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Chica salvadoreña que nació con fracturas es maratonista

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Entre los 20 estudiantes de Foshay Learning Center que recorrerán las 26.2 millas del Maratón de Los Ángeles el 15 de marzo, destaca una chica salvadoreña que ha vencido obstáculos familiares y físicos.

Su sonrisa al correr y al hablar de la competencia revela su emoción por algo que pocos pensaron que pudiera lograr hasta hace un año, cuando decidió ser parte del programa Students Run LA, cuya meta es de ayudar a más de 3,000 estudiantes en Los Ángeles a terminar el maratón y al mismo tiempo desarrollarse como personas.

En especial su mamá, Rosa Rivas, no pensó que su hija podría terminar el recorrido pues Jocelyn nació con fracturas en la espalda, cuello y pie en El Salvador. Inclusive, su mamá escondió a Rocelyn por un año ya que tenía pena que vieran a su bebé en esas condiciones.

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Jocelyn platica que cuando era pequeña no podía mover la cabeza ni el cuerpo, pero su condición fue mejorando poco a poco, a pesar de que su familia no tenía muchos recursos para tratarla medicamente.

Doña Rosa comenta que su hija fue sometida en El Salvador a una terapia con una almohada durante un año, lo que milagrosamente la ayudó a recuperarse.

Con el pasar de los años, el cuerpo de la muchacha se fue fortaleciendo hasta vivir una vida casi normal, aunque los dolores de espalda la visitan con frecuencia.

A pesar de la desaprobación de su mamá, Jocelyn se enlistó en Students Run LA.

“Hasta tuvimos una pelea grande por lo mismo”, comenta Jocelyn, de 17 años, quien vive con doña Rosa y sus dos hermanas a escasos metros de distancia de la preparatoria. “Toda mi familia me dijo que no podía correrlo”.

“Mi mamá me dijo que no debería correr porque no estaba comiendo bien, comía mucha comida rápida”, explica la estudiante que cursa el último año de preparatoria. “Pero creo que no quería que corriera por mi historial medico”.

“Ella dice que no la apoyo pero yo me preocupo porque la vi muy mal cuando era pequeña”, señala doña Rosa, una trabajadora de limpieza.

Antes de comenzar con sus entrenamientos, Jocelyn primero acudió con el doctor y este le indicó que sí podía correr, aunque tenía que parar si sentía dolor.

La estudiante confiesa que sí sintió molestias en la espalda, aunque eso no la detuvo.

“Después de entrenar, me acostumbré al dolor, y no lo sentí como debilidad, sino como fortaleza”, recuerda la participante.

Su entrenadora, Shalom Sánchez, quien también sufre de una enfermedad de espalda, recuerda que Jocelyn comenzó como una de las corredoras más lentas pero que se fue volviendo cada vez más fuerte.

De hecho, Sánchez no sabía del historial de Jocelyn hasta este año cuando le tocó escribir un ensayo de admisión para una universidad.

“A lo mejor no quería que la tratarán diferente o que le dijeran que no lo puede hacer”, señala Sánchez.

La chica salvadoreña cuenta también que mejoró su dieta drásticamente cuando comenzó a correr. Antes de entrenar, Jocelyn comía hamburguesas, comida china, hot dogs y tomaba muchos refrescos.

“Ahora tomo nueve a 10 botellas de agua por día, frutas, vegetales, trigo y licuados que me ayudan”, afirma la estudiante que terminó en cuatro horas y 31 minutos la edición 2014 del Maratón.

La nacida en San Salvador y criada en Sensuntepeque fue acompañada por su mamá a la carrera del año pasado y aunque doña Rosa se quedó esperándola dentro del auto, al poco tiempo estaba presumiendo a sus amistades la medalla de su hija.

“El correr me enseñó a mi nueva yo. Empecé a ver oportunidades porque finalmente creía que podía hacer todo lo que estuviera en mi mente”, asevera la estudiante.

“El correr es una forma de gozar y de expresarme con otros”, señala la muchacha salvadoreña, quien llegó a Estados Unidos a los seis años. Ahora vive con su mamá y sus dos hermanas, Janet, 25, y Jessica, 23, en una pequeña casa cerca de la escuela.

“Cuando corro me siento libre, me olvido del dolor”, dice Jocelyn, quien espera terminar este año el recorrido en cuatro horas.

La estudiante salvadoreña quiere estudiar justicia criminal en alguna universidad de California. Su papá vive en El Salvador y es policía, por lo que quiere seguir sus pasos. Es parte del equipo Foshay Robotics Team 597, entre otros programa después de escuela.

Entrenadora con una historia similar

Si alguien conoce sobre los retos de correr con problemas de espalda es la misma entrenadora de Jocelyn, Shalom Sánchez, una maestra sustituta que dona su tiempo cuatro veces a la semana en Foshay Learning Center para entrenar a los 20 muchachos de cara al Maratón de Los Ángeles.

Sánchez ha sido voluntaria en el programa Students Run LA por los últimos siete años y a pesar de ser diagnosticada con escoliosis a los ocho años, comenzó a ayudar a los estudiantes menos veloces a correr una milla y también trabajó como mentor.

“Entonces comencé a correr una milla, dos millas, hasta que llegué a 18. Una vez que llegué a los 18 me di cuenta que lo podía hacer”, expresa la entrenadora, quien ha recorrido siete maratones de Los Ángeles.

Sánchez dijo que debido a la escoliosis, una desviación de la columna vertebral, siempre siente dolor en la espalda, aunque cuando corre “se olvida de ello”.

“Me encanta ver a estos niños crecer, muchas veces veo que no son muy sociales, pero aquí cambian mucho”, indica Sánchez quien también trabaja en una iglesia.

“Es un milagro que pueda correr maratones. Nunca pensé que pudiera completar un maratón si no fuera por estos muchachos”, dice Sánchez, quien culmina las competencias en alrededor de cuatro horas y media.

Al igual que Sánchez, las entrenadoras Mónica Fuentes y Stephanie Carrillo también colaboran en el programa Students Run LA.

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