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El ‘scout’ Mike Brito recuerda su niñez en Cuba y cómo cazó talentos para Dodgers

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Si el hombre que es hoy mirara a aquel chico de ocho años que por primera vez tomó una pelota de béisbol, seguramente no creería la historia que viviría.

“Fuera del béisbol yo no he sido nada”, dijo el legendario cazatalentos de los Dodgers, Mike Brito. “Crecí en una familia muy pobre en Cuba. Nunca tuve una niñez alegre, mi papá trabajaba, mi mamá no. Éramos cuatro hermanos”.

Brito no se avergüenza de hablar de la pobreza extrema que vivió cuando era un niño en su natal Cuba, por eso en sus conversaciones un “gracias a Dios” siempre resalta. El cubano se ha convertido en un ejemplo de superación y orgullo hispano.

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“A mí no me da pena decirlo, yo dormía en el piso con unos trapos viejos, solo cuando llegué a Estados Unidos por primera vez dormí en una cama”, recordó sus vivencias en el barrio de El Cerro. “No supe lo que era tener regalos de los Reyes Magos cuando era niño”.

El destino le tenía planeado un largo viaje en el béisbol que hoy rememora a sus 82 años.

Todo comenzó cuando acompañaba a un tío, que era pitcher en las ligas amateur en Cuba y poco a poco se fue encariñando con el deporte. A sus ocho años jugó por primera vez.

“Ese fue el cambio de mi vida y a mis 16 años fue firmado por los Senadores de Washington para venir a jugar aquí en Estados Unidos en 1955”.

Jugó ocho años como profesional aquí y tres y medio en México. Tras un choque en un partido con un corredor, mientras que él cubría el home plate, Brito salió lesionado por una dislocación del codo que eventualmente lo dejó fuera del profesionalismo. A pesar de que fue operado, el brazo nunca volvió a ser el mismo.

“Caí con el codo a la tierra. En ese tiempo no había ‘DH’ o bateador designado, no podía atrapar tampoco la bola porque el brazo ya no me respondía”, dijo. “Después pasé a ser mánager, scout, he sido de todo en el béisbol, incluso hasta Colombia llegué”.

Un cazador a todo vapor

Ha tenido una carrera como cazatalentos de los Dodgers por casi 40 años. En 2015 fue reconocido con el premio International Scout of the Year Award, algo que él considera tan importante como cuando su nombre entró al Salón de la Fama del Béisbol en Cuba.

Por eso dejar el deporte que más le apasiona no está en su mente. “¿El retiro? Voy a estar como una momia y estaré ‘scouteando’. Voy a estar con dos bastones y aún ‘scouteando’”.

A Brito se le apunta grandes descubrimientos, entre sus 31 prospectos, en el béisbol, con nombres como Fernando Valenzuela, Robert ‘Bobby’ Castillo, Luis Sánchez, Karim García, Ismael Valdez, Antonio Osuna, Juan Castro, Dennys Reyes, Gerónimo Gil, Noé Muñoz, Víctor Álvarez, Isidro Márquez, Arturo López, Alfonso Pulido, Eddie Oropesa, David Cortes, Daniel Garibay, Joakim Soria, Oscar Robles y Onelki Garcia. Entre los últimos más recientes están Yasiel Puig y el pitcher Julio Urías.

Su llegada a los Dodgers se dio gracias a Castillo, de quien dijo Brito que el equipo sorpresivamente no lo había obtenido teniéndolo tan cerca.

“Roberto ‘Bobby’ Castillo tuvo mucho éxito en México y los Dodgers se interesaron”, explicó. “Los Dodgers no entendieron cómo es que teniendo a ‘Bobby’ ahí no lo firmaron, pero después Al Campanis se enteró que era yo quien lo tenía. Me llamaron y vine a hablar con ellos, Al estaba muy contento de verme, me abrazó y me felicitó por haber firmado a ‘Bobby’”.

El resto fue historia para Brito, quien se convirtió en el scout de los Dodgers desde momento.

“Al me preguntó que si quería trabajar con ellos… era como si le ofrecieran agua al que tiene sed (risas)”.

Valenzuela lo solidifica

Si el descubrimiento de Castillo le dio credibilidad, Valenzuela lo consagró. Brito firmó al mexicano pero que según él todavía tenía para explotar su potencial.

“Le dije a Al Campanis que Valenzuela necesitaba una arma más en su arsenal, como el ‘split finger’ o ‘screwball’. Él me dijo que no teníamos a nadie que pudiera lanzar de esa manera y le dije que tenía a Castillo. Campanis me dijo que lo llevara a Arizona para que trabajara con Valenzuela por una semana”.

Mike Brito, left, and Bobby Castillo talk about the good old days in the Dodgers organization at the Evergreen Recreation Center on Tuesday morning. Brito signed Castillo, a former Dodgers pitcher who taught Fernando Valenzuela the screwball, his most lethal pitch.

Mike Brito, left, and Bobby Castillo talk about the good old days in the Dodgers organization at the Evergreen Recreation Center on Tuesday morning. Brito signed Castillo, a former Dodgers pitcher who taught Fernando Valenzuela the screwball, his most lethal pitch.

(Michael Robinson Chavez / Los Angeles Times)

Según el cubano, el lanzador mexicano sorprendió a todos por haber aprendido en tan corto tiempo el lanzamiento e incluso lo hacía mejor que su maestro Castillo al lanzar la pelota en “dos velocidades”.

Brito considera al pitcher como su mejor contratación.

“Definitivamente, Valenzuela fue un fenómeno, hizo lo que ni Babe Ruth había hecho. Llenaba los estadios, metía 15,000 personas, la gente preguntaba quién iba a pitchear y compraban para verlo. Valenzuela fue el cambio de mi vida. Él fue la contratación de mi vida”.

Puig y Urías son el futuro

Según Brito, el trabajo de un cazatalentos es el de poder ver hacía el futuro, tener el sentido de visualizar la capacidad de un jugador con proyección y de qué función podría servir en un campo de béisbol.

“Vi a Puig cuando tenía 16 años en Canadá, lo vi correr, lo vi tirar. Es un fenómeno, es lo que le llamamos un ‘jugador de cinco yerros’”, recalcó Brito, quien agradece a los Dodgers por la paciencia que le han tenido al jugador en su proceso de maduración. “Saben que tiene buenos yerros. Han sido bastante pacientes, ya ha mejorado mucho. Le he dicho que aquí las cosas son calmadas, le dije que tiene que jugar con sus compañeros, tener comunicación con ellos, olvidarse de sí mismo”.

Por su parte, Brito insiste que su más joven prospecto, Urías, quien en el verano tuvo una cirugía en el hombro que no le permitió terminar el año con los Dodgers, tiene cualidades que se asemeja a un grande.

“Es un gran prospecto. Cuando lo vi a sus 15 años, ya lanzaba a 87 millas por hora y fue mejorando. Es lo más cerquita a Valenzuela”.

Momentos inolvidables

Una de las anécdotas que más recuerda Brito fue cuando los Dodgers le solicitaron a un bateador que pudiera provenir de la banca y fue cuando firmó al bateador venezolano Vic Davalillo, que jugaba en México.

“Le gustaba tomar. Me lo ofrecieron gratis pero pagué $2,000 por él y tuve que ir a sacarlo de la cárcel por problemas de peleas, pero bateaba bien y corría como una liebre (risas). Lo llevé al hotel y le dije que me lo traía para Los Ángeles para jugar en las Grandes Ligas y él no me creyó. Lo mandé a la ducha y a dormir, al día siguiente lo desperté a las 6 a.m. para viajar y enseguida tuvo un gran impacto en el béisbol”.

Otro momento que recuerda con cariño fue cuando trabajó con el legendario Tommy Lasorda.

“Fuimos a un juego de USC. Lasorda me veía a mí y a los otros scouts tomando mil notas y apunten y apunten… yo nada más estaba con mi pistola y mi cronómetro sin apuntar nada. Se me acercó y me dijo ‘Mike tu eres el único [explicito] scout que no está trabajando’. Le dije que habían 18 jugadores en el campo y que solo uno era un prospecto realmente que la puede hacer en las Grandes Ligas y el resto son una pérdida de tiempo. Lasorda me dijo ‘tú eres algo diferente, me quito el sombrero ante ti’”.

No todo es fortuna

Las historias con diversos prospectos se repitieron, pero no siempre dieron los resultados esperados.

“Me fallaron como dos o tres, pero como dice el dicho ‘no siempre le vas a pegar cuando vas al bate’, no puedes pegarle a todas. Karim García llegó a ligas grandes y jugó 10 años pero nunca fue la superestrella que yo creía, otro fue Omar Rojas, un cátcher mexicano que le faltó corazón”.

La temporada de 1990 fue muy especial para Brito, quien dijo haber tenido seis jugadores mexicanos en los Dodgers, algo que nunca había sucedido en ligas mayores.

Inmortalizado en películas

El éxito como scout le ha permitido ser tan reconocido que incluso ha sido parte de varias películas. Recientemente hizo parte del largometraje mexicano “108 Costuras”, que incluye a actores y jugadores como Kuno Becker, Ximena Navarrete, Luis Gatica, Adrián González, entre otros.

“Siempre la he hecho de cabaret, pero hice una que salgo como un cura. Con Carmen Salinas estuve en Super Mandilón y ella en una escena la agarramos para que no le hiciera la vida difícil a Rafael Inclán. La amarramos a una cama y me dice ‘hasta que va a llover en mi maceta, pero que sea el cubano el primero’, le dije ‘¿por qué yo?’ y me responde ‘porque tú eres el que le mide las b… a Valenzuela’ (risas)”.

También participó en Talent for the Game con el reconocido actor Edwards James Olmos en la que tuvo varias escenas. “Todo esto me ha pasado gracias a Dios y a México”.

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