Ceremonia espectacular... sin dignatarios

Una colorida ceremonia inaugural no alcanzó para hacer pasar inadvertida la ausencia de dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol, incluido su presidente Juan Angel Napout, acusados en Estados Unidos de estar involucrados directa o indirectamente en actos de corrupción.

La presidenta chilena Michelle Bachelet, con índices muy bajos de popularidad por denuncias de corrupción, estuvo en el Estadio Nacional pero no fue presentada.

Antes de que comenzara la ceremonia inaugural, que consistió de un espectáculo de unos 25 minutos llenos de luces, pirotecnia y danza que rindió homenaje a la cultura chilena, se habían escuchado algunas silbatinas aisladas cuando el locutor de la ceremonia mencionó a la Conmebol, que se encuentra en el centro de la investigación de la Justicia de Estados Unidos sobre fraude y blanqueo de dinero en la FIFA.

Tras el espectáculo, se escucharon los himnos de ambos países, y posteriormente el árbitro Néstor Pitana dio inicio al partido inaugural entre Chile y Ecuador. No hubo puntapié inicial ni presentación de Napout o Bachelet.

Una hora antes del partido, los espectadores en el Estadio Nacional vieron como 12 globos heliosfera con las banderas de los países participantes en el torneo se reunían en el centro del campo en torno a una gigantesca copa inflable.

Después, niños de la organización chilena Teletón desfilaron por la pista atlética junto a la mascota ‘Zincha’ mientras sonaba el himno del torneo interpretado por el grupo Noche de Brujas.

La ceremonia, que había arrancado con una danza guerrera tradicional de la Isla de Pascua chilena -dirigida por el coreógrafo catalán Hansel Cereza, quien realizó la apertura para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992- culminó con una ráfaga espectacular de fuegos artificiales. El público local aplaudió y cantó su tradicional “Chi, chi, chi, le, le, le”, ansioso de que los artistas dieran paso a los jugadores de su selección.