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Gary Johnson fue gobernador de Nuevo Mexico dos veces; ahora ve una posibilidad para la Casa Blanca

En esta fotografía del lunes 10 de octubre de 2016, Gary Johnson, ex gobernador de New Mexico y candidato presidencial por el Partido Libertario, habla con The Associated Press sobre su candidatura en el Hilton de Santa Fe, Nuevo México. (AP Foto/Russell Contreras)
(Russell Contreras / AP)
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Ronald Reagan ganó una histórica victoria por paliza en las elecciones de 1984, llevándose 49 de los 50 estados. Pero no logró obtener el voto de un joven empresario republicano en New Mexico cuya disposición a avanzar en contra de la corriente política lo ha convertido en el factor inusual de esta campaña presidencial.

Indignado por los déficits presupuestales del presidente republicano, Gary Johnson votó por primera vez por el candidato del Partido Libertario. Diez años después se convirtió en el gobernador de New Mexico, y era conocido por vetar un proyecto de ley tras otro antes de que se convirtiera en un funcionario que captó el interés nacional por su activismo en pro de la legalización de la marihuana.

Ahora, a los 63 años, es el nominado presidencial del Partido Libertario, un aficionado a la buena condición física y promotor del uso de la marihuana que llegó a la cumbre del Monte Everest y ahora asciende una montaña política con pocas probabilidades de llegar a la cúspide.

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Aunque Johnson ha captado más atención por su posición en torno a las drogas y su dificultad para responder preguntas sobre política exterior, su conservadurismo fiscal sigue siendo la fuerza que lo impulsa.

“Siempre fui más allá de los límites de lo aceptado”, dijo el candidato, que ha propuesto profundos recortes a las fuerzas armadas y a otros gastos gubernamentales, así como la eliminación de los departamentos federales de Seguridad Nacional, de Comercio, de Educación, y de Vivienda y Desarrollo Urbano.

“No fui un personaje decorativo cuando fui gobernador y sí creo que el gobierno gasta demasiado dinero en áreas que no representan una gran diferencia en la vida de las personas”, agregó.

Antes de que se pronunciara en favor de legalizar la marihuana poco después de su reelección en 1998, Johnson era apodado “Gobernador veto”. Acumuló un récord de más de 700 vetos durante sus dos períodos en la residencia gubernamental en Santa Fe. A sus admiradores les gustaba su dedicación a limitar el tamaño del gobierno, mientras que sus detractores lo consideraban de mente estrecha y falto de curiosidad en torno a lo que sucede en el extranjero.

“Simplemente no cree que el gobierno debería estar involucrado en hacer frente a los problemas sociales”, dijo el senador estatal Jerry Pino y Ortiz, que manejó dos agencias de servicio social durante el gobierno de Johnson y siente que el ex gobernador decepcionó a su estado dolorosamente pobre.

“Es como el papá que está orgulloso de que su hijo se las averigua para salir adelante en la escuela con la menor cantidad de dinero posible, pero los zapatos del niño tienen agujeros”, indicó Pino y Ortiz.

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