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Wawrinka supera los nervios y conquista su primer US Open

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Si acaso cinco minutos antes de iniciar su contundente victoria sobre Novak Djokovic en la final del Abierto de Estados Unidos, los nervios carcomían a Stan Wawrinka y hasta rompió a llorar, confesó el suizo tras el partido.

“Antes de la final, estaba nervioso como nunca. Estaba temblando en el vestuario”, describió el tenista de 31 años sobre sus momentos de desasosiego que compartió con su entrenador Magnus Norman. “Estaba charlando como a cinco minutos del partido, los últimos detalles con Magnus, y me puse llorar. Estaba temblando completamente”.

Wawrinka no quería sucumbir en la final de un Grand Slam: “Así de simple, el único motivo. Esa sensación de que no quieres perder. No quiero entrar a la pista y perder una final. Estar tan cerca y tan lejos”, explicó.

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Pero se sacó de encima la ansiedad.

Colosal y resuelto en los momentos decisivos, Wawrinka no sabe lo que es perder finales en las grandes citas del tenis. Este domingo conquistó su primer título del US Open y tercero de Grand Slam al vencer 6-7 (1), 6-4, 7-5, 6-3 al número uno Djokovic.

A sus 31 años y cinco meses, Wawrinka se convirtió en el campeón más veterano del US Open desde que Ken Rosewall (35 años y 10 meses) se alzó con el título en 1970.

“No tengo idea alguna de lo que está pasando”, dijo Wawrinka al recibir el trofeo de campeón en la pista del estadio Arthur Ashe. “He jugado demasiado tenis durante las últimas dos semanas. Estoy totalmente vacío”.

Wawrinka quedó con marca de 3-0 de por vida en su carrera en finales de torneos de Grand Slam, incluyendo una victoria sobre el serbio Djokovic en la final del Abierto de Francia el año pasado.

También se alzó con el título del Abierto de Australia en 2014 y mantiene una racha de 11 victorias en finales en el circuito. Solo le falta Wimbledon para completar la colección de títulos en las grandes citas, algo que Djokovic consiguió recién en junio al coronarse en Francia, en su 20ma final en un Slam.

Dueño de un revés de una mano que es considerado como el mejor del circuito, Wawrinka solo cuenta con un título en los torneos de la serie Masters 1000, los de mayor envergadura tras los Slams — ese fue en Montecarlo en 2014.

“No me importa”, respondió el tercer preclasificado en Flushing Meadows cuando le preguntaron sobre esa singular cosecha. “Lo único que puedo decir que estoy feliz con llevarme este trofeo esta noche”.

¿Cómo ha hecho Wawrinka para no parpadear en partidos tan trascendentales? ¿Compilar tres grandes en dos años?

Puro trabajo fuerte que recibió recompensa cuando tenía 28 años, con aquella victoria sobre Rafael Nadal en la final de Australia.

“Lo único que intento es exigir el límite”, afirmó Wawrinka. “Eso significa que cuando deje de jugar tenis, no tenga ningún tipo de arrepentimientos. No quiero después decirme, ‘¿por qué no te entrenaste más? o ‘por qué no hiciste esto o aquello?’”

Fue lo que precisamente hizo en un atardecer de verano en Nueva York.

Su clásico gesto es apuntar un dedo hacia la sien. Según dice, el origen del mismo obedece a que ahora más que nunca ha asimilado el concepto —transmitido por Norman — de que está preparado para luchar y sufrir en la cancha.

“Fue más fuerte mentalmente, supo qué hacer en los momentos clave”, reconoció Djokovic, quien se fue desdibujando con el transcurso del partido, a menudo mirando hacia su entrenador Boris Becker en busca de algún tipo de solución.

Falto de chispa, el campeón vigente del torneo dejó escapar una friolera de oportunidades para romper el servicio de su adversario. El año pasado, cuando Djokovic venció a Roger Federer en cuatro sets, el suizo solo aprovechó cuatro de 23 bolas de quiebre. Ahora, se voltearon los papeles para Djokovic, quien apenas convirtió tres de 17.

Tras arrancar perdiendo 3-0 en la primera manga, Wawrinka forzó un desempate en el que Djokovic se llevó los últimos cinco puntos.

El suizo fue el patrón durante el resto del duelo.

Sentenció los siguientes dos sets con quiebres de servicio. Otra ruptura de saque le encaminó a una ventaja inicial en el cuarto parcial. En algo que no es común, Djokovic recibió tratamiento cuando no correspondía el cambio de lado. Se sacó las dos zapatillas y las medias para que el kinisiélogo le atendiese por lo que luego el serbio describió como molestias en las uñas.

A Wawrinka no le gustó para nada esperar seis minutos, y Djokovic tuvo que ofrecerle disculpas. En todo caso, el rumbo del partido estaba cantado, definiéndose con el segundo match point del suizo, gracias a una devolución larga de su rival.

Pese a que Djokovic había pasado la mitad de tiempo en la cancha durante el torneo, con 8 horas y 58 minutos en 13 sets completos, contra 17 horas y 54 minutos en 23 sets de Wawrinka, fue el suizo quien evidenció mejor resto físico.

Rumbo al título, Wawrinka debió levantar una bola de match point en un desempate de su partido de tercera ronda ante el británico Don Evans, choque que ganó en cinco sets.

Y aquí está, campeón otra vez, venciendo al número uno del mundo en cada una de las tres finales de Slam que ha ganado. Quizás el nombre de Wawrinka debe proponerse para un reconfigurado club de los “Cuatro Grandes”, como nuevo socio de Federer, Nadal, Djokovic y Andy Murray.

“Eres un gran campeón, una gran persona. Gracias a ti, puedo estar aquí hoy”, le dijo Wawrinka a Djokovic.

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