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Columnista: Venir a un Mundial es un privilegio, pero nadie sabe lo difícil que es seguir al Tri

(Rebecca Blackwell / AP)
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“Oye, ¿a poco vas a ir al mundial? Debes de tener mucho dinero para poder viajar para apoyar a México”; este es el comentario que más escuchan los aficionados aztecas que vendrán a Rusia para apoyar a su equipo en la Copa Mundial de la FIFA 2018, pero lo que la gente no sabe es lo difícil que es seguir al Tri.

Para demostrar la pasión por el Tricolor, hay aficionados que ahorran desde años antes, venden su carro o hasta hipotecan su casa para ir. Claro que también hay aquellos que con su esfuerzo han ganado un buen trabajo y ahora no batallan tanto para asistir a una Copa del Mundo, pero hablemos del primer grupo: el que sacrifica hasta lo que no tiene por apoyar a su país.

Estos fanáticos de hueso colorado se la viven cazando vuelos durante varios meses antes de la máxima justa del balompié, consiguiendo a veces viajes desde los 12 mil hasta los 20 mil pesos ida y vuelta desde México hasta la capital rusa, Moscú. No solo eso, se desvelan durante las etapas de ventas de boletos de la FIFA, que en México arrancaban a las 5 a.m. del Centro del país, tres de la mañana del Pacífico, buscando que el Internet no les falle y puedan adquirir una o varias entradas para garantizar estar en los estadios donde juegue el Tri.

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Pero haciendo los gastos a un lado, que de por si ya son bastantes, quizás lo más complicado comienza al pisar Rusia. Por un lado, el inglés es hablado muy poco por la población trabajadora y no es nada raro encontrar que en los aeropuertos internacionales no hay nadie que hable la lengua de Shakespeare. A esta dificultad le sumamos la diferencia entre el alfabeto latino y el cirílico, que vuelve locos a muchos de nuestros paisanos que buscan entender los letreros para poder tomar un autobús al hotel o el metro rumbo a su departamento rentado.

El juego ante Alemania será el “más sencillo” para el mexicano. El escenario será el Estadio Luzhniki, ubicado en el centro de Moscú y el más grande de toda la copa, por lo que más de 81 mil almas podrán disfrutar de este cotejo. Pero tras finalizar el mismo, nuestros connacionales tendrán que viajar más de un día entero en tren rumbo a Rostov en el Don para el siguiente juego ante Corea del Sur, a menos de que quieran invertir unos nueve mil pesos en un vuelo sencillo rumbo al Sur de Rusia.

Tras haber superado estos dos primeros encuentros, los seguidores de México tienen cuatro días para moverse a cómo de lugar rumbo a Ekaterimburgo, la ciudad más al Este de todas las sedes del mundial y que está a unos kilómetros de la frontera entre Europa y Asia. Algunos tendrán que sacrificar más de día y medio en tren para ver a su equipo enfrentar a Suecia. Otros buscarán volar a ciudades cercanas y moverse a “Eka” en automóvil, autobús o nuevamente en tren, para ahorrarse unas horas.

Esta es solo la etapa de grupos, pero si México logra seguir avanzando, nuestros paisanos tendrán que ingeniárselas para continuar viajando sin quedarse sin dinero

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