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Cerca de un tercio de los casos de demencia podrían prevenirse desde la infancia, afirman los expertos

Aquí comienza la prevención de la demencia, sostiene un nuevo informe: en preescolar (Allen J. Schaben / Los Angeles Times).

Aquí comienza la prevención de la demencia, sostiene un nuevo informe: en preescolar (Allen J. Schaben / Los Angeles Times).

(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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Más de uno de cada tres casos de la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia pueden atribuirse a factores evitables o tratables -tales como la falta de educación adecuada, la obesidad, la pérdida de la audición y el tabaquismo-, según un nuevo informe.

Estos desafíos se presentan por primera vez en la niñez y siguen haciendo sentir su presencia hasta la vejez. Pero si todos esos problemas se solucionaran, al menos el 35% de los ancianos que pierden su independencia -y sus pasados- podrían conservar su dignidad y sus recuerdos hasta su muerte -causada por otra enfermedad-, concluyó la Comisión lancet sobre Prevención, Intervención y Atención de la Demencia.

Esto requeriría que los médicos, las comunidades y los gobiernos del mundo implementaran actividades como el preescolar universal y clubes de visita a personas mayores; reconstruyeran las ciudades para fomentar el ejercicio y las dietas saludables, y ampliaran la atención médica preventiva (junto con las pólizas de seguro para pagar por ésta). Aunque eso sería sólo el comienzo.

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Se trata de un verdadero desafío, advirtió la comisión en el reporte, publicado este jueves en la revista médica Lancet. Pero valdría la pena

Para aquellos países que se enfrentan con una enorme cantidad de ciudadanos que necesitan atención especial integral en sus últimos años, una reducción del 35% en la demencia mermaría la aplastante carga sobre la productividad, el gasto público y el crecimiento económico.

En 2015, se estimaba que cerca de 47 millones de personas vivían con demencia, y se gastaron $818,000 millones de dólares en el mundo para su atención. Se prevé que el número de personas que padecen este mail se triplicará para 2050, y que ese crecimiento será probablemente mayor en los países de ingresos bajos y medianos, como China, India, Brasil e Indonesia.

El Dr. Lon Schneider, especialista en enfermedad de Alzheimer de la Escuela de Medicina Keck de USC, así como uno de los autores principales del estudio, precisó que la Comisión elaboró una hoja de ruta para reducir la carga global de la demencia. Los caminos que sugiere no son soluciones sólo para esta enfermedad, agregó. Así la recomendación sea mantener a los niños en la escuela, controlar la presión alta en la mediana edad o reducir el aislamiento social de las personas mayores, todo ello tiene beneficios adicionales.

Una nueva investigación sobre los vínculos entre la contaminación del aire y el riesgo de Alzheimer podría incluso impulsar aún más el poder de factores prevenibles en la demencia, adelantó Schneider. De hecho, afirmó, muchos de esos hallazgos muy recientes no salieron a la luz a tiempo para ser reflejados en el nuevo informe.

La buena noticia es que muchos de los países más ricos del mundo -los Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia, Canadá, los Países Bajos- ya van por buen camino. En años recientes, todos ellos han visto descensos inesperados, ya sea en el número de pacientes con demencia o en las tasas de nuevos casos en personas mayores. Mayormente el nivel educativo de la población ha aumentado, lo cual incrementa la ‘reserva cognitiva’ de los mayores y, con ello, su capacidad de aliviar los efectos limitantes en el cerebro de los cambios relacionados con la edad.

La comisión descubrió que el retraso en el rendimiento educativo -específicamente, no completar más de ocho años en la escuela- es el factor de riesgo más potente en la infancia para desarrollar demencia. Esto es por sí solo responsable del 8% del riesgo permanente para la enfermedad, lo cual hace que la falta de educación sea un motor más poderoso que la variante del gen ApoE-e4, que predispone a sus portadores a la demencia y, se estima, es responsable del 7% de su incidencia.

El informe de la Comisión Lancet, presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, en Londres, siguió a la presentación de cuatro estudios distintos que mostraron que las tensiones que comienzan en la primera infancia impactan fuertemente la salud del cerebro en la vida posterior. Esas cuestiones -entre ellas la pobreza, la separación de las familias y la falta de cuidados prenatales- y sus efectos cognitivos se observan desproporcionadamente entre los afroamericanos, señalaron los estudios.

En la mediana edad, la comisión descubrió que uno de los impulsores más poderosos -y remediables- del riesgo de demencia es la pérdida de la audición. De hecho, el 9% del riesgo de demencia reside en la pérdida de la audición durante la madurez. El impacto de hacer frente a esta cuestión empequeñecería los beneficios que podrían provenir de otros factores de riesgo modificables en esa etapa de la vida, tales como el manejo de la hipertensión (que contribuye al 2% de riesgo de por vida) o la reducción de la obesidad (1% del riesgo vitalicio).

Las noticias recientes sobre la demencia -y sobre su forma más común, el Alzheimer- abordaron en gran medida una serie de esperanzas frustradas, mientras los investigadores farmacéuticos siguen intentando hallar una cura. Sin embargo, Schneider expresó que el informe de la comisión suena esperanzador al recomendar no sólo maneras para reducir las tasas de demencia sino para cuidar mejor de quienes la sufren.

En ese sentido, el grupo propone cuidados a medida de los individuos; ello debería incluir medicamentos y otros tratamientos para los sistemas cognitivos, así como soluciones sociales y psicológicas para problemas como la agitación, los bajos estados de ánimo y la psicosis. Además, pide un apoyo generalizado para los familiares que adoptan el rol de cuidador, ya que son quienes soportan la mayor parte de las cargas de esta enfermedad.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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