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Los hijos y la ‘adicción’ a la tecnología

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Piensa rápido: ¿cuántas veces revisas tu teléfono en el lapso de una hora? ¿Te puedes resistir al llamado de tu dispositivo?

Sin duda, estas herramientas han transformado nuestra cultura de algunas maneras productivas. Pero la generalizada integración de la tecnología ha llevado a muchos a preguntarse si estamos en vías de convertirnos en esclavos, en lugar de ser amos de estos dispositivos. ¿Es todo realmente tan malo?

Las respuestas veloces son: tal vez, y no del todo.

Common Sense Media acaba de publicar un informe que dice que la mitad de los adolescentes encuestados se sienten “adictos” a los dispositivos móviles, y sus padres están de acuerdo. Esta información llega meses después de que el grupo publicara un censo de uso de los medios de comunicación. Common Sense también proporciona -a los consumidores y a las escuelas- calificaciones, comentarios y planes de lección de ciudadanía digital.

Esta vez, la empresa realizó 1, 240 entrevistas en todo el país con jóvenes entre 12 y 18 años y con los padres que viven en la misma casa. La encuesta llegó a los participantes por vía telefónica y tuvo un margen de error aproximado de 4 puntos porcentuales. El tema predominante fue que tanto padres como hijos se sienten obligados a conectarse, y que esa compulsión les causa conflicto.

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Estos son algunos de los aspectos más sobresalientes:

  1. Distracción: piensa en la última vez que tuviste una conversación de más de un minuto en la cual tus ojos y los ojos de la persona con la que estabas hablando se vieron todo el tiempo. Setenta y siete por ciento de los padres en la encuesta de Common Sense sintieron que sus hijos estuvieron distraídos por los dispositivos y no prestaron atención, por lo menos varias veces a la semana.

Esto no es una sorpresa para nadie que haya intentado hablar con cualquier adolescente hoy, o de hecho con cualquier persona que posea un dispositivo digital Nadie hace contacto visual cuando se trata de pantallas.

[Un momento de honestidad: mientras escribo esto, las muchas pantallas, pestañas y aplicaciones que me llaman hacen muy difícil enfocarme en la tarea de escribir. Pregúntenle a mi editor].

  1. Conflicto:las familias tienen sus propias luchas acerca del uso de los dispositivos. Un tercio de los padres y los adolescentes encuestados señalaron que discuten al respecto todos los días.

Cuántos de nosotros nos sentimos aunque sea un poco hipócritas cuando le decimos a nuestros hijos “no”, sin levantar los ojos sólo un instante de nuestras actualizaciones de Facebook, Instagram y tweets.

Unas décadas atrás, mi mamá y yo discutíamos sobre el mismo tema del que estoy empezando a discutir con mis hijos. ¿La diferencia? El teléfono, la computadora y la pantalla de televisión por las que ella estaba furiosa eran dispositivos separados; ahora son todo en uno y mucho más.

  1. Comportamiento peligroso: Más de la mitad de los padres encuestados admitió revisar sus teléfonos mientras conducían. ¿Y quiénes son testigos de ello? Los hijos; es decir, la próxima generación de conductores.

Todos sabemos que enviar mensajes de texto al conducir es una mala idea -es más, es francamente peligrosa (y, de hecho, ilegal en California)-. Pero muchos de nosotros lo hacemos de todos modos. ¿Por qué? El informe de Common Sense Media sugiere que es por adicción.

  1. Un momento, ¿es correcta la palabra adicción?“Adicción”, según la American Society of Addiction Medicine (Sociedad Americana de Medicina de la Adicción), “se caracteriza por la incapacidad de abstenerse consistentemente, el deterioro en el control de comportamiento, deseo, menor reconocimiento de problemas significativos con los propios comportamientos y las relaciones interpersonales…”.

¿Es nuestra dependencia a la tecnología realmente tan profunda? “Creo que, a menudo, llamamos ‘adicción’ a algo que no lo es”, señaló el autor y periodista de educación Greg Toppo, destacando que la palabra es un término médico. “Devaluamos [la gravedad del término] cuando la aplicamos a pasar tiempo frente a las pantallas”.

Su libro, “The Game Believes in You: How Digital Play Can Make Our Kids Smarter” (o El juego cree en ti: cómo el mundo digital puede hacer que nuestros hijos sean más inteligentes) explora la opción de ver los juegos menos como villanos y más como socios potenciales en la educación de los niños. “Veo estos dispositivos como herramientas”, señaló el autor. En ese sentido, un iPad es como un martillo.

Para quienes estamos en el lado adulto del espectro de vida, es muy probable que nuestros padres hablaran con gran preocupación acerca de nuestro uso excesivo de la tecnología de ese entonces.Como señaló Toppo, la llega del automóvil alguna vez fue vista como un ataque contra las familias. Uno podía montarse en el coche e irse lejos de ellos, después de todo. “Los dispositivos móviles están cambiando fundamentalmente la vida cotidiana de las familias”, señaló el fundador y director ejecutivo de Common SenseMedia, James Steyer, en un comunicado. Las familias pueden ingeniárselas para aprovechar el poder y la posibilidad de estas herramientas sin ser dominados por ellas.

En mi caso particular, así sea adicción, compulsión, o una ‘gran afinidad’, reconozco que mi teléfono y yo nos hemos vuelto inseparables. De hecho, tengo un hijo (o dos) que me ha demando que deje mi teléfono y le preste atención al menos una vez. Fácilmente puedo ver cómo, si no lo controlo, podría crear hábitos que no toleraría en mis niños.

Como un experimento no científico, probé ayer por la noche estar más consciente de cuándo y por qué tomaba mi teléfono, y para ver si acaso mi deseo de utilizarlo superaba mi capacidad de decir no. Logré hacerlo muy bien; y ni siquiera compartí mi triunfo en las redes sociales.

Antes de guardar tu dispositivo, comparte cómo lo usas eficazmente con los niños en @mmaltaisla

Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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