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La ‘revolución’ que viene en Concacaf

PHILADELPHIA, PA - JULY 26: Adrian Mariappa #19 of Jamaica and Andres Guardado #18 of Mexico battle for a head ball in the first half during the CONCACAF Gold Cup Final at Lincoln Financial Field on July 26, 2015 in Philadelphia, Pennsylvania. Mexico won, 3-1. (Photo by Patrick Smith/Getty Images) ** OUTS - ELSENT, FPG - OUTS * NM, PH, VA if sourced by CT, LA or MoD **
(Patrick Smith / Getty Images)
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Siete títulos para el Tri de 13 posibles. El dato impresiona. Pero es engañoso...

A pesar de la victoria mexicana con un 3-1 inobjetable ante Jamaica en la final de la Copa de Oro, quedó flotando la sensación de que en la Concacaf se está gestando un nuevo orden que va más allá de una profunda reorganización administrativa en medio de denuncias de corrupción de sus principales dirigentes, y se extiende también al ámbito deportivo.

Panamá, de hecho, mereció vencer a los mexicanos jugando con un hombre menos y fue eliminada en las semifinales tras una de varias fallas arbitrales que favorecieron a su rival.

Jamaica, otro equipo habitualmente de relleno, avanzó a la final a costa nada menos que de Estados Unidos. Haití accedió por primera vez a los cuartos de final.

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El orden establecido sufrió tremendo remezón y las eliminatorias de la Copa Mundial del 2018 en Rusia se perfilan como las más reñidas, probablemente, de la historia.

Costa Rica, sensación de la última Copa Mundial, no pasó de los cuartos de final. Estados Unidos, campeón o subcampeón en nueve de las 12 ediciones jugadas hasta ahora, dejó una imagen muy desdibujada, que incluyó otra derrota ante Panamá en el partido por el tercer puesto, y México llegó a la final con la ayuda de fallas arbitrales.

“Es impresionante cómo se están acortando las distancias”, dijo el técnico mexicano Miguel Herrera después del duelo con Jamaica.

Los mexicanos doblegaron 2-1 a Panamá tras forzar un alargue al anotar un gol a los 88 minutos por un penal que el propio ‘Piojo’ Herrera admitió no existió.

Panamá había jugado la mayor parte del encuentro con un hombre menos por la expulsión de Luis Tejada en un fallo extremadamente riguroso del silbato Mark Geiger.

Las fallas fueron tan gruesas que la Concacaf emitió un comunicado diciendo que, efectivamente, el árbitro se equivocó, pero que “los errores humanos son parte del fútbol”.

Previamente, en los cuartos de final, México superó a Costa Rica 1-0 con otro penal dudoso al expirar el alargue, cuando todo el mundo palpitaba los penales.

Herrera defendió la tesis de que errar es humano y dijo que “debería comprobarse” que hubo irregularidades antes de hablar de corrupción, como han hecho algunos. Agregó que los jugadores pueden ayudar a los árbitros haciendo un juego transparente.

El reacomodo de piezas se produce en momentos en que la Concacaf hace frente a una profunda crisis derivada de las acusaciones de corrupción hechas por Estados Unidos al presidente Jeffrey Webb y de su predecesor Jack Warner. Webb fue deportado por las Islas Caimán a Estados Unidos y Warner enfrenta un combate un pedido de deportación en Trinidad y Tobago. Se los acusa de una serie de delitos, incluidos falta de transparencia y pagos y cobros de sobornos.

México, Costa Rica y Estados Unidos estaban llamados a ser los protagonistas a partir de su historia y de sus desempeños en la Copa Mundial de Brasil del año pasado. Los centroamericanos ganaron el Grupo de la Muerte tras doblegar a Italia y Uruguay y empatar con Inglaterra, y cayeron por penales en cuartos de final ante Holanda. Pero el conjunto dirigido por Paulo Wanchope fue una sombra del que sorprendió con su dinámica y su disciplina táctica en el Mundial, bajo las órdenes de Jorge Luis Pinto. Sucumbió en las semifinales ante un México que fue muy superior a pesar de que no está en un buen momento.

Estados Unidos, con cinco títulos en su haber, sufrió una de las peores humillaciones desde que se encumbró como la segunda potencia regional al ser eliminado por Jamaica en las semifinales y después perder por penales el partido por el tercer puesto con Panamá. Fue apenas la cuarta vez en 13 ediciones en que no llegó a la final.

Honduras, que también estuvo en el Mundial de Brasil, no sobrevivió a la primera ronda.

Panamá y Jamaica dieron la nota a fuerza de ganas y de garra. Las diferencias futbolísticas no fueron tan grandes. Pero mostraron el temple que les faltó a sus más encumbrados rivales y les arrancaron buenos resultados mostrando mayor convicción.

Es de prever que irán a las eliminatorias entonados, sobre todo los panameños, que ya habían sido subcampeones en el 2013 y habían golpeado las puertas de su primer Mundial en las últimas eliminatorias.

El nivel futbolístico del torneo fue extremadamente pobre y no ayudó la organización. Hubo críticas generalizadas a los arbitrajes y al hecho de que la copa se jugó en sedes muy distantes, obligando a los equipos a viajar de una punta a la otra de Estados Unidos constantemente.

Costa Rica, por ejemplo, jugó su primer partido en Carson, California, al oeste, y los siguientes en Houston, al sur, Toronto, al norte, y en East Rutherford, en las afueras de Nueva York, al este.

En otro ejemplo de desorganización, la final estaba anunciada a las 19.30 y comenzó media hora más tarde.

Los arbitrajes fueron un capítulo aparte y los fallos favorables a México, el equipo con más arrastre y que más dinero genera, por mucho, no hicieron nada por despejar las suspicacias en torno a los manejos de la Concacaf.

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