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Moscú no tiembla ante la tempestad que se avecina previo al Mundial

(MAXIM ZMEYEV / AFP/Getty Images)
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Moscú no es una ciudad que se asuste cuando se trata de organizar grandes eventos. Sede de las Olimpiadas en 1980, la final de la Liga de Campeones en 2008, las Olimpiadas Invernales en Sochi 2014, Rusia y en especial Moscú no conocen el pánico y menos cuando escuchan hablar de la llegada del Mundial el próximo jueves. De hecho, no a todos los rusos les gusta el futbol y algunos prefieren ver el hockey sobre hielo o algún tipo de deporte invernal.

Pero lo cierto, es que cuando un evento deportivo de la escala de un Mundial, el país anfitrión, y en especial una ciudad como Moscú, se convierte en propiedad de todos. Sí, de todos.

Desde muy temprano en la semana, comenzaron a llegar aficionados argentinos, mexicanos, peruanos, colombianos, así como seguidores de Irán, Marruecos, Alemania, y de todas partes del mundo. Muchos con cara de angustía (los que no tienen boletos) y otros sobrados en confianza (los que planearon bien o gastaron mucho).

Esta semana, los cánticos peruanos, argentinos y marroquíes se escuchaban por toda la Plaza Roja, que se distinguió por tener cantidades de calles cerradas, lo que se volvió una verdadera pesadilla para los conductores.

A diferencia de varias sedes en Brasil en 2014, la seguridad en Moscú parece como algo natural y es evidente que se toman en serio. Los miembros de la prensa tienen que pasar varios puntos de seguridad, e incluso, los agentes examinan a cada detalle toda la anatomía de tu celular y hasta he visto que la pala para construcción tiene que pasar por los rayos X.

Y es así, como los rusos se preparan para ser anfitriones esta semana del evento deportivo más importante, una tarea que pondría a varios nerviosos, pero no a los rusos, que no se detienen o alteran mucho su estilo de vida ante la tempestad que se avecina.

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