El papa Francisco busca oídos que quieran escuchar

La visita del papa Francisco a México, y que recorrerá el territorio de ese país, tiene muchos simbolismos. Francisco, que ha hecho énfasis en el evangelio de los pobres, tiene una labor titánica en México, uno de los países con más católicos en el mundo. Los temas pendientes son muchos y las expectativas de los mexicanos también.

En Ecatepec, los habitantes de ese municipio se enfrentan no solo a la pobreza y la marginación, sino también a una ola de homicidios contra mujeres solo similar a la que vivió Ciudad Juárez hace unas décadas y que la convirtieron en la capital mundial de los feminicidios.

En Morelia, Michoacán, Francisco llegará a una ciudad conservadora y de gran tradición católica, pero con graves problemas de violencia y con la necesidad de tratar temas urgentes, como el de los abusos sexuales cometidos por personajes como Marcial Maciel, y que nunca fueron abordados por los papas anteriores, particularmente Juan Pablo II y Benedicto XVI.

En Chiapas, Francisco se enfrentará a la marginación de los grupos indígenas, pero también al inicio de la ruta que siguen los migrantes centroamericanos en su peregrinar hacia el norte. Una ruta, por cierto, llena de delincuentes y humillaciones.

Después llegará hasta Ciudad Juárez, una urbe profundamente lastimada por la violencia de los cárteles del narcotráfico, por los asesinatos, por la pobreza y por los abusos a los migrantes. El papa tiene una gran labor en México; ojalá haya oídos y corazones que lo quieran escuchar.