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Opinión: ¿Qué gana México con disputar la Copa Oro?

(JIM WATSON / AFP/Getty Images)
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Con ausencias de sus mejores jugadores pero aún con un buen equipo, México continúa su participación en la Copa Oro de Concacaf.

Pero la participación del Tricolor en este torneo siempre ha sido como aquel joven que baila con la más fea por obligación, pero pensando en una más bonita (Copa América, Copa Confederaciones, etc.).

No es un secreto que este torneo siempre resulta incómodo para México, pues la mayoría de sus aficionados, expertos y desconocidos, asume que es mejor que rivales como Panamá y Jamaica, aunque muchas veces esos mismos rivales los ha dejado en vergüenza.

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Tampoco es completamente cierto que México sea muy superior que sus rivales del área, pues aunque es el representativo que más versiones de este torneo ha ganado, también se ha llevado desagradables sorpresas, que han resultado en despidos de sus entrenadores. También tiene en Estados Unidos a un oponente que le puede ganar, en cualquier día y con cualquier selección, a México, tal como lo ha demostrado en el pasado.

También este torneo puede servir para probar jugadores jóvenes como el atacante del Galaxy, Uriel Antuna, quien anotó tres tantos ante Cuba y otro ante Martinica, y que serían parte de un eventual recambio de jugadores en el Tri.

Pero teniendo en cuenta todo esto, ¿realmente debe de conformarse México con disputar este torneo?

La respuesta es no. Simplemente por motivos lógicos y porque también tienen que ver por la mundano que es este torneo de Concacaf.

¿Dónde se obtiene más experiencia que puede ayudar a un jugador? ¿Disputando un partido ante 65,000 personas que te apoyan en el Rose Bowl ante Cuba o enfrentando a Brasil en el Maracaná?

La respuesta es obvia, pero también es obvio que los dirigentes se frotan las manos al ver 65,000 aficionados que pagan sus entradas, estacionamiento, comida y cerveza, generando millones de dólares a los organizadores en un partido de México.

Pero ni lo anterior tiene tanta validez, pues si se trata de desarrollar jugadores, la participación en la Copa Oro no es muy diferente a la gira de México por Estados Unidos, pues la única diferencia en que están obligados a ganar el torneo. Un partido ante Cuba en el Rose Bowl en realidad es muy parecido a un encuentro ante Bolivia en Dallas, por lo que tampoco se justifica tanto en lo deportivo.

El ganar una Copa Oro tampoco agrega mucho en la historia para el Tri, mientras que ser finalista o ganar la Copa América agrega mucho prestigio para la historia de un país.

El único incentivo deportivo real que tenía México en la Copa Oro era que el ganador acudía a la Copa Confederaciones y ahora que no existe ese torneo, realmente no sirve de mucho ganar la región de Concacaf.

Por si eso fuera poco, existe ya una cosa llamada la Liga de Naciones, versión Concacaf, en la que México comenzará su participación en octubre enfrentando a Panamá y Bermuda como rivales de grupo. Ya sé, casi se cae de su asiento de emoción al escuchar de este nuevo torneo.

Pero para ser honestos, tenemos que recordar que la relación con Conmebol tampoco ha sido perfecta.

Después de un romance en el que el Tricolor fue protagonista en el certamen continental, de gran prestigio, México comenzó a llevar a selecciones suplentes desde Argentina 2011, cuando terminó el certamen con tres derrotas en tres partidos.
En Chile 2015 volvió a repetir con otro grupo de suplentes y quedó en último jugar de su grupo con dos empates y una derrota.

Todos estos movimientos de México, forzado por su calendario internacional, no cayeron bien en Conmebol.

Fue hasta la Copa América Centenario 2016 que México volvió a llevar a su primer equipo y fue goleado por Chile, en una torneo extraordinario para conmemorar los 100 años de existencia de este legendario torneo.

Al mismo tiempo, un aspecto similar sucedió en la Copa Libertadores de América, con equipos de México, que primero fueron protagonistas y luego sus participaciones fueron más por compromiso, saturados con nuevos torneos en el mismo futbol mexicano y con partidos en Estados Unidos.

En total, la producción de México en Copa Libertadores ha sido positiva para el futbol mexicano, de 1998 a 2016, los clubes aztecas lograron tres subcampeonatos, cinco semifinales, nueve cuartos de final y 16 veces llegaron a los octavos de final.

Por el momento no se ve una reconciliación cercana entre México y Conmebol, pero el mismo aspecto comercial hará que el Tricolor vuelva a la competencia sudamericana.

Por lo pronto, el futbol mexicano tendrá que seguir bailando con la más fea.

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