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El Mundial enseña el lado amigable de los rusos

(Thanassis Stavrakis / AP)
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Cuando visité Rusia el año pasado durante la Copa Confederaciones, llegué con todos los miedos del mundo. Mi educación en los Estados Unidos ponía a esta nación como un país excomunista que odiaba el Occidente. Lo poco que sabía de los locales era que siempre estaban serios y que nunca sonreían. Bueno, ahora después de dos viajes y casi seis meses viviendo acá, puedo asegurar que ¡en serio se pasan los rusos!

¿Y por qué lo digo? Porque durante el tiempo que llevo viviendo aquí he conocido ese lado amigable, hospitalario, “buena onda” de los rusos, que no solo me ha sorprendido a mí, sino también a todos los turistas que están aquí para la Copa Mundial de la FIFA 2018.

Se han pasado de buenas personas. En Rostov en el Don, el dueño de un hotel no pudo hospedar a unos mexicanos que querían estar un par de noches para el duelo del Tri ante Corea del Sur, por lo que los invitó a dormir a su casa de manera gratuita con tal de que tuvieran una buena impresión de su ciudad.

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En Anapa, el dueño del hotel donde nos quedamos antes de viajar a Ekaterimburgo nos quería regalar dos noches extras, pero al ver que nos teníamos que ir por cuestiones de trabajo fue a comprar algunos regalos y nos los obsequió antes de irnos. En Moscú un paisano dejó cargando su celular en un restaurante y los trabajadores rusos lo encontraron, le marcaron a varios de sus contactos recientes y enviaron su móvil por paquetería para que él lo tuviera en Ekaterimburgo, todo esto sin cobrarle ni un solo peso.

Y ahora en Ekaterimburgo, los miles de aficionados mexicanos han visto como los rusos les sonríen en la calle, los paran en las calles para tomarse fotos con ellos e incluso, algunos son invitados a los hogares locales para compartir unos ricos postres con un poco de té.

Toda esa educación que se me dio donde pintaban a los ciudadanos de la Federación Rusa como personas muy serias, siempre molestas y que no gustaban de los extranjeros, bueno, pues todo eso lo he tirado a la basura. Ellos han sido unos anfitriones excepcionales y no puedo esperar a contar más historias positivas, ya que apenas vamos a la mitad del mundial. Lo único que sí sé es que, ¡en serio se pasan los rusos! Y esperamos sigan pasándose de buena gente con todos los que han visitado su hermoso país en los últimos días.

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