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Pasión a todoterreno

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El mundo de los deportes de motor está repleto de justas prestigiosas a través de sus diversas modalidades que cautivan a los amantes de la velocidad y la adrenalina.

La Fórmula Uno tiene el Monaco Grand Prix, el IndyCar tiene el Indianapolis 500 y la NASCAR tiene la Daytona 500.

En la modalidad de off roading, carreras de automóviles todoterreno, junto al Dakar Rally está la Baja 1000. La competencia con cerca de 50 años de historia se celebra anualmente en la península de Baja California, empezando en Ensenada a lo largo de entre 600 o 800 millas, dependiendo el circuito, de difícil terreno desértico.

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Para el piloto mexicano Eliseo García Jr., la naturaleza que rodea a la Baja 1000 es lo que le da un tinte especial a esta justa.

“Lo que la hace único es la magia que tiene el desierto de Baja California y sus paisajes, es algo hermoso. Ver un amanecer corriendo es algo que muy poca gente tiene la oportunidad de ver”, dijo a HOY Deportes García, cuyo equipo, Chinloas Motor Sports, es parte de la recién estrenada serie documental de Red Bull TV Driving Dirty que sigue a cinco distintos equipos rumbo a la carrera.

“Pero además de ese encanto que tiene el terreno y la naturaleza, también estas en medio de la nada, en donde si cometes un error puedes pagar el precio de quedarte tirado sin apoyo, ahí la magia se convierte en pesadilla. Es ese reto de poder vencer a la naturaleza que la hace especial”.

“[Comparada a las otras carreras] aquí convives en un campo abierto. No hay control de la gente adentro de la pista ni de la gente que viven ahí y que pueden estar usando el mismo camino mientras que tú vas a 105 millas por hora. Te da adrenalina el no tener control, pero sabes que tienes que acelerar”.

García empezó en el off roading en 1992 a los 17 años de edad; en 1999 junto a familiares formó Chinloas Motor Sports y desde entonces son una presencia habitual en la carrera que reúne cerca de 270 equipos de varios países.

Uno de los aspectos más atrayentes de la Baja 1000 comparada a otras competencias es que cualquier persona puede participar solo con tener un vehículo adecuado y con cumplir con el reglamento de seguridad.

“Esto es lo bonito de este deporte. No es como la NASCAR o la Fórmula Uno en donde tienes que ser un piloto contratado y experimentado para poder entrar en un circuito competitivo”, dijo García

“Aquí no, como se puede ver en la serie con el equipo Wallentine, [el dueño] tiene un ‘Vocho’ de Volkswagen sin modificaciones. En su lista de cosas que quería hacer antes de morir estaba esta carrera. Era un principiante cien por ciento, hay muchos casos iguales al de él en la Baja 1000”.

La variedad de autos que compiten en la justa es extensa. Va desde carros areneros-conocidos como “buggys”- y “Vochos” de un valor de alrededor 50 mil dólares, a camionetas de alto poder-conocidas como “Trophy Trucks”- que pueden llegar a tener un valor de hasta medio millón de dólares.

Al participar con un “Trophy Truck”, los dueños automáticamente están situados en el nivel de élite. De acuerdo con García, estas circunstancias le pueden cuásar estragados a pilotos experimentados como él.

“Cualquier persona que tiene la capacidad para invertir mucho dinero, va y compra un vehículo de estos y ni siquiera saben cómo manejarlo. Porque sus autos son la categoría élite del evento entonces arrancan en mero enfrente”, dijo el originario de Ensenada.

“Cuando [estos pilotos] llegan a una subida donde tienes que simplemente acelerar un poquito más o tener algo de astucia, se quedan atorados y provocan un embotellamiento que puede provocarte retrasos”, indicó.

Legado familiar

Para García, la Baja 1000 representa mucho más que emociones y retos pues es algo que lleva en la sangre.

Su padre, Eliseo García padre, fue uno de los participantes originales de la justa cuando inició en 1967. Su historia es una inmensa fuente de orgullo para García Jr. cada vez que corre.

“El saber que mi padre, que tiene 85 años de edad y que hasta la fecha está en los pits con nosotros y anda en las carreras, ve que estoy siguiendo un legado y que estoy continuando algo que él inició, es bonito”, expresó el piloto.

García comentó que debido a su herencia en el deporte siente que es su responsabilidad el trasmitirle el amor por la adrenalina a sus dos hijas. Su hija menor de 14 años participa en carreras de bicicleta de montaña a un nivel de élite y su hija mayor de 17 es la copiloto.

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