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Cuando el deporte une naciones y ayuda a sanar heridas

(Ramon Espinosa / AP)
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Uno de los episodios más insólitos de la Primera Guerra Mundial, fue la tregua de Navidad en 1914 cuando soldados británicos y alemanes decidieron ponerle pausa a su batalla para jugar un partido de futbol y fraternizar un poco alrededor de una pelota. Más de cien años después, el juego de beisbol entre Tampa Bay Rays y Cuba, que contó con la presencia de Barack Obama y Raúl Castro, sirvió para ponerle fin a una visita histórica del presidente de los Estados Unidos, una clara muestra de que el deporte une naciones y ayuda a sanar heridas.

Este juego amistoso cerró con broche de oro uno de los acercamientos más importantes entre los dos países que buscan terminar años de hostilidades para que la isla se abra de nuevo, se quite el embargo internacional que tiene encima y que ha atrasado el progreso cubano, además de ser el parteaguas para que el pueblo de Cuba deje de arriesgar su vida para viajar a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor.

El evento fue emotivo de principio a fin, desde poder escuchar el himno nacional de EU en el Estadio Latinoamericano, hasta ver a Obama sentado junto al hermano de Fidel Castro, disfrutando verdaderamente de un juego de pelota haciendo a un lado años de frustraciones y corajes entre las dos naciones.

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Para Obama, el juego de este martes tuvo un significado muy especial ya que demostró que “ese es el poder del beisbol, ese es el poder de los deportes. Puede cambiar actitudes y creo que es un legado que todos queremos”.

Pero esto es una pequeña muestra de lo que el deporte puede hacer a favor de los seres humanos, en la antigua Grecia los Juegos Olímpicos gozaban de inmunidad en todo el territorio helénico, por lo que cualquier guerra o batalla era parada por una tregua para ver a los mejores atletas de la época luchar por una corona de olivos.

Incluso aquellos hombres que no cuentan con un país debido a los conflictos políticos de sus naciones, encuentran en el deporte un poco de alivio y una razón para sonreír y pensar que puede haber un mejor mañana. Sino pregúntenle a los refugiados sirios que en este momento han armado su propio equipo para poder asistir a Río de Janeiro 2016 y traer un poco de alegría a los suyos.

El juego de béisbol de este martes es un excelente pretexto para que tanto Estados Unidos y Cuba comiencen a fortalecer sus relaciones, se olviden de todas sus broncas, tomen un bat y una pelota y comiencen a jugar, pensando en que el futuro será mejor para los dos países. Así de importante es la participación del deporte en los seres humanos, para unir naciones y ayudar a sanar heridas.

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