Anuncio

Asambleísta de West Covina acusado de violencia contra su exesposa desaparece del ojo público

Share

¿Dónde está el asambleísta estatal demócrata Roger Hernández? A menos de 90 días de que los votantes del Valle de San Gabriel concurran a las urnas para decidir si se convertirá en miembro del Congreso, Hernández sigue tan ausente de la campaña como de su trabajo en la cámara estatal.

El asambleísta permanece con baja médica -por razones desconocidas- desde que la Legislatura regresó de su descanso veraniego de dos semanas, y no queda claro si regresará antes de que las sesiones legislativas finalicen, el 31 de agosto próximo. Hernández debe dejar la Legislatura este año debido a los límites del mandato, y enfrenta a la representante federal Grace F. Napolitano (D-Norwalk) por su banca del Distrito 32.

El asambleísta de West Covina permanece alejado del ojo público desde el pasado 1º de julio, cuando un juez interpuso -a pedido de su exesposa- una orden de restricción por violencia doméstica contra él. La mujer lo acusó de golpearla en varias ocasiones, antes y durante el matrimonio.

Anuncio

Hernández no respondió las llamadas del L.A. Times para comentar este artículo. Una vocera de su oficina se negó a explicar la causa de la baja médica y dijo que no sabía cuándo regresaría. En tanto, su abogado, Donald Schweitzer, señaló que el asambleísta sufre de un fuerte estrés desde el fallo y se encuentra con órdenes médicas de descansar. También manifestó que no conoce qué problema médico generó la licencia de Hernández, pero que “su presión arterial estaba un poco alta”. “Es legítima”, señaló Schweitzer respecto de la baja médica. “Él ha tenido mucha ansiedad por lo que ha sucedido con su carrera profesional y con su orden de restricción”.

Las repercusiones políticas tras la emisión de la medida judicial no se hicieron esperar. Apenas horas de conocida la noticia, Hernández fue despojado de sus asignaciones por el presidente de la Asamblea, Anthony Rendon (D-Paramount) -entre ellas su presidencia de la Comisión de Trabajo y Empleo-. Rápidamente perdió el apoyo de varios de sus colegas que, anteriormente, habían sustentado su campaña.

Anteriormente, las mujeres demócratas y republicanas de la cámara estatal y el Congreso llamaron a la acción contra Hernández, poco después de que su exesposa, la concejal de Baldwin Park Susan Rubio, lo acusara de abuso en abril último.

Hernández mantuvo su cargo lo suficiente como para derrotar un proyecto de ley para ampliar la ley de baja por maternidad/paternidad, que había sido una prioridad para las mismas líderes del Caucus de Mujeres Legisladoras de California que habían impulsado su pedido de baja. Ahora que Hernández se ha ido, el proyecto ha vuelto a la vida. En tanto, al menos otros tres proyectos de su autoría fueron aprobados en el Comité de Asignaciones del Senado este jueves y ahora enfrentarán una votación en el pleno.

Rendon ha hablado con Hernández para animarlo a presentar su renuncia, informó The Times la semana pasada. Otros legisladores se han preguntado abiertamente si deberían invocar la Proposición 50, una nueva ley aprobada por los votantes en junio último, que permite a los legisladores del estado suspender a un colega sin paga.

Hernández sigue percibiendo su salario anual de $100,113 y su estipendio diario de $176 por gastos relacionados con viajes. El mes pasado, el asambleísta viajó fuera del país luego de la orden judicial, tal como señaló en ese momento su directora adjunta de distrito Dayana Partida, pero Schweitzer informó que ahora “se encuentra aquí, en California”. Su oficina legislativa tiene programada una feria comunitaria de salud en Azusa para el 27 de este mes.

En la oficina de Hernández sostienen que su regreso depende “de él, su médico y el Comité de Reglas de la Asamblea”. De todos modos, John Casey, vocero de Rendon, expresó que si Hernández piensa seguir esta semana con su licencia deberá presentar una nueva nota de su galeno.

Además de su trabajo en la Legislatura, Hernández aún tiene por delante una álgida batalla contra la también demócrata Napolitano, con quien se medirá en noviembre. El asambleísta pudo apenas ganar un segundo puesto luego de que las acusaciones de Rubio fueran detalladas gráficamente en documentos judiciales y con testimonios en el período previo a las primarias de junio.

Desde ese entonces, la campaña de Hernández ha estado prácticamente inactiva. Hay silencio en sus redes sociales y la cuenta en twitter es ahora privada. No está claro si el asambleísta cuenta aún con un director de campaña, con miras a noviembre. Laura Herrera, quien manejó la campaña durante las primarias, aseguró que no está trabajando con él en esta etapa y que no ha estado en contacto con Hernández.

Su campaña tampoco ha mostrado mucha actividad puertas adentro, según los registros de la Comisión Federal de Elecciones, que reportó una magra recaudación de fondos de $8,849 entre el 19 de mayo y el 30 de junio, con sólo $60,668 en el banco para la elección general. Por su parte, Napolitano recaudó apenas por debajo de los $100,000 en ese mismo período y dispone de cerca de $250,000 para noviembre.

La sede de campaña del asambleísta, en Rowland Street, Covina, fue rentada a nuevos inquilinos, según el agente de bienes raíces Michael Wong, que representa dicha propiedad. Su sitio web de campaña todavía muestra la aprobación de cinco candidatos que aseguraron a L.A. Times el mes pasado que retiraban su apoyo, entre ellos Rendon y el senador estatal por Compton Isadore Hall, quien e postula al Congreso por otro distrito. Rubio también aparece brindando apoyo a su exmarido, aunque según ella, Hernández jamás le pidió su respaldo. “Están usando mi nombre sin mi consentimiento”, aseguró.

Ni Hernández ni Rubio se presentaron en la corte de Los Ángeles la semana pasada, para una audiencia de divorcio que finalmente se aplazó hasta el 19 de octubre.

La hermana del asambleísta, Verónica Hernández, desde la casa de su madre, negó con la cabeza la semana pasada cuando se le preguntó si sabía dónde podía encontrarse el funcionario. Tampoco han sabido nada de él sus partidarios más antiguos.

Bradley McFadden, exalcalde de West Covina, donde Hernández trabajó en el Ayuntamiento, apoyó en las primarias al asambleísta, pero ahora asegura que no sabe si lo hará en la elección general. “Él está en serios problemas”, aseguró.

Traducción: Valeria Agis

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio