Anuncio

Muchas mujeres dicen que Trump mostró demasiada testosterona

Share

Interrupciones constantes. Tono condescendiente. Girar los ojos.

Para muchas mujeres, el debate del lunes entre Hillary Clinton y Donald Trump fue un caso de estudio ya conocido. Algunas de ellas opinaron el martes que durante más de 90 minutos en un escenario nacional, el candidato republicano sometió a la primera candidata presidencial de un partido importante a indignidades que las mujeres padecen todos los días por parte de los hombres, en el trabajo y otras partes.

La escritora Britt Julious tuiteó: “Pensamientos y oraciones a toda mujer que esté viendo el #debate y recibiendo dolorosos azotes de individuos que las interrumpen al hablar en la escuela, el trabajo, en casa, etc”.

“Lo triste es que estoy tan acostumbrada a que los hombres interrumpan a las mujeres —en especial cuando ellos desean cambiar de tema— que no puse mucha atención al comportamiento de Trump. Me enfoqué en Clinton y en cómo se condujo”, dijo Christina Emery, una escritora de Illinois.

Anuncio

En el transcurso del debate, Trump interrumpió 51 veces a Clinton, mientras que ella lo interrumpió 17 veces.

Kathleen Hall Jamieson, profesora de comunicación y directora del Centro de Políticas Públicas Annenberg, de la Universidad de Pennsylvania, dijo que las frecuentes interrupciones de Trump a Clinton coinciden con una investigación que concluye que los hombres en reuniones de grupo interrumpen más a las mujeres que viceversa.

“La cuestión para la audiencia es si lo interpreta como un intento de un candidato hombre de quitar ventaja a una candidata mujer. Si es así, eso perjudica a Donald Trump”, dijo Jamieson.

En declaraciones a bordo de su avión de campaña, Clinton señaló en relación a Trump que “su comportamiento, temperamento y conducta en el escenario estuvieron a la vista de todos y la gente puede sacar sus propias conclusiones”.

Cuando le preguntaron sobre las interrupciones y si Trump podría cambiar de estilo en el próximo debate, la portavoz del magnate, Hope Hicks, ensalzó el desempeño del candidato.

“El señor Trump tuvo una actuación estelar y mostró una comprensión integral de los problemas que más interesan a los electores, como el comercio, el desarrollo económico y la creación de empleos”, escribió Hicks en un correo electrónico.

Los intercambios entre los candidatos pusieron en evidencia lo distintos que son. A diferencia de debates presidenciales previos, donde ha habido un discurso un poco más respetuoso entre dos hombres, este fue una marcada división conversacional.

Y para algunos, una división de género muy bien conocida por las mujeres.

“Es frustrante en la vida de las mujeres”, dijo Deborah Tannen, profesora de lingüística en la Universidad Georgetown y quien ha escrito varios libros sobre cómo las conversaciones afectan las relaciones personales. “Y ver eso ahí en una forma espectacular, causa un poco de trastorno por estrés postraumático. Uno está viendo las cosas que uno ha sufrido. Las evoca”.

El comportamiento de Clinton es una muestra de su experiencia dentro de Washington, como primera dama y ex secretaria de Estado.

Pero Trump, cuyas raíces provienen de los programas de televisión y el mundo de la construcción dominado por hombres, ha tenido siempre un estilo directo, y no solo con mujeres, como algunos opinaron el martes. En los debates para las elecciones primarias, el empresario estuvo lejos de tratar amablemente a sus rivales, fueran hombres o mujeres.

Jessica Light, estudiante de la Universidad de Toledo, dijo que las interrupciones de Trump no le molestaron: “Ella estaba siendo dura y él simplemente se estaba defendiendo”.

Otras se dijeron desconcertadas de la conducta de Trump en el debate.

“Muchas mujeres que vieron el trato de Trump hacia Clinton se sintieron identificadas con un comportamiento condescendiente que experimentan todos los días en el trabajo”, dijo la doctora Janet Scarborough Civitelli, psicóloga vocacional en Austin, Texas. “Las mujeres se cansan de que no importa lo duro que trabajen, un hombre con una fracción de su conocimiento y logros las va a criticar”.

La ama de casa Deborath Calvanicoweinstein, de Madison, Wisconsin, dijo que Trump le recordó a los mecánicos de automóviles que le han hablado con desprecio pero que no se comportan igual con su esposo.

“Lo he sentido”, dijo. “Aun si yo sabía más que la persona con la que estoy hablando. Espero que la contienda (presidencial) exponga que el sexismo continúa vivo”.

Algunos señalaron que Trump mostró aires de superioridad y desprecio desde el comienzo del debate.

“Con toda honestidad para la secretaria Clinton... ¿así está bien?”, declaró Trump. Clinton sonrió y asintió con la cabeza. “Cielos. Quiero que usted se sienta muy contento. Eso es muy importante para mí”.

En el bar The Queenshead de St. Petersburg, donde un grupo veía el debate, la declaración suscitó gruñidos y lamentos.

“Creo que ella se veía grande cuando hablaba, y creo que ella se veía mejor cuando él hablaba”, afirmó Trish Collins, de St. Petersburg.

Para otros, como la escritora Tyler King, de Orlando, el debate representó un momento decisivo porque una mujer prominente atrajo los reflectores hacia una situación que existe desde hace épocas.

“Aun si no lo decimos en voz fuerte, compartimos esas miradas en la mesa de conferencias. Lo vemos. Y poco a poco, más mujeres están llegando al límite de su paciencia y se manifiestan en contra”, agregó.

Anuncio