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Medallista de oro le enseña a niños de Los Ángeles la importancia de la salud

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El pasado jueves por la mañana mientras que un grupo de estudiantes de noveno grado de la Felicitas & Gonzalo Méndez High School de Boyle Heights, corrían a lo largo del gimnasio de esa escuela en preparación para la prueba estatal de condición física FITNESSGRAM, una icónica figura de esta comunidad los alentaba y apoyaba gritándoles “vamos, vamos, así se hace”.

Desde hace ocho años, Paul Gonzáles, medallista de oro en boxeo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, se ha dado cita en la escuela que está localizada en el terreno en donde estaba su viejo vecindario como representante del programa Ready, Set, Gold! (RSG!) para motivar a los estudiantes a ponerse en forma.

“Estoy involucrado con RSG! para ayudar a los niños a que alcancen un buen nivel físico, mental y espiritual para que puedan llevar sus vidas de la mejor manera. Han removido muchos programas de educación física en las escuelas y ahora tenemos muchos niños sufriendo de obesidad y diabetes”, dijo Gonzáles, quien lleva tres décadas participando en programas comunitarios. “Tenemos que seguir diciéndoles que tomen agua y coman sus vegetales y asegurarnos que están haciendo esto. Varios de estos niños ni almuerzan, vienen aquí y tienen un dulce en su boca”.

RSG! se fundó en 2006 y es una colaboración entre el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles y el Comité de Los Juegos Olímpicos del sur de California, una organización que promueve el movimiento olímpico en el área, con el propósito de combatir la diabetes y la obesidad entre los estudiantes del quinto a noveno año a través de la enseñanza del ejercio y hábitos de buena salud.

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“Tenemos que seguir diciéndoles que tomen agua y coman sus vegetales... Varios de estos niños ni almuerzan, vienen aquí y tienen un dulce en su boca”.

— Paul Gonzáles, exmedallista olímpico

El programa cuenta con la participación de 50 atletas olímpicos y paralímpicos de varias disciplinas desde corredores de pista a voleibolistas a ciclistas. Cada uno es designado a una escuela del distrito y hacen varias visitas a lo largo del año escolar en donde les dan consejos a los niños y les comparten historias sobre su experiencia como atletas de élite.

Gonzáles cree que hoy en día programas como RSG! son más importantes que hace 20 o 30 años porque los niños ya no están tan activos físicamente como los de antes debido a la tecnología que tienen disponible para distraerse.

“Mi generación hacia mucho ejercio. Te mantenías afuera de casa y jugabas algún deporte. Esta generación está atorada en el internet y otras cosas”, expresó. “Quieres que cuiden su cuerpo y que lo vean como un templo. Yo lo hice de joven y lo sigo haciendo. Simplemente les quiero inculcar esta filosofía a los niños que solo se la pasan sentados enfrente de un televisor o una pantalla de computadora”.

El expeleador que nació en Texas pero que fue criado en el Este de Los Ángeles, también visita otras dos escuelas del área además de Méndez High School y trabaja en el Eddie Heredia Boxing Club forjando nuevos talentos pugilísticos del barrio que produjo a medallistas olímpicos como él y Óscar ‘Golden Boy’ De La Hoya.

Siempre trata de usar su conquista en los juegos de Los Ángeles 84 como ejemplo para dejarles saber a sus niños que todo es posible si le echan ganas y se dedican.

“Les digo que fui a las olimpiadas cuando era muy joven y compite con los mejores del mundo. Trato de motivarlos como a mí me motivó mi entrenador Al Stankie”, dijo Gonzáles. “Quiero impulsar a estos niños a hacer lo que ellos creen que no pueden hacer. Tienen que saber que ellos también pueden hacer lo que yo hice. Solo necesitan que ser fuertes, estar enfocados y ver hacia adelante”.

Recuerda su hazaña...

Gonzálezs empezó a pelear a los ochos de edad y tras ver los Juegos de Montreal 76 se prometió que iba a ganar el oro algún día. Después de cosechar un sinnúmero de títulos juveniles puso su mira en la justa olímpica que se iba a celebrar en su propio patio. Dice que el tener la oportunidad de realizar su sueño en el Sports Arena de Los Ángeles a millas de su casa lo llenó de mucho entusiasmo, pero también con algo de temor.

“Fue emocionante y algo aterrador a la misma vez porque no quería fracasar ante la gente de mi ciudad”, dijo. “Lo que hice fue ponerme mentalmente en otro lugar. Si mi rival era venezolano, estaba peleando en Venezuela. El tipo que enfrenté en la final era de Italia, entonces me imaginé que estaba en Italia. Sin embargo, cuando salí a la arena y vi a miles de aficionados me puse nervioso, pero cuando llegue al ring me enfoqué y me puse a trabajar”.

Paul Gonzales tranined in the Hollenbeck Youth Center in East LA before fighting in the 1984 Olympics.

Paul Gonzales tranined in the Hollenbeck Youth Center in East LA before fighting in the 1984 Olympics.

(Morse, Paul / Los Angeles Times)

Cuando venció a Salvatore Todisco por la presea dorada en la división minimosca, fue la primera de nueve que consiguió el equipo boxeo de Los Estados Unidos en esos juegos para establecer un récord de todos los tiempos. En ese equipo, que considerado como el más grande de la historia olímpica, figuraban nombres de la talla de Evander Holyfield, Pernell Whitaker y Meldrick Taylor.

“Fue un sueño cumplido, algo que solo pasa una vez en la vida. Todavía me tengo que pellizcar cuando me levanto pensando en mi triunfo”, dijo Gonzáles, quien mencionó cómo toda su comunidad se volcó detrás de él durante todo el proceso. “Cuando estaba entrenando para los juegos era cómo Rocky. Al correr por la calle que ahora es la Cesar Chávez, me aventaban fruta desde los puestos para alentarme”.

Como el primer peleador mexicoamericano en ganar una medalla de oro para los Estados Unidos, Gonzáles fue un pionero que motivó a varios muchachos como él a seguir sus pasos y competir en unos juegos. Antes de Barcelona 92, De La Hoya declaró al New York Times que Gonzáles lo había inspirado para ir por el oro y de cara a Atlanta 96, Fernando ‘Feroz’ Vargas de Oxnard le dio las gracias por abrirle las puertas.

“Me dijo gracias y que si no fuera por mi ellos no hubieran tenido la oportunidad de estar en unas olimpiadas. Para mí eso fue como, ‘wow, gracias’”, expresó. “Es algo gratificante saber que los motivé y que les dejé saber que si sueñas en grande puedes alcanzar todas tus metas”.

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