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Yoel Romero busca poner a Cuba en lo más alto del MMA este sábado en UFC 213  

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En lo general para Cuba, los deportes de combate son un sinónimo de éxito.

Desde el boxeo, a nivel amateur y profesional, a la lucha greco romana, los atletas cubanos han puesto el nombre de su patria en lo más alto.

Excepto en UFC, la compañía de artes marciales mixtas (MMA) más importante del mundo.

Pero este sábado en el evento UFC 213, Yoel Romero buscará cambiar esto.

El originario de Pinar del Río, disputará el título interino de peso medio ante el australiano Robert Whittaker (18-4). De ganar se convertiría en el primer monarca de la empresa en haber nacido en la isla.

Más que un reto, Romero (12-1) ve esta oportunidad como un privilegio por lo que representa para su país y sus colegas.

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“El tener esa gran encomienda es una gran bendición”, dijo a HOY Deportes. “Ha habido grandes talentos [cubanos] como Hector Lombard y Alexis Vila que fueron primero que yo en este deporte. Yo aprendí de ellos, para mi [el ganar] seria como agradecerles”.

Tal como fue su travesía al deporte profesional tras desertar Cuba en el 2007, su camino hacia un combate titular tampoco fue nada fácil.

Después de vencer categóricamente al exmonarca Chris Weidman en noviembre, el ‘Soldado de Dios’ se posicionó para enfrentar al británico Michael Bisping por el campeonato absoluto. Sin embargo, lo hicieron a un lado cuando se empezó a manejar el regreso de una de las leyendas de UFC, el canadiense Georges St-Pierre.

‘GSP’ de inmediato retaría por el cinturón a Bisping pese a no pelear en cerca de cuatro años, pero al final dijo que no regresaría al octógono hasta octubre.

Y cuando parecía que ya nada impediría que Romero desafiara al inglés, este anunció en mayo que se había lesionado una rodilla y que estaría fuera de acción hasta finales del año.

Para no dejarlo esperar más, UFC decidió ponerlo contra Whittaker, quien goza de una racha de siete victorias, y pactar el combate con un título de por medio.

Pese a que con Bisping tiene una rivalidad candente debido a una guerra de palabras, al cubano lo único que le interesa es coronarse.

“La oportunidad se da con él que se dé, no con él que uno quería. El tiempo le pertenece a Dios y no a los hombres, él sabe porque puso a Whitaker”, explicó.

El ‘Soldado de Dios’ debutó en el MMA en 2009 tras tener una impresionante carrera en la lucha greco romana en donde fue medallista de plata en los Juegos de Sídney 2000 y ganó un campeonato mundial. A sus 40 años, una edad en donde muchos atletas ya están retirados o ya han visto sus mejores días, Romero luce estar en un nivel de elite. Desde que llegó a UFC hace casi cuatro años, ha conseguido ocho victorias al hilo, entre ellas resaltan sus conquistas sobre Weidman y el excampeón semi pesado, el brasileño Lyoto Machida.

Al preguntarle si a su edad todavía siente que está en la cúspide de su estado físico, bromeando contestó, “eso pregúntaselo a mi esposa”.

Agregó que para él, el éxito que uno pueda tener no depende de los años que tiene, depende de cómo “tu administras el tiempo que Dios te dé”.

Tiene una relación especial con Dios

Pese a lucir imponente y ser bastante agresivo dentro del octágono, fuera de él, Romero es un hombre bienhablado que es impulsado por su fe en Dios, por eso se hace llamar el ‘Soldado de Dios’.

“Creo en Dios, peleo en la batalla de la vida, peleo por el evangelio”, indicó. “No solamente peleo en el octágono, es muy violento. Yo hago la pelea de llevarle el evangelio a cada persona”.

Siendo el MMA una de las disciplinas más violentas dentro del mundo de los deportes, el poder balancear la harmonía espiritual con el instinto asesino que se necesita para combatir, puede lucir como una tarea algo complicada.

Sin embargo, Romero explica que para él no lo es, pues su fe no está atada a las reglas de una religión.

“Yo no soy religioso, yo lo que tengo con Dios es una amistad. Él lo que quiere es una relación, no una religión”, explicó. “Tengo la misma conexión con él que la que tengo con mis hijos. Pero hay recordar que Dios es un Dios de Amor y también es un Dios de Guerra”.

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