿Falta de concentración en la lectura o lectores más comprometidos? Los dos puntos de vista sobre la literatura en España tuvieron cabida dentro de una mesa de debate con escritoras en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Teniendo como excusa el 400 aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes, las autoras Rosa Montero, Elia Barceló y Clara Obligado se reunieron en la feria literaria mexicana para hallar puntos de encuentro y de enfrentamiento respecto del estado de salud del mercado editorial español.

Montero (Madrid, 1951) expuso que, en los últimos años, se ha producido una “progresiva transformación del modelo del mercado de la narrativa”, en la que en las librerías ya no dan tiempo a que se noten los efectos del “boca-oreja”.

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Las tácticas de venta “agresivas” con los títulos destinados a ser “superventas” hacen que “las librerías estén tan llenas de parafernalia, de pilas (de libros), que literalmente no caben los otros libros”.

“Últimamente es más fácil vender 30.000 libros que 3.000, paradójicamente”, aseveró Montero, quien además recordó que, si un escritor no vende lo suficiente, “el corte (para que no le sigan publicando) está en la tercera novela, y muchos autores se están quedando fuera por eso”.

En conclusión, “la creatividad bien, todo lo demás, cero”, sentenció la madrileña.

Su opinión fue rebatida por la hispano-argentina Obligado (Buenos Aires, 1950), quien se mostró muy crítica con el mercado editorial tradicional, porque -dijo- “les han vendido mierda” a los lectores.

“Antes a los libros los quemaba el inquisidor, ahora el mercado. Yo la crisis de las grandes editoriales la festejo. Creo que estaban matando la literatura”, argumentó la autora, abogando por las pequeñas editoriales con criterios puramente “literarios”.

Barceló (Elda, Alicante, 1957), que compagina su trabajo de escritora con el de profesora, apuntó que en esta crisis hay un “problema de base” que es la educación, como puede constatar con sus alumnos: “Leer les cuesta trabajo, esfuerzo, y ya no es una cosa maravillosa, sino ‘a ver si me acabo el capítulo’”.

“No sé si el problema lo tenemos nosotros, o los maestros o las nuevas generaciones, pero tenemos un problema, porque el esfuerzo es excesivo”, resaltó.

Con ella coincidió Montero, quien añadió que tiene una “cierta preocupación con la capacidad de concentración”, y que se deberían hacer “estudios neurológicos sobre esto”.

Mientras que Obligado, más optimista, señaló que se está dando la “aparición de jóvenes que quieren leer” y multitud de grupos de lectura, lo que no ocurría antes con tanto énfasis.

Barceló confesó que tiene la impresión de que “se está empezando a olvidar que esto es un arte, un oficio, una artesanía”, porque parece que lo único que cuenta es “el plot, la historieta, lo que pasa”, y no cómo se cuentan las cosas.

En este sentido, Obligado sostuvo: “hemos pasado años mezclando literatura con mercado, y quizá ha llegado el momento en el que el mercado sea mercado y la literatura sea lo que es”, porque el mercado “destroza todo lo que toca”.

Barceló fantaseó si, en unos lustros, podría darse la situación de que un libro se escriba con inteligencia artificial.

“Es posible que el término literatura cambie para ajustarse a eso. Yo creo que no será literatura, pero probablemente porque tengo prejuicios”, afirmó la autora de “Caballeros de Malta”.

Es posible, añadió Montero, “que se cree un género robótico”; textos muy “básicos” en los que el lector pueda seleccionar en una máquina el porcentaje de “ingredientes” que desea (sexo, sangre y otros elementos) y obtener su libro.

Cuando Montero y Obligado debatieron si se están agotando o no las posibilidades de publicar para los autores, Barceló intervino para decir que la solución que ella ha encontrado a la incertidumbre económica es “buscar un trabajo que no esté muy lejos de lo que te guste hacer y que no ocupe todo tu tiempo”.

“Sabes que al final del mes vas a tener un dinero que te permita pagar las facturas; a partir de ahí, tu tiempo es para escribir lo que quieres escribir”, aportó Barceló, asegurando que de esta forma, “estás comprando tu libertad”.

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