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El Comite Olímpico solicita ‘amablemente’ a manifestantes que se retiren

In this Aug. 6, 2016 photo, fans hold signs that read in Portuguese; "Temer Out" prior to a group E match of the women's Olympic football tournament between Brazil and Sweden at the Rio Olympic Stadium in Rio de Janeiro, Brazil. A court ruling banning the removal of protesters from Olympic venues is fueling debate on whether Brazil's political crisis should be kept out of the athletic competition. The ruling Monday came after a Brazilian Olympic volunteer defaced his official credentials to demonstrate his opposition to orders to escort out of stadiums fans holding up signs against interim President Michel Temer. (AP Photo/Leo Correa)
(Leo Correa / AP)
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RÍO DE JANEIRO.- Un video que mostraba cómo un fanático estaba siendo escoltado y removido de las gradas por tres soldados durante las competencias de tiro con arco sonó en las redes sociales.

Al aficionado se le acusó de gritar “¡Fora Temer!” (¡Fuera Temer!”), en referencia al presidente interino Michel Temer, el no tan popular vicepresidente que tomó el poder en mayo tras haber sido cesada la entonces presidenta Dilma Rousseff.

En Belo Horizonte, la policía militar ordenó a 12 aficionados abandonar el juego de futbol femenino de Estados Unidos-Francia por levantar unos letreros que decían “Regresa Democracia”, mientras que otros vestían camisetas con una letra cada una donde pedían la salida de Temer.

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Los brasileños, quienes acostumbran a mezclar el deporte y la política, se preguntaban qué había cambiado, o si esta reciente persecución se debe a la actual crisis política de su país.

El Comité Olímpico Internacional (COI) ha prohibido, desde que se recuerda, la mezcla de “política, religión o cualquier propaganda racial en las gradas en los sitios olímpicos”.

El comité encargado de Río 2016 presentó un comunicado en el que pedía al público que recordara mantener “limpias las normas de las arenas”, y advirtió que a los espectadores que infrinjan esta petición se les solicitará que detengan esa acción o se les invitará “amablemente a que abandonen el recinto”.

“La norma de mantener la arena limpia es para el beneficio de los atletas y los espectadores, para permitirles que su atención sea en la celebración del evento”, dijo Río 2016 en el comunicado. “Brasil es una democracia y afuera de las arenas no hay restricciones”.

Las medidas drásticas para detener las protestas han desatado una serie de debates sobre cómo mantener las normas olímpicas sin violar la libertad de expresión en un momento crucial en la historia brasileña.

El expresidente de la Corte Suprema de Brasil, Ayres Britto, dijo que no hay leyes locales que permitan que a un aficionado se le expulse por hacer declaraciones políticas.

“Si traes un letrero que dice ‘Fuera’ quien sea, de manera pacífica, es una manifestación legitima de libertad de expresión”, dijo Britto.

“No entiendo realmente las políticas brasileñas, y no creo que sean el lugar indicado para hacer declaraciones”, dijo Pedro Lorca, un aficionado de 27 años de Santiago de Chile. Lorca aseguró no haber visto ningún mensaje político mientras asistía a las competencias de judo femenil. “Pero si ellos protestan, no deberían detenerlos o removerlos tampoco”.

“Hemos sufrido mucho este año con todo lo que ha pasado y hemos tenido tantas protestas; ahora es el tiempo de disfrutar del deporte”, dijo Saundra Faury, de 59 años. La oriunda de Sao Paulo dijo que no apoyaba el mensaje de “Fora Temer”.

“No deberían ser removidos, pero creo que el comité olímpico tiene algo de razón [al removerlos si no escuchan a sus peticiones]”, afirmó Faury.

El director de comunicaciones de Río 2016, Mario Andrada, dijo en un comunicado que la ejecución de la norma será impuesta para letreros y no para cánticos políticos, pues “si eso se aplicara, la mitad del Maracaná tendría que ser vaciado”, en referencia al recinto en que Tamer fue abucheado durante la ceremonia de apertura el viernes pasado.

Un portavoz de Río 2016 declinó comentar si los soldados y la policía en Belo Horizonte se han sobrepasado en la fuerza aplicada sobre los aficionados removidos, quienes habían aceptado detener su protesta.

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