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Pasado tenebroso nubla despedida de Kobe Bryant

No todo es fiesta en la despedida de Kobe.

No todo es fiesta en la despedida de Kobe.

(Lori Shepler / Los Angeles Times)
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A mí no me dará tristeza el retiro de Kobe Bryant, uno de los atletas más talentosos del mundo. Realmente llevo años que no he podido disfrutar verlo en acción, sé que no soy la única mujer que se siente así.

Quizás más que cualquier otro atleta o figura del entretenimiento que ha sido mimado, idolatrado y sobre pagado y que se ha pasado de la raya, Bryant ha forzado a muchos de nosotros en pensar sobre cuales cosas son perdonables o cuales se pueden ignorar.

De mi parte, desde que fue acusado de violación en 2003, lo he visto de una manera distinta.
Antes de que enfrentara cargos por supuestamente violar a una empleada de un hotel de Colorado de 19 años de edad, Kobe, quien había crecido entre Italia y los suburbios de Filadelfia, tenía una imagen limpia.

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Lo más serio que se sabía de él hasta ese momento era que a los 24 años de edad se casó con una muchacha de 19 años pese a la negativa de su familia y los roces que había tenido con su compañero de equipo Shaquille O’Neal.

De acuerdo con el reporte policiaco, Bryant le pidió a la empleada que le mostrara el hotel. Con la esperanza de conseguir un autógrafo, la muchacha cargó con ella un pedazo de papel y una pluma, objetos que luego serían usados como evidencia en el juicio criminal.

Tras apenas haberse conocido unos 15 minutos antes, ambos se estaban besando en el cuarto de Kobe cuando aparentemente el atleta de 6 pies con 6 pulgadas de estatura empezó a atacar sexualmente a la estudiante universitaria, según los registros judiciales y de la policía.

Con su esposa Vanessa a su lado, durante una incómoda conferencia de prensa, Kobe insistió que todo había ocurrido de manera voluntaria.

“No la forcé a hacer nada en contra de su voluntad”, expresó con mucha emoción. “Estoy aquí enfrente de ustedes furioso con mi mismo…debido a que fui infiel. Amo a mi esposa con todo mi corazón”.

Negó que había cometido un acto de asalto sexual pero ante detectives del departamento del sheriff del condado de Eagle reconoció que había tomado a la muchacha por el cuello. Aseguró que también había hecho lo mismo anteriormente con otra mujer con la que también sostuvo un encuentro íntimo.

Días antes del comienzo del juicio que pudo haber encarcelado a Bryant por mucho tiempo de haber sido encontrado culpable, la muchacha dijo que no iba a testificar. Había impuesto una demanda civil que luego se arregló de manera confidencial.

Los fiscales le retiraron los cargos a Kobe y los aficionados del jugador se regocijaron.

Para mí todo esto no dejó comprobado ni estipulado que la acusación de violación en contra de Bryant no tuvo fundamento.

Solo dejó en claro que una muchacha nunca debe de esperar que el sistema de justicia criminal trabaje a su favor si su supuesto agresor es una rica, famosa y querida figura célebre.

Todo estaba en su contra desde el comienzo.

Los abogados de Bryant convencieron al juez que los antecedentes sexuales y el récord de salud mental de la acusadora eran relevantes para el caso. Afirmaron que ella había tenido relaciones sexuales con un segundo hombre horas después de cuando Bryant aparentemente la había atacado. Sus abogados negaron esto.

Pese a una fuerte ley del estado de Colorado que protege la identidad de supuestas víctimas de violación, el sitio web del Condado de Eagle publicó tres veces por error el nombre completo de la muchacha.

Un reportero de la corte accidentalmente le mandó por correo electrónico a siete medios de noticias copias de la transcripción de una audiencia sobre su actividad sexual. Estos medios le pidieron a la Corte Suprema de los Estados Unidos que hiciera pública la transcripción. A petición del juez Stephen G. Breyer de la máxima corte, un juez de distrito de Colorado, Terry Ruckriegle, renuentemente permitió la publicación de una versión editada de la transcripción.
Durante una audiencia, el abogado de Bryant mencionó varias veces el nombre de la acusadora, violando la ley de protección. Tom Leykis, un infame locutor de radio que menosprecia a las mujeres, hizo lo mismo en su programa.

¿Qué efectos colaterales sufrió la muchacha después de todo esto? Recibió varias amenazas de muerte.

Tres tipos se fueron a la cárcel por amenazar su vida; uno de ellos, Patrick Graber de Suiza, les ofreció un millón de dólares a los guardaespaldas de Bryant para que la mataran.

¿Y qué le pasó a Bryant? Bueno no mucho. Temporalmente perdió patrocinadores y le tuvo que comprar un anillo multimillonario a su esposa.

Un año después, como parte del acuerdo en donde le retiraron el cargo criminal, Bryant le ofreció una disculpa a la muchacha.

“‘Quiero ofrecerle una disculpa por la forma en que me comporté esa noche y por lo que ha sufrido durante este último año”, escribió el jugador. “Aunque en realidad creo que nuestro encuentro sucedió bajo el consentimiento de los dos, ahora reconozco que ella no vio o ve a este incidente de la misma manera …ya entiendo que ella siente que nunca permitió este encuentro”.

Mientras que Los Ángeles se prepara para enfrentar a los Thunders de Oklahoma el viernes, en donde seguramente celebrarán la grandeza de Kobe Bryant como en las demás arenas de la NBA, pienso que es importante decirle a la mujer cuya vida cambió debido a esta grandeza lo siguiente: Yo te recuerdo. Te creí en ese entonces. Te creo ahora.

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