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Ni 16 tornillos en su clavícula detienen al ecuatoriano Martín Castelo de lograr su objetivo

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La vida le presentó a Martín Castelo trabas que hubieran provocado detener su deseo de cumplir su sueño. Pero la determinación de lograrlo no iba permitir que ni las lesiones se interpusieran en convertirse en un motociclista profesional.

El joven ecuatoriano de 22 años, quien recien empezó su tercera temporada en el supercross la semana pasada en Anaheim, debutó con el equipo IB Corp Racing hace tres años en esta modalidad del motociclismo que se desarrolla en pistas artificiales comúnmente en estadios... pero no sin antes pasar por el quirófano por lo menos en cinco ocasiones.

Tal como una pista de carreras de motociclismo, con muchos altibajos y obstáculos, Castelo casi vio truncado ese sueño cuando sufrió una caída que causó que le tuvieran que corregir su problema de clavícula con ocho tornillos y una placa.

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A solo semanas antes de estrenarse en el supercross, el destino le jugaría nuevamente otra mala pasada.

“Tuve otra caída, me rompí la clavícula con todo y metal adentro… ya se me salía el metal de la piel”, recordó aquel incidente a HOY Deportes. “No me pudieron operar, tuve que competir así. La clavícula se me pegó un poco chueca y me tuvieron que re-operar después. Esa vez me pusieron 16 tornillos con dos placas para mantener el hueso”.

(Handout / Handout)

En su debut, las cosas no mejoraron pues en plena carrera volvió a caer tras chocar con un obstáculo que tenía que estar dentro del trayecto. La pista por lo general está protegida con pacas de heno que van cubiertas con pancartas de las marcas auspiciadoras de la carrera.

Según Castelo, en una de las curvas al parecer alguien ya le había pegado a uno de esos henos y lo sacó de su puesto justo antes que él hiciera la curva. “Le pisé e hizo que me caiga para lastimarme el hombro. Seguí compitiendo porque después de dos minutos me di cuenta que no era tan grave, los paramédicos se habían llevado mi moto, tuve que esperar para cruzar la pista y tomar de vuelta mi moto para terminar la carrera”.

Si bien las dolencias físicas marcaron el inicio de la carrera Castelo, lo mantuvo firme el apoyo que le brindaron sus padres desde el principio, especialmente al tomar la decisión de viajar a Estados Unidos desde su natal Ecuador cuando apenas tenía 16 años.

“Para mi mamá fue difícil pero lo aceptó”, explicó. “Dejar ir a su hijo de 16 años, que entre a estudiar a distancia, que se vaya a vivir a otro país para un sueño que era más imposible que ‘No’ porque realmente los espacios que hay para atletas profesionales son muy pocos”.

(Handout / Handout)

Su padre, Edgar, quien es un amante de las carreras con motor, fue quien inspiró a Martín desde muy chico a sentir la adrenalina de las carreras.

“Con el carro que él iba al trabajo, le ponía números y competía las carreras locales”, contó. “Me llevaba de pequeño de cuatro años a que le viera competir. Un día, cuando ya tenía cinco años, un amigo de mi papá le llama y le dice que ‘hay un papá que le compró una motocicleta a su hijo y no le gustó, entonces la está vendiendo con el traje y todo’. Aún todavía tomaba la leche de biberón y empecé a montar la moto (risas)”.

Desde entonces, Castelo compitió mayormente en motorcross pues en su país no tenían la infraestructura adecuada para desarrollarse más a fondo en el deporte. Fue campeón en Ecuador seis veces, cuatro veces en Latinoamérica y a pesar de todos sus logros a nivel amateur, no pudo conseguir un patrocinador, lo que provocó su llegada a los Estados Unidos, donde actualmente vive.

Castelo explicó que en Ecuador no había muchas pistas, era muy limitado, aunque tampoco ha cambiado en la actualidad. El supercross no existe en su país, “lo que hay es de motorcross, que se corre en montañas y son pistas más anchas, menos técnicas que el supercross”.

(Handout / Handout)

Ante todos los sacrificios que el ecuatoriano ha tenido que vivir, desde no estar presente en cumpleaños de sus familiares, navidades o cualquier otra celebración, Castelo disfruta los frutos logrados cuando ve a aficionados llegar con la bandera de su país a las carreras.

“De pronto estoy en la pista pensando ‘el hacer este movimiento, ir más rápido, hay que mejorar’… pocas veces tengo la opción de hacer la pausa a la rutina y mirar hacia atrás para darme cuenta que estoy viviendo mi sueño. Me hace muy feliz eso”, expresó. “Aunque mi papá apenas me vino a ver primera vez hace poco, mi mamá aún no lo hace pero me ve por internet”.

El fin de semana pasado, Castelo empezó su tercera temporada del Monster Energy Supercoss West con un resultado negativo en el Angel Stadium, de Anaheim, pues terminó en la quinceava posición en las pruebas de calificación de la categoría 250SX. De todas formas tendrá la oportunidad de sumar puntos este sábado en Houston y regresará a Anaheim el 20 de enero, que será la tercera carrera de las 17 programadas para la temporada.

Sigue a Jad en Twitter, Instagram y Facebook: @jadelreda

(Handout / Handout)
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