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Brasileños: ‘El pueblo no merecía esto’

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RÍO DE JANEIRO.- Dos días han pasado desde uno de los capítulos más tristes en la historia del futbol brasileño y el sentimiento de desilusión aún se siente desde el corazón de esta ciudad hasta el estadio Mineirao, donde Alemania le propinó un 7-1 histórico a la selección brasileña el martes por la tarde.

En un país que ha sufrido mucho durante la organización del Mundial, conociendo sus realidades económicas, también vio sus limitaciones futbolísticas al ser goleado por un equipo de otro nivel.

El éxito de la Copa dependía de que la Verdeamarelha alzara su sexto campeonato del mundo, pero hasta hoy todo es tristeza, decepción, mezclada con resignación. Brasil, acostumbrado a la victoria y a los primeros lugares en futbol, solamente tendrá un recuerdo amargo del Mundial 2014 y los anfitriones tratarán de borrar de la mente este evento.

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“El pueblo no merecía esto, pero fue doloroso, fue fatal, fue una liquidación fatal”, dijo Fabio Vasconcelos, un aficionado de Sao Paulo que viajó a Belo Horizonte para ver la eliminación de su equipo y que culpó a Luiz Felipe Scolari, el técnico de la Verdeamarelha, por la debacle.

“Brasil tiene que aprender que tenemos que traer a un técnico extranjero para que se actualice del futbol mundial, no un brasileño”, expresó el aficionado.

El mismo Felipao aceptó que el fracaso debe recaer en él.

“Soy yo el responsable. Nadie más. Quien elige soy yo, soy el único que debe llevar la culpa de todo”, expresó Scolari, quien hace 12 años entró a los libros de historia como el hombre que llevó a Brasil al quinto campeonato del mundo y era hasta esta semana un héroe.

A partir del martes también será recordado como el hombre que dirigió a uno de los peores equipos brasileños de la historia.

Pero aunque mucha gente señale a Felipao como el único responsable, también los jugadores cargan con el peso del fracaso en esta selección. La pobre actuación (dos empates, dos victorias y una derrota) en el Mundial comprobaron que este equipo no era tan fuerte como otras selecciones brasileñas del pasado. Esta combinación de Neymar, Hulk, Fred y Oscar difícilmente se puede comparar a las de Romario, Roberto Carlos, Cafú, Ronaldo y Rivaldo.

“Necesitamos cambiar todo, esto de Felipao no sirve, hay que tener jugadores que jueguen (bien), cuando cayó el 5-0, Felipao no cambió nada”, expresó Claudio Henríquez, de Río de Janeiro.

“Felipao no arregló bien el equipo, cuando nos metieron el segundo gol, yo pensé ‘nos van a dar una goleada histórica’…ahora hay que pensar que hacer en el futuro, sigue Rusia, no ganamos la Copa América, ganamos la Copa Confederaciones con mucha dificultad, esto no es el futbol brasileño, el futbol brasileño es el futbol del 82, 86, del 2002”, expresó un molesto Gustavo Souza, de Belo Horizonte.

Indiscutiblemente, hay varios jugadores como Fred, Hulk, Dani Alves, Marcelo y David Luiz, que no cumplieron con las expectativas. Fred, el goleador del Fluminense y que anotó cinco tantos en la Copa Confederaciones, terminó siendo abucheado por su inefectividad y los periodistas lo calificaban de “cono de tránsito” el martes por la noche. Su adiós en el Mundial fue por la puerta de atrás al ser cambiado justo cuando Alemania metió el quinto tanto y los germanos celebraron. Entonces Felipao lo retiró de la cancha como un ladrón escapando del pueblo antes que lo lincharan.

No tardó para que el mismo pueblo brasileño, que es fiel, noble y apasionado, se volcara en contra de su selección y abucheara a su propio equipo, cantando “oles” en contra como si estuviéramos viendo a la selección mexicana siendo reprobada en el Estadio Azteca.

“Es un reflejo de todo lo que pasó en toda la Copa del Mundo, la gente viene para apoyar y quiere seguir apoyando durante todos los minutos, pero no se puede cuando se aceptan tantos goles”, dijo Federico Hayek.
“Nunca esperaba que Brasil perdiera de esa forma. Pero de todas maneras Brasil no merecía ganar”, dijo María Pimienta de Belo Horizonte.

Pasarán los años y la Verdeamarelha probablemente ganará nuevamente una Copa del Mundo. Lo hizo ocho años después de sufrir el “Maracanazo” en Suecia 1958. Ni esta frustración podrá quitarle a los brasileños sus cinco estrellas que tienen en su escudo, así como tampoco nada les podrá borrar esos siete goles de sus corazones.

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