Anuncio

Un mundo convulsionado

Share

No cabe duda que este planeta está viviendo tiempos difíciles.

La tragedia en Orlando, en donde Omar Mateen, un supuesto simpatizante de la agrupación extremista ISIS, entró a una discoteca y mató a decenas de personas e hirió a otras más abrió de nueva cuenta la polémica en torno a los peligros del terrorismo internacional.

Ya es difícil asegurar que estamos en un lugar seguro. Cualquier lugar de concentración masiva está sujeta a ser potencialmente atacada por terroristas. Y esto genera un sistema de miedo, alimentado por la realidad, pero también por la paranoia.

Ya hemos visto, que desde los ataques de Septiembre 11 del 2001, la sociedad ya no es lo que era. Para empezar, el sistema de viajar se ha vuelto un calvario y todo, por ofrecer un nivel superior de seguridad no solamente a los viajeros, sino a la sociedad en su conjunto.

Anuncio

Asistir a un partido de fútbol, concierto, evento cívico, significa ser sujeto a una inspección minuciosa. La sospecha de un ataque es persistente. Me imagino, que ahora después del ataque a la discoteca Pulse de Orlando, las medidas de seguridad en los centros de diversión se intensificarán.

Cada día, seguir las noticias en el mundo genera desconcierto e incredulidad. ¿Es posible que después de las manifestaciones masivas en Argentina por el respeto a la mujer y el cese a los ataques físicos se lleven a cabo actos barbáricos contra dos niñas? ¿En Argentina? Pocos hubieran creído los niveles de inseguridad social en ese país.

Ahora mismo, en la Eurocopa, los enfrentamientos entre fanáticos ingleses y rusos se han esparcido por varias ciudades. Si uno ve las imágenes, parecería estar viendo un régimen en donde impera el caos y el desorden…

¿En Francia?
Estos son solamente unos ejemplos de lo que se extiende por varios países en el mundo. México no se queda atrás. En medio de la violencia generada por el narco, los robos, los levantones y los secuestros exprés están a la orden del día. Y precisamente, cuando el mundo rinde tributo a las víctimas de Orlando, la sociedad mexicana se declara en contra de los matrimonios entre gente del mismo sexo.

Los virtuales candidatos presidenciales en Estados Unidos deberían de poner el ejemplo. Las declaraciones de Donald Trump no nos causan sorpresa. Su discurso hiriente, homofóbico no tienen lugar en estos tiempos. No es una religión, una nacionalidad o el ser un hombre o mujer lo que define la violencia.

La sociedad en su conjunto precisa de verdaderos líderes, no de títeres. La violencia puede combatirse si reina el sentido común y se busca atacar los problemas que la gente vive en el día a día. Mejorar la economía, ofrecer acceso al trabajo y a la educación pueden ser elementos que pueden construir otra forma de vida.

Mientras eso no suceda, la desesperación reinará en las calles.
Reynaldo Mena es un periodista reconocido en EE.UU.

Anuncio