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Estos 215 huevos fósiles de pterosaurio revelan valiosas pistas sobre los reptiles voladores

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Un equipo de científicos chinos y brasileños descubrió una colección de cientos de huevos de pterosaurio fosilizados, muchos de los cuales retuvieron su forma tridimensional y algunos incluso tienen pequeños embriones en su interior.

El descubrimiento, descrito en la revista Science, ofrece una mirada sin precedentes al desarrollo temprano de estos antiguos reptiles voladores.

“El trabajo es un avance crucial en la comprensión de la reproducción de los pterosaurios”, escribió D. Charles Deeming, de la Universidad de Lincoln, en Inglaterra, que no participó en la investigación, en un comentario.

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Los pterosaurios no son dinosaurios, sino reptiles voladores cuya existencia se superpone con sus compañeros primos extintos. Vivieron desde finales del Triásico hasta el final del Cretáceo (hace aproximadamente entre 228 millones y 66 millones de años). Son los primeros vertebrados conocidos que desarrollaron vuelo -decenas de millones de años antes de que los pájaros surgieran de los dinosaurios- y sus diferentes especies variaban en tamaño desde una aeronave de combate F-16 a un avión de papel, según el Museo Estadounidense de Historia Natural.

Se sabe muy poco sobre las etapas reproductivas de estos reptiles y cómo eran sus crías. Los científicos han descubierto varios huevos de dinosaurios fósiles y hallaron que los grandes reptiles marinos llamados ictiosaurios en realidad daban a luz crías vivas. Pero la biología y el desarrollo de los pterosaurios, incluso con el descubrimiento de un puñado de huevos no aplanados en los últimos años, permanecía como un enigma. Eso se debe en parte a que se encontraron hallazgos de huevos anteriores en lugares donde era difícil determinar si todos los huesos pertenecían a la misma especie.

Pero una veta madre de cientos de huevos y huesos descubiertos en un bloque de arenisca en el noroeste de China finalmente puede dar una imagen más completa de estos animales en la etapa más temprana de sus vidas. Todos los especímenes datan del Cretácico Inferior (un período que duró desde hace 145 millones a 100 millones de años) y parecen pertenecer a la misma especie: un pterosaurio de cresta media llamado Hamipterus tianshanensis.

Estos huevos parecen haber sido movidos, tal vez por el agua, antes de que quedar fosilizados. Los investigadores contaron 215 de ellos, pero podría haber hasta 300, dado que se amontonan uno encima del otro.

Todos muestran grietas y rajaduras finas (la delgada red de fracturas que se ve a menudo en la cerámica esmaltada) y están deformados hasta cierto punto, lo que significa que probablemente eran blandos, como suelen ser los huevos de lagarto, que están protegidos por carbonato de calcio como los de aves, cocodrilos y dinosaurios.

Debido a que sus huevos carecían de esta armadura protectora, los pterosaurios probablemente los enterraban para que pudieran mantenerse calientes y húmedos. También podría explicar por qué había tantos de ellos en un sólo lugar, observó Deeming. “Los entornos de anidación apropiados pueden haber sido raros, lo cual obligaba a los pterosaurios a adoptar el anidamiento colonial por necesidad, pero no sin riesgos”, escribió. “Las tortugas marinas modernas anidan en colonias, pero mientras preparan sus propios nidos, las hembras pueden dañar inadvertidamente nidos previamente cavados y exponer los huevos a los depredadores”.

Ello podría explicar el daño a algunos de los huevos, señaló.

“Tal vez los huevos de pterosaurio con hoyuelos reportados [en el documento] indican que los Hamipterus también experimentaban daños en el nido a través de la competencia intraespecífica por sitios de anidación limitados”, escribió Deeming.

Dieciséis de los huevos tenían embriones parciales en su interior, algunos de los cuales poseían un número variable de huesos pequeños y delgados como agujas. Es difícil decir si esa variación se debe a que algunos huevos se encontraban en diferentes etapas de desarrollo, se preservaron de manera más efectiva o se perdieron cuando fueron trasladados y enterrados, remarcaron los autores del estudio.

Aún así, estos pequeños huesos ofrecen algunas pistas tentadoras, que los investigadores descubrieron cuando los sometieron a tomografías computarizadas y observaron la estructura de pequeñas muestras de huesos bajo un microscopio.

Por ejemplo, algunas de las articulaciones y huesos de las alas estaban poco desarrollados, mientras que los fémures (de las patas) parecían bastante fuertes, lo cual significa que cuando nacían, estos pterosaurios probablemente saltaban y no estaban listos para el vuelo. “Es probable que los recién nacidos se movieran pero no pudieran volar, lo cual lleva a la hipótesis de que el Hamipterus podría haber sido menos precoz de lo pensado para los reptiles voladores en general y probablemente necesitaba atención parental”, escribieron los autores del estudio.

Muchos reptiles de hoy son conocidos por poner sus huevos y luego caminar (o gatear, o deslizarse) lejos, para nunca volver a verlos. Pero los nuevos resultados implican que las tareas de crianza de estos reptiles prehistóricos pudieron haber sido significativamente más comprometidas.

Aún así, este es sólo un conjunto de especímenes, y hay muchas preguntas que permanecen sin respuesta, señaló Deeming.

“¿Los huevos fueron enterrados en la arena o cubiertos de vegetación? ¿El tamaño de la nidada estaba limitado a dos? ¿Por qué hay tantos huevos que muestran signos de deshidratación? “, escribió Deeming. “Afortunadamente, hallazgos adicionales de fósiles igualmente espectaculares nos ayudarán a responder estas preguntas para los pterosaurios y nos permitirán pintar una imagen cada vez más completa de la reproducción en estas especies extintas”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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