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Una sencilla prueba ocular ayuda a miles de diabéticos que están en riesgo de quedar ciegos

Un destello de luz ilumina el ojo de Juana Lorez (derecha) mientras Bea Tomayo fotografía su retina en el Los Angeles County-USC Medical Center (David McNew / para The Times).

Un destello de luz ilumina el ojo de Juana Lorez (derecha) mientras Bea Tomayo fotografía su retina en el Los Angeles County-USC Medical Center (David McNew / para The Times).

(David McNew / For The Times)
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Después de años sin un examen de la vista, algunos pacientes de la Dra. Lauren Daskivich se presentaban en su clínica súbitamente imposibilitados de ver. Todos ellos eran diabéticos que habían tenido hemorragias internas, lo cual daña severamente la visión.

“Es una bomba de tiempo y los pacientes no tienen idea, pero cuando el tema explota, definitivamente lo notan”, afirmó Daskivich, oftalmóloga. “Atendíamos a muchos pacientes que llegaban a la consulta demasiado tarde”.

La condición, llamada retinopatía diabética, es la principal causa de ceguera entre los adultos en edad laboral en todo el país. Una simple prueba puede detectar y ayudar a tratar el problema, pero hace cuatro años la mayoría de los diabéticos del enorme sistema de salud del condado de Los Ángeles no consultaban con los médicos.

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La espera para ver a un especialista del sistema era de meses. En ocasiones, la gente ni siquiera sabía que tenía diabetes. “Había pacientes que nos pedían a nosotros sus medicamentos para la diabetes”, afirmó Daskivich, quien supervisa todos los servicios oculares para el condado.

Hace pocos años, Daskivich comenzó a usar una prueba como forma de aliviar el retraso y mejorar la atención a los pacientes. Los asistentes médicos en las clínicas de atención primaria pueden ahora tomar fotografías de los ojos de los pacientes diabéticos y enviarlas a los oftalmólogos, quienes las analizan. Si las imágenes revelan daños, los pacientes son derivados a los médicos especializados.

Aun así, algunas personas podrían tener una espera de meses para esa segunda cita, pero el tiempo para la detección inicial con el nuevo sistema se redujo en un 89%, según datos publicados por Daskivich este año.

El proyecto es una de las nuevas formas en que los proveedores de cuidados médicos intentan mejorar el acceso a los especialistas, desde la expansión del seguro médico en el marco de la Ley de Cuidados de Salud Asequibles, afirmó Melissa Buckley, quien estudia innovaciones tecnológicas en la California Health Care Foundation.

La ley, conocida popularmente como Obamacare, posibilitó una cobertura de salud para millones de personas previamente no aseguradas, pero no garantiza que habrá suficientes médicos para atenderlas. Por ello, algunos sistemas de salud han ofrecido a los pacientes o sus médicos de cuidados primarios la posibilidad de emplear video chat, texto o emails para obtener un asesoramiento inicial de un especialista.

“Es un área enorme, realmente enorme, en la que estamos enfocados todos, principalmente porque el acceso a los cuidados especializados es un gran desafío”, remarcó Buckley. “[Estas iniciativas] están dando mucho resultado porque hay una gran necesidad”.

Tales innovaciones, sin embargo, a menudo ilustran no sólo las posibilidades sino las limitaciones del uso de la tecnología para resolver la escasez de médicos.

Rosa Guzmán, de 46 años, fue diagnosticada con diabetes recientemente, en una clínica de atención primaria del Los Angeles County-USC Medical Center, en Boyle Heights. Más tarde, ese mismo día, la asistente Silvia Fletes le indicaba las letras -grandes y pequeñas- que debía leer en una gráfica optométrica. Después, Fletes tomó fotografías de sus ojos. Una máquina destelló en la oscuridad, y las imágenes de círculos rosados cruzados por líneas rojas aparecieron en la pantalla de un ordenador. Minutos más tarde, Guzmán se marchó de la consulta.

Cuando Daskivich y la Dra. Barbara Rubino, médica clínica,

se enteraron de que Guzmán había sido examinada sólo pocas horas después de su diagnóstico inicial, celebraron. Hace algunos años, conseguir la realización de una prueba optométrica urgente era imposible. “Este era el objetivo primordial”, afirmó Rubino.

Los altos niveles de azúcar en la sangre asociados con la diabetes pueden dañar los vasos sanguíneos de la retina, lo cual los hace perder fluidos o sangrar y distorsionar la visión. Pero la retinopatía diabética no suele presentar síntomas hasta que la gente comienza a tener sangrados internos.

Los pacientes diabéticos deberían ser examinados anualmente, pero sólo cerca del 60% de ellos concurre a una consulta oftalmológica todos los años, a nivel nacional.

Cuatro años atrás, la situación era aún peor en el condado de L.A., el sistema de salud pública más grande del país, con más de 800,000 pacientes por año. Miles de personas con diabetes, de cientos de clínicas primarias, fueron remitidos a apenas 10 clínicas oftalmológicas, donde las esperas para los exámenes podían superar los ocho meses, precisó Daskivich.

Cuando los asistentes médicos comenzaron a tomar imágenes de los ojos de estos pacientes, las tasas de detección aumentaron del 41% al 57%, según un artículo publicado en marzo pasado en la revista JAMA Internal Medicine.

Para quienes lograron efectuar el control ocular, el tiempo medio de espera cayó de cinco meses a dos semanas y media, descubrió el informe. Incluso hallaron problemas oculares no relacionados con la diabetes, como glaucoma o cataratas, en aproximadamente uno de cada 10 pacientes.

Las tasas de exámenes siguen mejorando y están ahora en un 65%, pero aún lejos de ser perfectas, destacó Daskivich. Los pacientes que finalmente necesitan una cita oftalmológica pueden pasar al frente de la lista si su condición es urgente, aunque normalmente hay 3,000 personas en espera de atención ocular. “En la red de contención siempre hay recursos limitados… Nos encantaría atender a la gente mañana mismo”, aseveró la especialista. “Ciertamente tenemos mucho por hacer aquí, aunque vamos en la dirección correcta”.

Aunque los sistemas de salud pública no rebosan de fondos, en realidad tienen una ventaja natural cuando se trata de mejorar la coordinación de la atención, expuso Buckley. Los médicos suelen cobrar cada vez que atienden a un paciente, razón por la cual no se les pagaría por analizar una imagen para otro doctor, incluso si se trata de la forma más eficaz de dividir el trabajo.

En el sistema de salud pública del condado de L.A., en el cual los médicos suelen ser asalariados, es más fácil efectuar este tipo de cambios. “Es sencillo hacer que eso suceda en L.A. porque se trata de un sistema cerrado. Y ellos sólo están creando un puente de comunicación”, estimó Buckley. “Fuera de L.A. es más difícil”.

Por ejemplo, el condado logró implementar un sistema llamado eConsult, que permite a los médicos enviarse mensajes mutuamente acerca de pacientes, lo cual reduce citas innecesarias y tiempos de espera para visitar a los especialistas. Este sistema sería más difícil de implementar en otro lugar, porque cada médico debe encontrar la forma de cobrar por ello. Obamacare intentó alejarse del modelo tradicional “pago por servicio” para aliviar algunos de estos problemas, pero el cambio es lento.

Para un médico que acaba de diagnosticar diabetes en un paciente, el nuevo sistema ofrece tranquilidad. Ahora pueden enviarlo al consultorio contiguo para que se le tomen sus imágenes oculares, y también pueden seguir la referencia a través de eConsult. Hasta no hace mucho, no había forma de asegurar la atención debida para los ojos de los enfermos. “Uno cruzaba los dedos y esperaba que revisaran su vista”, afirmó Rubino. “Cosa que usualmente no ocurría”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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