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‘Kike’ Hernández, de Dodgers, reencuentra su pasión con Puerto Rico y revive su batalla contra el cáncer

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Dentro de un agradable camerino en Camelback Ranch, conmovido todavía por los recuerdos del Clásico Mundial de Béisbol y por lo que representó para Puerto Rico, Enrique ‘Kike’ Hernández le mostró su antebrazo a un pequeño grupo de reporteros.

“Hasta se me está poniendo la piel de gallina simplemente hablar de esto”, indicó Hernández.

‘Kike’ regresó a los Dodgers el viernes pasado después de estar dos semanas participando en el Clásico Mundial con el equipo boricua, sin embargo, todavía mostraba huellas de lo vivido. Lucía una cabellera rubia como la del resto de sus compañeros de selección y sus ojos se pusieron algo llorosos al hablar.

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Explicó que siente que su pasión por el béisbol se ha restaurado tras una temporada de 2016 que fue empañada por su infectividad en el plato y por la batalla de su padre con el cáncer.

“Tras el año que tuve dentro y fuera del campo de juego, le perdí un poco de amor al juego”, expresó Hernández. “Fue algo refrescante regresar a jugar. Rápidamente me contagié de esa energía y pasión. Me permitió analizar las cosas y darme cuenta que el año pasado simplemente fue un mal año. Empecé a divertirme de nuevo”.

Hernández jugó varias posiciones para Puerto Rico, que perdió en la final de la justa ante los Estados Unidos. Espera poder cumplir este año el mismo papel con los Dodgers.

El originario de San Juan es el favorito para quedarse con el último cupo en la banca del mánager Dave Roberts; está peleando el puesto con Chris Taylor y Charlie Culberson.

Pese a su ausencia, el jugador de 25 años de edad lleva la delantera debido a que puede jugar como jardinero. El equipo está buscando a alguien que pueda respaldar las posiciones de shortstop y de jardinero central.

Dave Roberts no quiso nombrar a un favorito en esta competencia, pero Taylor le ha dejado una buena impresión. Los visores creen que es un mejor shortstop que Hernández.

“Es un problema de alto calibre”, dijo Roberts. “Estos son tres buenos jugadores que caben dentro de lo que estamos tratando de hacer”.

‘Kike’ tomó la decisión de jugar con Puerto Rico aunque su puesto con el primer equipo de los angelinos no estaba seguro. En 2016, falló en su especialidad al solo batear .189 ante lanzadores zurdos. Sin embargo, sus problemas con el bate fueron eclipsados por el temor que le produjo el estado de salud de su padre.

En julio, Enrique Hernández padre, un entrenador y visor veterano en la isla, se sometió a un trasplante de médula ósea. ‘Kike’ se rapó la cabeza cuando su papá empezó su tratamiento contra el cáncer.

El pasado Día del Padre conectó un cuadrangular que le dio la victoria a los Dodgers, pero el emotivo momento no compensó la angustia por la que estaba pasando. Se sentía atra- pado entre su profesión y su familia.

“Quieres estar ahí para apoyar a tus padres”, dijo Hernández. “No solo por mi papá, pero por mi madre también, quien estaba tomando las cosas como si ella fuera la que estuviera enferma. No estás allá por estar aquí, no estás haciendo lo que te corresponde. Se pone difícil”.

El equipo de Puerto Rico sirvió como una fuerza unificadora para el territorio boricua. Hernández describió a la isla como un lugar plagado por el crimen y ahogado en deuda.

“No está en guerra, sin embargo, todos se están atacando entre sí y esto está empeorando la situación”, comentó el jugador.

Antes de la final del Clásico Mundial, el gobernador de Puerto Rico les informó a los jugadores que se había programado un desfile sin importar el desenlace. Después de que EE.UU. consiguió un triunfo de 8-0, el jardinero de Baltimore, Adam Jones, señaló que la celebración había motivado a su propio equipo.

Hernández respondió a lo que Jones insinuó.

“No era para dejar quedar mal a nadie”, indicó. “Era algo nuestro, con nuestra isla, con nuestra gente”.

“Siendo latinoamericano y boricua, nos apasiona todo. Cada cosa que nos apasiona, la vamos a agrandar. Aquí es donde se notan las diferencias culturales. Algunas personas no podrán entender esto”, agregó.

‘Kike’ no acudió al desfile pues quiso reintegrase a los Dodgers. Pero sus padres sí estuvieron presentes. El cáncer de su padre está en remisión y a su madre le ganó la emoción tras ver a la multitud que se había congregado en el aeropuerto para recibir al equipo boricua. Su hijo entiende muy bien este sentimiento.

“Quizás jamás me he divertido más jugando al béisbol”, señaló Hernández. “A veces te puede pesar el portar a tu país en el pecho, pero es algo muy especial”.

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