Anuncio

Jaime García, brilla en Grandes Ligas... y entre la violencia

Share

La misión de vida del pelotero mexicano Jaime García no se reduce sólo al diamante de béisbol.

Su deseo por mejorar las condiciones de vida en Reynosa, Tamaulipas, México, su ciudad natal, lo llevó ayudar a construir una casa, financiar la escuela de algunos niños y compartir tiempo con peloteros de ligas pequeñas en el campo donde alguna vez soñó con llegar a Grandes Ligas.

Todo con el único fin de entregarle una esperanza a los habitantes que anhelan escapar de una comunidad por años marcada por la violencia asociada a los carteles de la droga y el narcotráfico.

Anuncio

El pitcher, de 29 años, insiste en que luego de estar cerca de decirle adiós a la Gran Carpa por sus interminables lesiones en el brazo de lanzar, lo mejor que le pasó al saber que los Cardenales de San Luis le extendieron su contrato, fue regresar a Reynosa.

“Lo deberían ver en ese ambiente, alrededor de su gente. Jaime fue muy tierno. Fue muy comunicativo. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa. Tiene un gran corazón”, expresó Roland Ashby, fundador de Strategic Alliance, organización altruista.

Las circunstancias de la vida dejaron a una joven familia de Caborca, Sonora, en busca de un nuevo hogar. Obligados por la necesidad, Alicia y Francisco emprendieron un viaje al norte, aunque su camino se detuvo en Puerto Peñasco.

En ese lugar, la pareja fue contactada por ‘1Mission’, que apoya a personas necesitadas, a cambio de servicio comunitario.

Luego de que en 2014, García donó la cifra necesaria para patrocinar 25 de las 101 casas de ‘1Mission’ en esa localidad, en enero del año siguiente, el pelotero acudió al sitio, donde conoció a Alicia.

“Cuando estaba allá, ni siquiera pensé en el beisbol. Fue una experiencia que definitivamente cambió mi vida y me llegó al corazón”, aseguró García.

Impactado por esto, el beisbolista tamaulipeco volvió a Texas, convencido de que quería concentrar sus esfuerzos en Reynosa. Tal fue su decisión que para noviembre de 2015 ya viajaba hacia su antiguo hogar.

En dos días que duró su estadÌa, Jaime cubrió los 300 dólares que cada niño de una escuela necesitaba para seguir estudiando, además de dar uniformes y útiles. También fue al campo en el que jugó de niño, hizo una fiesta para los equipos, y repartió regalos y equipo deportivo.

Aunque sus planes de volver a Reynosa en diciembre de 2015 fueron cancelados por razones de seguridad, Garcíaa volverá. Lo garantiza.

“Ahora puedo decir que de todo lo que ha pasado en mi carrera y en mi vida, no cambiaría nada. Y eso que falta mucho por venir”, aseguró.

Anuncio