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El cultivo legal de marihuana en San Diego planea agruparse en Mira Mesa y Kearny Mesa

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San Diego Union-Tribune

La mayoría de los cultivos y lugares de producción de marihuana de San Diego se concentrarán en tres áreas de la ciudad: Mira Mesa, Kearny Mesa y cerca de la frontera con México.

Más del 85 por ciento de dichas empresas, que se propusieron durante una ola inicial de solicitudes, se encuentra en una de esas tres áreas. Debido principalmente a las estrictas reglamentaciones de zonificación que limitan drásticamente las propiedades elegibles en toda la ciudad.

San Diego es una de las pocas ciudades en el estado que legalizará toda una cadena de suministro de marihuana, que estará completamente regulada y gravada.

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La expectativa es que la batalla sea intensa para abrir negocios de cultivo y producción de marihuana porque San Diego ha establecido un tope de 40 en toda la ciudad, aproximadamente la mitad de los 78 peticionarios que solicitaron citas para presentar la documentación inicial.

Gina Austin, una abogada que representa a las empresas de marihuana, comentó por teléfono que solo alrededor de 65 de esas 78 continuaron el proceso hace poco, aligerando un poco la competencia.

De los 78 solicitantes iniciales, 67 propusieron ubicar sus negocios en Mira Mesa, Kearny Mesa o cerca de la frontera.

El concejal Chris Cate, cuyo distrito incluye tanto a Mira Mesa como a Kearny Mesa, comentó hace días por teléfono que le preocupa tener tantas empresas similares agrupadas, particularmente si representarán una amenaza para la seguridad pública.

“Tenemos preocupaciones con respecto a la saturación”, señaló.

Cate dijo que era predecible que las empresas se agruparían en su distrito porque hay una abundancia de zonificación industrial. Eso lo llevó en agosto a solicitar algunas restricciones sobre los negocios que podrían ir más allá de la ley estatal.

Las regulaciones finales de la ciudad incluyeron muchas de sus solicitudes, pero dejaron fuera su propuesta de hacer que cada negocio tuviera un enlace vecinal y un plan de información a la comunidad.

Cate expresó que no ha estudiado si la agrupación de tales negocios pudiera proporcionar un impulso económico a su distrito, de tal manera que él pudiera dejar sus preocupaciones acerca de la seguridad pública.

Austin, la abogada representante de las empresas interesadas, elogió a la ciudad por manejar las solicitudes de cultivo y producción de una manera que evitó repetir aquel día de la inauguración en la batalla para abrir dispensarios legales de marihuana medicinal en 2014.

Hace tres años, la gente se alineaba como fanáticos de un grupo de rock tratando de ser los primeros en la fila para obtener boletos de conciertos.

Esta vez, en toda la ciudad se realizó una lotería para determinar quién podía enviar las solicitudes primero, lo que podría significar una ventaja en el largo y complejo proceso de aprobación para los cultivos de marihuana y los sitios de producción de marihuana.

“No hubo sorpresas, fue muy sencillo y fácil”, expresó Austin, que representa a 10 de los solicitantes. “Nadie duerme en las aceras, nada de eso. Creo que la ciudad hizo un gran trabajo”.

Los solicitantes tenían que enviar planes integrales de los lugares y otra información a la ciudad, incluyendo un documento indicando que eran propietarios del sitio o que habían obtenido el permiso expreso del propietario para operar un negocio de marihuana allí.

También tuvieron que emitir cheques por casi 9 mil dólares para cubrir los costos administrativos iniciales, que aumentaron a un promedio de 25 mil dólares en total para los solicitantes que abrieron con éxito los dispensarios.

El proceso incluye múltiples audiencias públicas, visitas del personal de planificación de la ciudad y otros obstáculos.

El primer dispensario no recibió la aprobación final sino hasta nueve meses después de que la ciudad comenzara a aceptar solicitudes, y solo cuatro se aprobaron dentro del primer año.

Austin dijo que espera que las aprobaciones lleguen un poco más rápido esta vez, porque los funcionarios de la ciudad y muchos de los solicitantes han aprendido de los errores del pasado y de los contratiempos.

Pero también predijo que los negocios de cultivo y producción realmente tardarían más en abrirse que los dispensarios, porque son negocios más complejos logísticamente hablando.

“Mi intuición es que estos serán más rápidos en cuanto al procesamiento y más tardados en la construcción”, indicó Austin.

Una razón son los estándares establecidos por la Asociación Nacional de Protección contra Incendios para la producción de marihuana en forma de cáñamo y líquida. Los estándares tienen como objetivo ayudar a prevenir explosiones e incendios.

Debido a que esta ola de solicitantes está lidiando con la creación de productos, deben centrarse más en factores como la electricidad, la ventilación y la temperatura, dijo Austin.

“Cuando se trata de construir un dispensario, simplemente se levantan paredes”, aclaró. “Todas estas otras cosas toman tiempo”.

Austin expresó que otra fuente de retraso son las nuevas regulaciones estatales, publicadas recientemente, que obligarán a muchos solicitantes de San Diego a rediseñar sus planes de sitios propuestos.

Muchas de las propuestas locales prevén negocios de producción, cultivo y distribución, todo en un solo sitio bajo una solicitud. Pero las reglas estatales requieren titulares de licencia por separado para cada una, con entradas y salidas separadas, incluso si las empresas comparten el mismo sitio.

Los funcionarios estatales también anunciaron recientemente qué calificaciones deben reunir los solicitantes de cultivos de marihuana para acelerar la aprobación ambiental de sus proyectos al participar en un informe de impacto ambiental universal o programático para dichos negocios.

Los solicitantes de San Diego necesitarán un permiso estatal y municipal para operar legalmente, pero la ciudad les permite iniciar el proceso de obtención de un permiso de la ciudad, antes de que el estado comience su proceso de aprobación en enero.

San Diego también legalizó instalaciones de prueba de marihuana, pero no están sujetas al límite de 40 en toda la ciudad.

Aproximadamente 40 empresas que ya se dedican al cultivo y la producción sin la aprobación formal de la ciudad podrán continuar operando durante dos años, pero no se les ha otorgado ninguna ventaja sobre la obtención de permisos que les otorgarían el derecho a operar legalmente a largo plazo.

La Oficina del Tesorero Municipal, que les otorgó licencias comerciales, dijo hace días en un correo electrónico que aún no había verificado su lista de licenciatarios contra aquellos que presentaron solicitudes para nuevas granjas de marihuana y negocios de producción de marihuana.

El código postal con los negocios de cultivo y fabricación más propuestos es el 92121, con 25. Cubre el oeste de Mira Mesa y Sorrento Valley.

En segundo lugar está el 92154, que incluye Otay Mesa y las comunidades cercanas a la frontera. Tiene 19 solicitantes.

En tercer lugar con 11 solicitantes está el 92111 en Kearny Mesa.

Los siguientes son 92123, también en Kearny Mesa, y 92126, en el este de Mira Mesa, con seis solicitantes cada uno.

Se puede encontrar más detalles sobre el proceso de aprobación en sandiego.gov/marijuanainfo.

Garrick escribe para el U-T.

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