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Indiferencia y poco entusiasmo en residentes de Río a menos de dos semanas de Olimpiadas

(ANDREW WINNING / Reuters Photo)
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RÍO DE JANEIRO. Un año antes del Mundial de 2014, surgió un debate sobre el país anfitrión, Brasil.

Miles se manifestaron en contra de la Copa del Mundo, algunos pronosticaron caos y otros exigieron mejores servicios del gobierno. Otros, defendieron la elección de ser anfitriones y dijeron que Brasil podría impresionar al mundo con su organización.

Los aficionados analizaron sin límites a su equipo de futbol, especulando sobre las probabilidades de ganar de Brasil y pintaban sus vecindarios de los colores amarillo y verde.

La ceremonia de Río 2016 está a menos de dos semanas pero el país aún no está rodeado del espíritu olímpico. Los Juegos no han dominado las conversaciones de los brasileños. La venta de boletos ha sido lenta. El sentimiento que domina no es ni de un apoyo fuerte pero tampoco de una oposición total, sino de una indiferencia generalizada.

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En las playas de Copacabana, una de las áreas principales de Río, las señales de que las Olimpiadas están por llegar no sorprenden a los visitantes y la vida sigue su rumbo, casi a paso normal, dijo Jenoval Ferreria da Lima Neto, de 38 años de edad, quien opera varios negocios para turistas. Cobra para tomarse fotos en enormes castillos de arena que dicen, “Bienvenidos a esta ciudad maravillosa”.

“Pensamos en agregarle algo (a la escultura de arena) sobre Río 2016. Pero nah, mejor no. ¿Para qué?”, dijo mientras los trabajadores de construcción levantaban los asientos para los partidos de voleibol de playa.

“Para aquellos de nosotros que trabajan con turistas, estamos buscando hacer más dinero, porque los tiempos están difíciles y no creo que la nación esté unida para esto”, dijo el comerciante.

(Marcelo Sayão / EFE)

Habló de los problemas de los residentes locales en salud, seguridad y educación. Las manifestaciones antes y después del Mundial en esas áreas “no produjeron nada bueno”, dijo. “Fue solamente alboroto que se fue diluyendo”.

Una encuesta reciente de la agencia respetada Datafolha dijo que 51% de los brasileños “no mostraron interés” en los Juegos y 33% dijeron que tenían “poco interés”. Más del 63% de los brasileños dijeron que los Juegos traerán “más daño que beneficios”. Esos números fueron peores a 2013 cuando solo 40% pensaban que el daño iba a ser mayor que el beneficio y solo 28% “no tenía interés”.

Los expertos y residentes locales han dado pocas razones por la apatía hacia los Juegos Olímpicos, pero la más obvia es que los brasileños siempre han preferido el futbol. Pero mucho ha cambiado para mal desde que Río obtuvo los Juegos en 2009. Los brasileños dicen que ahora están más preocupados con otros temas, como la recesión y crisis política que cesa. Tras meses de protesta, la presidenta electa, Dilma Rousseff, enfrenta un juicio político.

“Brasil está simplemente cansado, es como su tuviéramos una cruda de lo que ha pasado recientemente en este país”, dijo Mauricio Santona, un profesor de ciencias políticas en la Universidad Estatal de Río de Janeiro. “Gracias a la crisis económica y política, ahora no es hora de sacar el orgullo nacionalista”.

People enjoy the day at Copacabana beach as a ship patrols the coast enhancing security ahead of the Rio 2016 Olympic Games, in Rio de Janeiro, Brazil, on July 24, 2016. / AFP PHOTO / TASSO MARCELOTASSO MARCELO/AFP/Getty Images ** OUTS - ELSENT, FPG, CM - OUTS * NM, PH, VA if sourced by CT, LA or MoD **
(TASSO MARCELO / AFP/Getty Images)

Algunos comentaristas han notado que varias ciudades anfitrionas de los Juegos en el pasado han experimentado escases de entusiasmo antes de las Olimpiadas pero su humor se levanta una vez que los Juegos inicien. La ceremonia de apertura es el 5 de agosto.

Santoro piensa que la gente mejorará de humor cuando los Juegos inicien y que algunos grupos políticos tomarán ventaja de la luz pública.

Aun no es claro quién abrirá los Juegos, si el presidente interino Michel Temer o algún representante del gobierno. El juicio político que podría remover a Rousseff no terminará hasta después de las Olimpiadas. Varios líderes del mundo se están manteniendo fuera de la ceremonia de apertura para tratar de evitar la pregunta incómoda de si apoyan a Temer o Sousseffel.

Existe una demanda más baja de lo esperado de los brasileños en los eventos y los extranjeros ahora pueden comprar boletos a precios antes solamente disponibles para los locales. La falta de interés no sorprende a Irnaldo Silva, de 28 años, quien trabaja como conserje en un edificio de apartamentos de Río.

“No puedo comprar esos boletos, no puedo ir a los Juegos de todas maneras. Tengo que trabajar todo el día. Creo que lo veré en TV”, dijo Silva. Agregó que la demanda de cuartos de renta en su edificio ha estado a la baja. “Simplemente no hemos sentido el entusiasmo”.

La televisión local poco a poco ha comenzado a crear entusiasmo para los Juegos, enfocándose en deportes pocos conocidos y en posibles estrellas olímpicas de Brasil. Pero la mayor parte de los reportajes se han concentrado en los dolores de cabeza de la transportación y preocupaciones del país en caso de que suceda un ataque terrorista.

El jueves, el gobierno anunció que arrestaron a 10 personas en las fases iniciales de comenzar una célula terrorista, pero los describieron como “amateurs” sin unos planes concretos.

En una entrevista reciente con Los Angeles times, el alcalde de Río, Eduardo Paes, festejó dijo que los Juegos Olímpicos no han sido tan controversiales como la Copa del Mundo 2014.

“¿Se acuerdan de la Copa del Mundo?”, dijo. “Habían protestas diciendo, ‘no habrá una Copa del Mundo’. Aquí no ves protestas que dicen ‘aquí no habrá Olimpiadas’”, pero ¿si están emocionados? Eso es otra historia. Los brasileños no están emocionados de nada”.

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