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Kobe no tiene la culpa que jugadores no puedan con la presión de jugar en L.A.

Kobe Bryant es el referente de Lakers hasta que lo destronen.

Kobe Bryant es el referente de Lakers hasta que lo destronen.

(Jonathan Bachman / AP)
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La temporada de la NBA aún no empieza y las ansias ya comienzan a escalar por ver como los Lakers competirán.

Recuerdo el haber ido a mi primer Día de Medios previo a la temporada 2014-15 de los Lakers, en la que tuve la oportunidad de conversar con uno de los asistentes, Mark Madsen, al igual que con Bill MacDonald, el narrador oficial en inglés para la televisión del conjunto angelino. Ambos parecían haberse puesto de acuerdo cuando describieron lo bien que harían los Purpura y Oro en la temporada pasada.

Tengo que aceptar que me dejé llevar por la emoción del momento y mi negatividad pasó a ser la de un aficionado deseoso por ver a los Lakers en los playoffs nuevamente. Lakers tuvo una de sus peores campañas de su historia.

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Es difícil analizar a un equipo como Lakers. Lo digo porque nos acostumbraron a tantos años a ganar, a ser el ejemplo de franquicia que cualquier equipo buscaría moldear.

Lamentablemente ya parece que las cosas no son así.

Los tiempos en que los jugadores esperaban por minuto una llamada de las oficinas de los Lakers ya parece no tener efecto. Hasta los jugadores que ni son considerados superestrellas se dan el lujo de no considerar sentarse a escuchar una propuesta para jugar con el equipo.

Todos culpan a Kobe Bryant.

Kobe ha aportado muchísimo a la franquicia y muchos esperan que se retire (yo fui uno de esos).

Pero el no es totalmente el culpable, creo que mucho tiene que ver el hecho que jugadores de esta generación crecieron con una mentalidad diferente a la que Kobe creció. Kobe es de la época de “old school”, en donde se intimida al oponente y se le regaña a su compañero para hacer mejor las cosas en la duela.

Los jugadores de ahora prefieren que se les trate con más cordialidad… no precisamente lo que Kobe ofrece.

Jugar en Los Ángeles representa un gran desafío y pocos jugadores son los que realmente pueden dominar el monstruo que es la fuerza mediática hollywoodense. Vestir la camiseta de los Lakers es trabajar dentro y fuera de la duela. Kobe lo ha hecho bien y por ahora no hay quien tome la batuta y él lo sabe. Tal vez es la razón por la que desiste dejar su cargo como mandamás en el piso.

Por muy grande que Dwight Howard es, el trabajo le quedó pequeño.

Dejemos de culpar a Kobe y enfoquémonos en lo que se viene.

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